Señor presidente. Señoras diputadas, señores diputados. Canarias necesita un Gobierno fuerte, serio y responsable. Capaz. Austero. Dialogante. Un Gobierno fuerte, que garantice la estabilidad y cohesión que nuestras Islas necesitan. Un Gobierno serio, con la altura política e institucional que los ciudadanos demandan y la situación exige. Responsable en el ejercicio de sus funciones. Capaz de afrontar la difícil coyuntura que el conjunto de las administraciones, y especialmente las comunidades autónomas, estamos atravesando.

Un Gobierno austero, pero valiente y ambicioso en la definición de sus objetivos y de su línea de trabajo. Dialogante y colaborador, pero firme en la defensa del interés de Canarias.

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Un Gobierno que tendrá en lo alto de su agenda la recuperación económica, la creación de empleo, el rigor presupuestario, la defensa de los servicios públicos, el equilibrio social y territorial y las reformas necesarias para contar con una Administración más eficaz y eficiente.

Un Gobierno que tenga en la honestidad, el esfuerzo y el compromiso social sus señas de identidad

Un buen Gobierno.

El buen Gobierno que Canarias precisa para seguir recuperándonos económicamente, para reforzar las reformas que en los últimos años hemos puesto en marcha con medidas y políticas que las complementen y mejoren.

Un buen Gobierno para recuperar la confianza de quienes acampan en el desánimo.

Un Gobierno con una hoja de ruta nítida, transparente, realista y ambiciosa.

Señorías, si cuento con la confianza de esta Cámara, garantizo que Canarias tendrá los cuatro años que tenemos por delante un Ejecutivo que tenga en las premisas que he señalado su razón de ser y sus líneas de actuación.

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Líneas de actuación, y prioridades, marcadas por la difícil coyuntura económica que afrontan los países más desarrollados e, indudablemente, también Canarias.

Un escenario económico, el de las Islas, que impone mirar con detenimiento a la situación que atraviesan las principales economías europeas; con especial atención –lógicamente- a la economía española.

Porque si bien es cierto que algunos de los países más potentes del mundo desarrollado están saliendo de la crisis, no lo es menos que todavía hay amenazas al acecho.

Incertidumbres que pueden volver a castigar a economías aún convalecientes, pudiendo provocar nuevos desajustes en nuestros propios sectores productivos.

El informe del FMI hecho público recientemente sobre Perspectivas de la Economía Global se alineaba con esta tesis, apuntando que la crisis de Grecia y los problemas de deuda que están sufriendo los países de la periferia de la zona del euro podrían extenderse, lastrando el crecimiento.

Esta realidad, pudiendo parecernos lejana, nos queda tremendamente cerca.

Las economías atienden a la teoría de los vasos comunicantes, de ahí que nos toque muy de cerca el escenario de descrédito que están sufriendo los socios de la Unión Europea con mayores niveles de déficit y deuda.

Y entre ellos, desgraciadamente, España.

No en vano, la economía española no logra salirse del ojo del huracán, con una prima de riesgo que –como les consta- ha alcanzado estas últimas semanas sus niveles más altos en quince años.

En este sentido, cabe escuchar con atención la infinidad de voces autorizadas que habla de la oportunidad de que España siga acometiendo con decisión las reformas pendientes.

Para avanzar. Para ganar en competitividad. Para dejar atrás las principales debilidades de la economía española.

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Las dudas son tan razonables como nocivas para una coyuntura que en todos los ámbitos –también en el canario- demanda certezas y certidumbres.

En esta realidad de vasos comunicantes, nos va mucho en cómo los países de nuestro entorno sepan o no resolver la espiral en la que están metidos.

Estas y otras circunstancias podrían entorpecer la recuperación del mundo desarrollado; y, por lo tanto, ralentizar o incluso atascar la recuperación de nuestros principales mercados emisores en el sector turístico.

En este orden de cosas, basta recordar que el Banco de España, en una línea similar, prevé que la recuperación económica siga siendo lenta y muy dependiente del sector exterior.

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A los canarios no puede sernos indiferente la situación o los problemas de esas otras economías.

En buena medida, todos estos factores condicionan y condicionarán el ritmo de nuestra recuperación.

Con todo, los últimos meses nos han sido favorables, y la tendencia apunta que hemos dejado atrás los días más oscuros de la crisis.

