Nos reunimos aquí para acompañar por unas horas a este monumento que se ilumina con el sol que sale cada día a las 13.24 hora canaria, una hora más tarde en Madrid. En este momento se paró el reloj de la vida para s154 pasajeros del vuelo JK 5022. Pero también para nosotros: madres, padres, hermanos, hermanas, hijos, hijas, abuelos, abuelas, tíos, tías y demás familiares cercanos a los fallecidos. Y a las 18 personas que sobrevivieron al infierno en que se convirtió esta tragedia, les impuso la dolorosa obligación de superar sus secuelas emocionales y físicas junto a sus familias.

Y por si todo esto no fuera suficiente para nosotros, que ya hemos perdido lo más valioso de nuestras vidas, que eran nuestros seres queridos, nuestro país, al que contribuimos a sostener con nuestro trabajo de ciudadanos comprometidos, nos abandona sistemáticamente a los fuertes intereses que se mueven alrededor de una catástrofe aérea; empezando por la Justicia que es ciega para las víctimas pero no para garantizar la impunidad de los verdugos, por la nefasta Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (Ciaiac), que oculta la verdad de los accidentes aéreos y acabando con la compañía aseguradora que dedica infinitos recursos a ofender nuestra condición de honestos ciudadanos con propuestas que solo tienen un beneficiario, su cuenta de resultados.

En este séptimo aniversario la AVJK5022 denuncia que sin justicia no se cerrará jamás la herida que lejos de disminuir se agranda con el paso del tiempo y que el Estado está obligado a darnos una respuesta que calme el inmenso dolor que se une a la ausencia de los nuestros, porque nos negamos a creer que esta tragedia que nos arrebató lo más preciado, a los que no están y a nosotros que estamos muertos en vida, se salde sin responsables.

Por ellos, por todos los que se suben a los aviones para trasladarse de lugar, recordamos a las 172 personas que subieron al vuelo JK5022 y que están en algún lugar siempre en nuestros corazones. Muchas gracias por la compañía.