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Canarias es de las pocas regiones donde se incrementa la población rural

El alto coste de la vivienda lleva a 5.887 habitantes al campo en los últimos seis años - El envejecimiento de los municipios agrarios sube pese al alza del padrón

Canarias es de las pocas regiones donde se incrementa la población rural

Canarias se sitúa a la cabeza de las comunidades autónomas en las que la población rural creció entre 2008 y 2014. En esos seis años, el número de habitantes de esas zonas registró un crecimiento del 2,98%, un índice únicamente superado por País Vasco, Madrid y Baleares. En otras palabras, 5.887 personas decidieron establecer su residencia en el campo durante ese período. Las causas son, por un lado, el menor coste de la vivienda y, de otro, la mejora de las comunicaciones por carretera con la consiguiente reducción en los tiempos de desplazamientos hacia los núcleos urbanos. En el conjunto de España, en cambio, la caída de la población rural es del 2,06%; 165.476 vecinos menos.

Por contra, si a finales de 2014 los habitantes de alguno de los 32 municipios agrarios de las Islas sumaban 197.553 personas-lo que representa el 9,4% de los isleños-, 28.744 tenían más de 65 años, un 1,67% más que en 2008. Con este índice, el mayor de España, Canarias lidera el envejecimiento de la población en del entorno rural pese al alza de su padrón debido la existencia previa de un mayor volumen de residentes cercanos a la jubilación.

Efecto llamada del campo

San Mateo, Firgas, Tinajo, Valsequillo, Arafo, Puntagorda, El Rosario, La Victoria de Acentejo o El Sauzal son algunos de los pueblos que aumentaron su población. Manuel Rosario, alcalde de Firgas, asegura que el engrosamiento del padrón se debe al retorno de jóvenes y personas de media edad que habían salido del municipio para dedicarse a la construcción. "Con la crisis muchos han regresado ya que, además, estamos situados a apenas 18 kilómetros de la capital grancanaria", sostiene el mandatario. De hecho, la cercanía a las grandes ciudades y la mejor movilidad derivada de la mejora de las infraestructuras viarias es uno de los componentes que explican este crecimiento. Así, el sociólogo Gonzalo Rodríguez recuerda el despoblamiento que sufrió la capital grancanaria tras la apertura de la Circunvalación.

El efecto llamada del campo también se asienta en el menor coste de la vivienda enclavada en el medio rural. Esta circunstancia, junto al menor importe de los alquileres, actúa como imán para aquellos que quieran ahorrar, indica González.

Ajuicio de otro sociólogo, Miguel Guerra, la subida del paro durante los años de la crisis y la consiguiente pérdida de renta disponible "motivó que los canarios buscasen alternativas habitacionales más baratas". Sin embargo, la llegada de más ciudadanos a los municipios rústicos no ha repercutido en una mayor actividad en el sector primario. Algunos casos, sostiene Guerra, están protagonizados por familias de origen rural que recuperan los terrenos abandonados, pero no se trata de un hecho generalizado.

Desde el ayuntamiento palmero de Breña Baja aseguran que el incremento de habitantes no se ha dado en las zonas agrícolas del municipio, sino en los enclaves turísticos y las áreas más cercanos a la capital de la isla bonita, lo que convierte al pueblo, como sucede en otros casos, en un municipio dormitorio. En El Sauzal, en Tenerife, se repite esta situación. Su alcalde, Mariano Pérez, explica que el crecimiento se da en la costa y no en las medianías. "Los vecinos que llegan ya no quieren retomar la agricultura", señala.

Pero no todos están de acuerdo con estas apreciaciones. El presidente de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos en Canarias (COAG), Rafael Hernández, defiende que sí hay indicadores que reflejan el interés por el cuidado de animales o el cultivo de la tierra. "La demanda en cursos de formación de agricultores ha crecido un 50%", insiste, "algo que no ocurre en otros sectores".

Densidad poblacional

Un informe anual del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente detalla que en España había en 2014 un total de 46,7 millones de habitantes, 8.117 municipios y una densidad de población de 92,7 habitantes por kilómetro cuadrado. Del total, el 82,5% de los municipios (6.697) se podían clasificar como rurales, ya que según la propia catalogación de este departamento se consideran como tales aquellos que tengan menos de 30.000 habitantes y una densidad inferior a los 100 vecinos por kilómetro cuadrado. Por la propia limitación del territorio, Canarias es, tras Baleares, la comunidad que presenta una mayor concentración de residentes sobre el terreno.

La diferencia con los municipios rurales de pequeño tamaño radica, según el propio Ministerio, en que en estos últimos el número de habitantes no supera los 5.000. En este caso, los 19 pueblos canarios que cumplen estas características han perdido un 4,53% de la población (2.010 vecinos), un ritmo de bajada que se sitúa por encima de la media nacional (-3,37%). La sangría en el censo municipal de los ayuntamientos de menor extensión se debe, según Gonzalo Rodríguez, a la escasez de servicios que pueden ofrecer en comparación a pueblos agrarios de mayores dimensiones. Advierte, asimismo, que el comportamiento demográfico no es homogéneo en toda la comunidad, ya que en las islas occidentales se mantiene más la estructura rural.

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