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Fruto de la recuperación del sector turístico, en el segundo semestre de 2010 asomaron los primeros indicadores positivos para la economía canaria. Ahora debemos emplearnos a fondo para que en 2011 esos datos se consoliden y mejoren sustancialmente.

Una recuperación que nos está llevando a alcanzar cifras record en la llegada de turistas y, especialmente, a una mejoría de los indicadores del mercado laboral.

En concreto, los datos más actuales del paro registrado desde el mes de marzo han comenzado a señalar descensos anuales por primera vez desde abril de 2007.

Asimismo, en lo relativo al empleo, las afiliaciones a la Seguridad Social entraron en abril en crecimientos interanuales positivos por primera vez desde diciembre de 2007.

De la misma manera, la destrucción de empresas –vista desde una perspectiva anual- se está frenando más rápidamente en Canarias que en el conjunto de España.

En los cinco primeros meses de 2011 el número de empresas inscritas en la Seguridad Social cayó un 1,4% en Canarias, frente a un descenso del 2,0% en España.

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Poco a poco, la economía canaria se recupera. También la confianza empresarial.

Con los resultados del primer trimestre de 2011 y las perspectivas para el segundo trimestre de este mismo año, la confianza empresarial canaria recupera todo el terreno perdido durante el segundo semestre de 2010 y se sitúa 6,5 puntos por encima de la confianza registrada para el conjunto de empresarios españoles.

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A la vista está, la situación de las principales economías del mundo –y especialmente, las enormes dificultades que atraviesa España- nos marca una agenda de trabajo tremendamente exigente.

Ahora bien, sabemos como plantar cara a la situación.

En Canarias los indicadores económicos de los últimos meses han demostrado que la mejor respuesta frente a la crisis es el diálogo, los acuerdos, los pactos.

Estos últimos cuatro años se ha puesto de relieve que esa es la respuesta, que la política de pactos es el mejor camino.

En esa convicción, y con ese espíritu, nace el pacto suscrito entre dos fuerzas políticas con una importantísima implantación en todas las Islas: CC y PSC.

Un pacto necesario para que Canarias tenga el Gobierno –el buen Gobierno- que nuestras Islas necesitan para los próximos cuatro años.

Los canarios piden acuerdos. Exigen compromiso. Merecen seriedad.

Sobre esas bases se ha construido, y avanzará, el pacto suscrito.

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Un pacto, el que hemos firmado CC-PNC-CCN y PSC, que garantiza la fortaleza, cohesión y capacidad del Gobierno.

Una fortaleza que va más allá del propio Gobierno.

La enorme implantación de ambas fuerzas políticas en las principales corporaciones insulares y municipales del Archipiélago, así como la mayoría sólida que sumamos en esta Cámara, dibuja un acuerdo amplio que nace con la clara e irrenunciable voluntad de extenderse al conjunto de la sociedad.

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El acuerdo político es ya una realidad.

Y, si la Cámara me otorga su confianza, les garantizo que al día siguiente de constituirse el Gobierno nos pondremos a trabajar para que ese acuerdo político crezca y dé forma al gran acuerdo social que la ciudadanía nos está demandando.

Un gran acuerdo social al que se sume la oposición parlamentaria, las corporaciones locales, los agentes sociales y económicos, y cuantos colectivos tengan algo que decir y aportar.

El Gobierno que aspiro a presidir no cree en las actitudes excluyentes.

Será un Gobierno de integración.

Ese es el compromiso. Ese el punto de partida, y de llegada.

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El conjunto de la sociedad, y de las fuerzas políticas, compartimos la necesidad de abordar determinadas líneas de trabajo y actuación.

Siendo así, concentremos nuestros esfuerzos.

Demostrado está que la crispación destruye empleo y que los consensos ayudan a generar puestos de trabajo.

Es necesaria la concentración de las fuerzas sociales para plantar cara a la crisis y sus consecuencias.

Aquí, en las Islas, es imprescindible que concentremos los esfuerzos.

También en nuestras relaciones con el Gobierno de España o la Unión Europea.

Con la colaboración, la lealtad y el respeto mutuo como premisas, en el ámbito de actuación Canarias-Estado la relación entre ambos gobiernos no ha atendido, atiende ni atenderá a siglas o estrecheces de partido.

