E l hombre nacido para reinar en La Gomera se asomó al mundo el 29 de noviembre de 1955 en un caserío donde hoy en día habitan más sombras del pasado que personas, Vegaipala, un puñado de casas en un barranco perdido al sur del municipio de San Sebastián. Su padre fue un humilde agricultor, uno de esos corajudos gomeros acostumbrados a sacar provecho a las tierras empinadas y por cuyos terrenos campaban también cabras, tan empecinadas en mantener el equilibrio sobre los peñascos como lo demostraría mucho más tarde en política aquel niño, bautizado e inscrito con el nombre de Casimiro Curbelo.

Sus padres adquirieron tiempo más tarde una finca en el Barranco de la Concepción, ya a tiro de piedra de San Sebastián. El joven que un día sería la máxima autoridad de la capital insular sin que nadie lo sospechara pasaba días enteros a la espera de percibir el sonido transparente que anunciaba la venida del agua bajando por las acequias. Mientras esto se producía, Casimiro leía. Con las rentas que su familia logró juntar vendiendo aquello que daba la tierra y el ganado lograron abrirle el camino para que se licenciara en Filosofía y Letras en la Universidad de La Laguna, en Tenerife.

Pero en la vida del antiguo defensor de la portería de la Unión Deportiva La Gomera ha habido más acción que actitudes filosóficas, al menos esto es lo que se desprende de una desaforada actividad política que le ha llevado a ser la persona alrededor de la que parecen girar los 369 kilómetros cuadrados de la isla colombina. Curbelo, el antiguo aguador, no sirve para la segunda fila. Se subió a la gran ola del socialismo en 1982, año en el que ingresó en el partido. En 1983 ya había sido elegido secretario general de la Agrupación Socialista de La Gomera y miembro de la Comisión Ejecutiva y del Comité Regional del PSC-PSOE. Además, en ese mismo año fue elegido alcalde de San Sebastián y desde entonces las rosas socialistas comenzaron a echar las raíces más profundas que puedan imaginarse por los barrancos gomeros. Bien se encargó él de que no les faltara el riego, como demostraría durante las tres décadas siguientes.

Espinas y cañerías

Las espinas las encontró poco después y de paso dejó claro que no le tiembla el pulso, precisamente. Una sentencia de la Audiencia Provincial le condenó en 1985 a un año de inhabilitación por ordenar la detención de un ciudadano por cortar el acceso a un vertedero público y de otro más, un constructor alemán, por considerar que robaba agua de uso público. En la familia Curbelo nunca jugaron con el agua, pero lo cierto es que el juez consideró que se trató de dos actos ilegales.

Las enrevesadas cañerías de la política, según se cuenta en La Gomera, sirvieron sin embargo para que estos episodios le granjearan la fama de político resolutivo. O populista, según una oposición que comprobaba que Casimiro Curbelo parecía comerse la isla entera a dentelladas. En 1987 entró por primera vez en el Parlamento (repetiría en 2007). El gran banquete no comenzó no obstante hasta 1991, cuando se hizo con el bastón de mando del Cabildo.

El nuevo Hupalupa, el rey de un cantón gomero que en 1488 se levantó contra la dominación castellana, comenzó a encadenar mayorías absolutas en la corporación insular -hasta seis consecutivas contando la de este año, presidencias que alterna con el cargo de senador desde 1993- con la misma facilidad con la que corren los barrancos de La Gomera si hay tormenta. Uno de sus secretos es la cercanía. En la tercera planta de la sede de la institución, donde se encuentra el despacho presidencial detrás de cuya puerta siempre se encuentra a Casimiro Curbelo desde hace dos décadas, aguardan su turno para hablar con él entre quince y veinte personas a diario. Casimiro Curbelo nunca da cita, no hay horarios y él entra y sale, pero atiende a todo el mundo, aunque el número se haya ido incrementando con la crisis. Así, entre otros aspectos, ha logrado convertirse en una especie de oráculo de palabras y promesas que se acomodan a cualquier situación, que se moldean en cada momento en función de lo que sea preciso. Porque para aguantar una vida donde él está hay que ser como una piedra, pero también como el agua de su juventud.

El edén socialista

Con Curbelo los libros de textos son gratis. Con Curbelo los gomeros cuentan con financiación pública para el traslado de cuerpos desde el exterior y en el pliego de condiciones para las contrataciones se especifica que los féretros deben llevar una cruz y una figura de Cristo, pese a las políticas contra los crucifijos en aulas y espacios públicos de sus compañeros de filas en el Congreso. Con Curbelo, al margen de cualquier interpretación subjetiva, llegan las elecciones y La Gomera se convierte en el edén socialista, en un San Borondón soñado y encontrado.

Este es el milagro que ha obrado el hombre capaz de desaparecer por sorpresa del lugar en el que se encuentre y ser descubierto minutos más tarde jugando a las cartas con los taxistas en la avenida del muelle de San Sebastián. En los debates ante el Senado sus palabras no han sonad demasiado. Pero da la sensación de que el eco del silbido gomero ha llegado hasta las más altas instancias. Así se explicaría, por ejemplo, que haya conseguido en Madrid ingentes cantidades de dinero que se han traducido en un sinfín de intervenciones en los barrancos de su tierra. Porque Casimiro se faja como pocos en el trato corto, bien a la hora de hablar con un agricultor o un pescador de La Gomera como sobre las moquetas y ante los man-teles de los restaurantes que rodean el edificio de la sede de la Cámara Alta. La persona que ayer recibió una comunicación de la policía para anunciar que había sido detenido uno de los aforados del Senado por supuesta agresión a un agente de la autoridad, el presidente de la institución, Javier Rojo, frecuenta la difícil pero bella orografía gomera, por ejemplo para inaugurar la Universidad de Verano invi- tado por el Cabildo que preside el eterno Casimiro. También ha promovido un expediente para la declaración de José Luis Rodríguez Zapatero como Hijo Adoptivo y a nadie le extrañaría en exceso que una estatua del líder socialista remate algún día cualquier plaza de San Sebastián.

Silbar en solitario

Curbelo ha silbado mucho en política y su tono tiene un cariz perfectamente reconocible dentro del paisaje del socialismo canario. Él ha querido que así sea en todo momento y en este contexto se entiende la autonomía no reglada del PSOE gomero, que ha superado por lo general a la del resto de secciones insulares y que dio lugar a un choque de caracteres entre él y el ex secretario general regional, Juan Fernando López Aguilar, que incluso en Bruselas debe recordarle.

Ayer, de madrugada, las aguas de repente se tornaron turbias alrededor del 'monarca' Casimiro Curbelo con una detención en la noche madrileña sobre la que él ofrece una versión muy distinta a la oficial. Dice que en su fondo el agua permanece tan clara como aquella que daba vida a la finca de su padre.