La diputada de Podemos, Victoria Rosell, que hace unos meses colgó la toga por la política, acaparó una semana más las portadas de los diarios por la instrucción de una causa por fraude fiscal contra el presidente de la Unión Deportiva Las Palmas y propietario del Grupo Ralons, Miguel Ángel Ramírez.

El asunto se reavivó el martes 26 de abril al conocerse que el Tribunal Supremo investiga a la juez por presunta prevaricación y cohecho tras tener en cuenta la nueva documentación remitida por el actual titular del juzgado de instrucción número 8 de Las Palmas de Gran Canaria, Salvador Alba, en sustitución de Rosell. Esta documentación aporta nuevos datos en la ampliación de la querella presentada por el exministro José Manuel Soria contra la juez, que en principio había sido archivada.

En el fondo de su investigación, el Supremo se propone determinar si la juez demoró la causa por fraude fiscal contra Ramírez para favorecer los negocios de su pareja, el periodista Carlos sosa.

En un primer momento, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, salió en defensa de su compañera y la juez presentó una denuncia contra el juez Salvador Alba ante el Consejo General del Poder Judicial. Su argumento es que Alba forma parte de la "estrategia del exministro" contra ella en los tribunales.

Un día después, mientras surgen voces sobre el choque de la permanencia de la diputada en Podemos con el Código Ético del partido, Rosell renuncia a su aforamiento para esquivar la investigación del Supremo. Con esta maniobra, da la impresión de que quiere allanarse el terreno para garantizar su presencia en las listas. Sin embargo, y aunque el partido sigue respaldándola, la juez comienza el jueves a expresar dudas sobre si concurrir o no de nuevo en las listas. Sabe que si renuncia a la política podrá ser juzgada por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias y eludir definitivamente la investigación del Supremo.

La razón es que no es lo mismo jugar en casa que fuera. De hecho, este viernes la propia Rosell lo expresa al descolgarse con unas declararaciones en las que cuestiona la independencia de los jueces cuanto más ascienden, al tiempo que critica la sumisión de los aforados políticos hacia quienes deben juzgarles. Sus palabras siembran dudas sobre la independencia de los poderes y delatan la connivencia entre el poder político y el judicial.

El tema aspira a continuar dando titulares durante las próximas semanas, mientras los partidos confeccionan sus listas y se determina si Victoria Rosell repite la experiencia o se resigna a cerrar una fugaz carrera política.