Cuando están en juego los legítimos intereses de Canarias, las siglas no pueden constituir un obstáculo.

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Apelo a una forma de entender la política desde el consenso y la colaboración que no es nueva para esta Cámara.

Los grandes consensos, especialmente en lo referido a la defensa de los intereses canarios ante las autoridades europeas, han jugado un papel esencial en nuestra andadura autonómica.

Los grandes acuerdos con el Gobierno del Estado han sido y son una realidad palpable.

En las Islas, en Madrid o en Bruselas, ese es el camino. Esa la respuesta.

Esa la buena política y el buen Gobierno que Canarias necesita.

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Defiendo ante esta Cámara un gran acuerdo político que nace con la firme vocación de convertirse en breve en un gran acuerdo social.

Un gran acuerdo social que nos acerque a objetivos que, compartidos por todos, requieren del esfuerzo y el compromiso de todos.

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Reforzar las medidas para seguir dinamizando la economía y para generar más empleo, afianzar la cohesión social y territorial, garantizar la prestación de los servicios públicos o emprender cuantas reformas sean necesarias para acercarnos a la administración de la ciudadanía, así como seguir avanzando con la agenda canaria ante Madrid o Bruselas, son algunos de los objetivos que se marca el Gobierno en esta recién iniciada legislatura.

Con ese horizonte, el Gobierno que presidiré si esta Cámara me otorga su confianza propiciará el diálogo y el trabajo en común que se requiere para impulsar una batería de acuerdos que, con la imprescindible implicación y colaboración de sindicatos, empresarios, ayuntamientos, cabildos y fuerzas políticas, entendemos tan imprescindibles como inaplazables:

Actualizar el pacto por la economía y el empleo.

Relanzar el pacto por la calidad y la competitividad del turismo.

Seguir impulsando medidas para avanzar con la estrategia de desarrollo industrial.

Poner al día nuestro Régimen Económico y Fiscal.

Articular un gran pacto social por la Educación e impulsar un gran acuerdo por la Sanidad.

Abordar la reforma de las administraciones, para adaptarlas a los nuevos escenarios, con una nueva Ley sobre las Administraciones Públicas Canarias.

Aprobar una nueva ley que aclare el régimen competencial en materia de protección del territorio y del medio ambiente, regule el régimen de asistencia económica al planeamiento municipal y simplifique los procedimientos de evaluación ambiental de planes y proyectos.

Impulsar y aprobar una nueva ley de Función Pública

Concretar la reforma del Estatuto de Autonomía, articulando en esta Cámara una actualización y desarrollo del sistema electoral canario.

Promover la renovación de las medidas contempladas en el Estatuto Específico de Canarias en la Unión Europea.

Diez tareas. Diez compromisos.

Diez metas que marcan y definirán la agenda de trabajo del Gobierno.

Diez retos que debemos abordar propiciando el mayor grado de consenso, buscando los grandes acuerdos que la sociedad nos está pidiendo.

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Sin duda, actualizar el pacto por la Economía y el Empleo, reforzándolo con una ficha financiera, poniendo al día el plan de actuación e impulsando el desarrollo de estudios de mercado laboral en las zonas con mayores tasas de desempleo, para intensificar así las acciones a desarrollar en esos ámbitos concretos.

Como saben, este acuerdo ha sido fruto de la madurez y sentido de la oportunidad de nuestra sociedad.

Fruto de la altura de miras de nuestros agentes sociales y económicos, de los representantes políticos en las distintas administraciones.

Canarias necesitaba un acuerdo de gran calado del que participaran todos los actores y agentes sociales.

Un acuerdo que comprometiese y beneficiase a todas las partes. Un gran pacto en el que todas las partes se sintiesen, no parte del problema, sino de la solución.

La práctica totalidad de las medidas contenidas en el Pacto Social por la Economía y el Empleo están en marcha.

Sin embargo, no hemos escrito el punto final. Debemos ponernos manos a la obra para definir el punto y seguido de esa estrategia; para poner al día ese compromiso.

Generaremos las condiciones precisas para que las mujeres y hombres que viven en Canarias cuenten con la formación necesaria para acceder, de manera preferente, a los puestos de trabajo que se generen, potenciándose la formación de jóvenes para el autoempleo.

Nuestra responsabilidad, y nuestro compromiso, será poner a disposición de las empresas a residentes que cuenten con la preparación requerida en cada caso.

Debemos, en el marco del diálogo social con empresarios y sindicatos, actualizar las medidas y acciones contenidas en el Pacto Social por la Economía y el Empleo en Canarias, así como el acuerdo para la mejora de la emprendeduría y la empleabilidad.

Un diálogo que debe incluir necesariamente a ayuntamientos y cabildos, fortaleciendo así el carácter estratégico y global de la política de empleo del Gobierno.

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Debemos, igualmente, relanzar el pacto por la calidad y la competitividad del turismo.

Las cosas han empezado a mejorar y este pacto, que no debe entenderse como una foto fija, está demandando actualizaciones para que conserve su valor como herramienta dinamizadora del sector.

Ha llegado el momento de incorporar nuevos retos, nuevos objetivos.

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Relanzaremos la estrategia de desarrollo industrial.

También figurará en lo más alto de la agenda poner al día nuestro Régimen Económico y Fiscal, introduciendo las reformas que sean necesarias para incrementar su capacidad como herramienta generadora de empleo.

Necesitamos un REF más social, un Régimen Económico y Fiscal que incremente de forma significativa su capacidad para crear nuevos puestos de trabajo y, en consecuencia, para aumentar las oportunidades en el mercado laboral.

Igualmente, nos marcamos como uno de los principales objetivos hacer realidad un gran pacto social por la Educación, así como otro gran pacto social por la Sanidad.

El primero servirá de marco para impulsar nuevas medidas que contribuyan a reducir sustancialmente las tasas de abandono escolar así como a incrementar el éxito de nuestro sistema educativo; y, en esa dirección, a mejorar también la eficacia y la eficiencia en la inversión y el gasto en educación.

El segundo podrá en valor el derecho a la protección de la salud que tienen los ciudadanos, y constituirá una base firme para el reforzamiento del sistema sanitario en Canarias.

Las tareas que tenemos por delante son exigentes, pero posibles.

Introduciremos cambios en el mapa actual de las administraciones canarias.

Reformaremos la Administración ajustando competencias y propiciando mejoras en la relación de las administraciones, y de éstas con los ciudadanos.

Trabajaremos en una nueva ley de armonización en materia de protección del territorio y del medio ambiente.

El objetivo es armonizar y simplificar los procedimientos porque la situación socioeconómica demanda una mayor clarificación y una más ágil aplicación de los controles administrativos.

Garantizando la transparencia y la obtención de los mejores resultados en las políticas de sostenibilidad sobre el territorio y el medio ambiente, avanzaremos en esa dirección.

Garantizando igualmente los principios de publicidad y participación ciudadana y de las instituciones, se simplificarán al máximo los procedimientos de evaluación ambiental de planes y proyectos, de forma que la adopción de resoluciones se haga con todo el rigor pero en el menor tiempo posible.

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Impulsaremos una nueva ley de Función Pública.

En la pasada legislatura no se pudo culminar ese objetivo, a pesar de contar con un texto avanzado y debatido en mesas sindicales.

Hoy, en estos momentos, urge la adaptación al Estatuto básico del empleado público y la implicación de los trabajadores públicos canarios en los procesos de modernización y simplificación administrativos.

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Señorías, en la convicción de que los canarios hemos alcanzando nuestra mayoría de edad como pueblo, retomaremos los trabajos y propiciaremos los acuerdos necesarios para aprobar la reforma de nuestro Estatuto.

Todos somos plenamente conscientes de cuánto ha avanzado nuestro Archipiélago desde que, hace treinta años, aprobamos el Estatuto de Autonomía.

En la medida en que se ha desarrollado nuestra capacidad de autogobierno, acercando las decisiones al territorio que se gobierna, también se han incrementado los aciertos y la racionalidad, transformándose más y mejor la realidad desde una comprensión más cercana a los problemas y a sus soluciones.

En la pasada legislatura seis comunidades autónomas renovaron sus estatutos, adaptando su norma fundamental a la realidad y las exigencias del siglo XXI.

Debemos seguir subiendo peldaños como sociedad y como pueblo. Y para lograrlo es imprescindible contar con un nuevo texto estatutario, que recoja la identidad lejana e insular de Canarias y consolide nuestro estatus como Archipiélago Atlántico.

Un Estatuto que garantice que los que vivimos en Canarias tengamos las mismas oportunidades de desarrollo que el resto de los ciudadanos de España.

No les quepa la menor duda de que promoveremos el diálogo necesario para llevarlo adelante.

Para llevar adelante un nuevo Estatuto que parta del texto-base que se tomó en consideración en el Congreso en 2007 y que acumule las experiencias del debate producido entonces.

Pero también que sea fruto del avance del Estado autonómico y de la importante sentencia del Tribunal Constitucional sobre el de Cataluña.

Tenemos la obligación de hacer llegar a la ciudadanía canaria la importancia de contar con un Estatuto renovado; de lo relevante que es para nuestro día a día que en nuestra condición de archipiélago atlántico se modulen las políticas estatales de transportes, energía o abastecimiento de productos esenciales.

La importancia de poder gestionar mejor los puertos, aeropuertos y las costas canarias, una reivindicación constante que debe ser atendida.

O la relevancia de que se garantice que las adaptaciones necesarias de nuestro histórico régimen económico y fiscal contribuyan a dinamizar la economía y generar empleo.

Y sí, también abordaremos la actualización del sistema electoral canario.

La realidad política y demográfica de Canarias no es la de 1996. Mucho menos la de 1982.

Es necesario afrontar este asunto desde la reforma del Estatuto y a través de una ley canaria. Y hacerlo desde el consenso. Con responsabilidad. Con sentido común. Con sosiego.

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Igualmente, tenemos en la agenda canaria ante Bruselas uno de los capítulos sobresalientes a abordar en estos cuatro años que ahora echan a andar.

A nadie se le esconde que el escenario europeo afronta no pocas incertidumbres. Esa realidad nos obliga a multiplicar esfuerzos, a trabajar más duro si cabe, en la defensa de unas políticas que atiendan a nuestras particularidades. De ahí la necesidad de promover la renovación de las medidas contempladas en el Estatuto Específico de Canarias.

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Diez grandes retos, diez tareas que demandan el máximo consenso.

Diez compromisos llenos de responsabilidad y compromiso.

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Necesidad de consensos que, en estos y otros ámbitos, invita a activar cuantos mecanismos ayuden a mejorar la participación ciudadana, a incentivar la aportación e implicación de las distintas voces de nuestra sociedad.

Desarrollaremos y ampliaremos la participación ciudadana, relanzando los avances de los últimos años e incorporando nuevos elementos que ayuden, de forma efectiva, a recuperar la confianza en el sistema, en las instituciones y en la política de aquellos que han caído en el desánimo.

La transparencia y el acceso a la información pública son instrumentos imprescindibles para regenerar y rejuvenecer los cimientos de una sociedad verdaderamente democrática.

Posibilitaremos así un mayor conocimiento y control de la actividad pública por parte de los ciudadanos, animando a la participación en la toma de las decisiones que nos afectan a todos.

Estamos atentos a la voz de la ciudadanía. A la voz de los ciudadanos en la calle y también a través de las herramientas que ofrecen las nuevas tecnologías.

Queremos dar cauce a las aportaciones y exigencias ciudadanas a través de vías efectivas de comunicación y participación.

Profundizar en un modelo de gobierno abierto, que incida en una mayor transparencia, participación, escucha activa y democratización de nuestras instituciones.

Queremos trabajar codo con codo con nuestra gente allí donde esté. Y en ese proceso, Internet y las redes sociales jugarán un papel fundamental, estableciendo puentes efectivos de comunicación e implicación de los colectivos y ciudadanos en la acción política del Gobierno de Canarias.

Queremos hacer bien las cosas, teniendo en la transversalidad el eje vertebrador de las distintas políticas sectoriales, garantizando que la perspectiva de género esté presente en toda la acción del Gobierno.

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No es poco el trabajo que tenemos por delante.

Los compromisos que asumimos son tan necesarios como ambiciosos.

No será fácil, pero la experiencia de los últimos años nos dice que desde el diálogo, la colaboración y los acuerdos es posible avanzar.

Así nos lo confirma la experiencia reciente.

Habrá que trabajar duro y acometer reformas que tendrán su límite en garantizar los servicios públicos: los servicios que tienen los que menos tienen.