"Pactaremos, obviamente, con todos los que buscan la unidad de España y soluciones de regeneración y de cambio", subraya Ana María Santana Zarzo (Las Palmas de Gran Canaria, 1976), segunda candidata en las elecciones generales del 26J por Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía (C's) al Congreso de los Diputados por Las Palmas. En su opinión, la formación naranja "tiene la capacidad, y lo hemos demostrado, de poder hablar con unos y con otros, no se nos caen los anillos por sentarnos".
Ubicada entre Saúl Ramírez Freire y Alicia Esther Díaz Álamo, números uno y tres respectivamente de la plancha ciudadana a la Cámara Baja, Santana Zarzo repite en el puesto que ocupó en los comicios del 20D, su debut electoral. Ahora, la campaña se presenta "mucho más revuelta" en la provincia canaria oriental, porque "ya no está el exministro [de Industria, Energía y Turismo y expresidente del PP canario, José Manuel] Soria, tampoco la exdiputada [de Podemos y actual magistrada, Victoria] Rosell y todo puede pasar".
Tras "muy buenos resultados" en la última cita con las urnas, con un escaño para Saúl Ramírez , Ana Santana se muestra "precavida" ante el 26J pero espera "superar, por los menos, el número de votos". A su juicio, "hemos sabido transmitir el mensaje y hay más ciudadanos que creen en el proyecto, apasionante y realizable; ojalá pudiésemos prometer cosas a diestro y siniestro, pero no es posible, porque hay una responsabilidad detrás y no se puede jugar con las ilusiones de la gente".
Por ello, la aspirante naranja afronta la campaña electoral como "una segunda oportunidad para completar el trabajo y seguir explicando el contrato estable y progresivo, la mochila austriaca o el pacto de educación. Por encima de las personas, todos deberíamos hablar de las propuestas que realmente necesita nuestra gente, porque necesitamos soluciones viables a problemas reales", reclama la también informadora técnico sanitaria, profesión popularmente conocida como visitadora médica, durante más de un decenio.
Sin estrés
No obstante, los quince días de junio difieren de las dos semanas de diciembre en un embarazo de cinco meses, "justo después de las elecciones. Gracias a Dios, estoy teniendo un embarazo buenísimo, fenomenal, llevo una vida normal, con cuidado y cabeza, además, el ritmo tampoco es frenético, se intenta compaginar trabajo y política, capeando el día a día, pero no me siento estresada, porque defiendo lo que creo, en casa y fuera, y no me supone ningún esfuerzo extraordinario", explica Ana María Santana.
No obstante, la candidata ciudadana descarta protagonizar, resultados electorales al margen, una imagen como Carolina Bescansa, exdiputada de Podemos, que se sentó en el hemiciclo con su bebé al inicio de la última legislatura. "Mi intimidad familiar no es ningún show, me la guardo para mi casa, no creo que el Congreso sea el entorno adecuado para un bebé y, si tuviera que llevarlo, lo dejaría en la guardería", zanja.
Precisamente, Ana Santana destaca el respaldo familiar obtenido a su decisión de participar en primera línea política. "Consulté en casa por la implicación que puede tener a nivel familiar, son cuestiones que no solo te afectan a ti, sino a tu entorno, y no he tenido ningún problema. Mi marido siempre me apoya en todas mis decisiones y, además, es un buen asesor cuando me pongo nerviosa", agradece la política novel.
Casi licenciada en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, a falta de dos asignaturas y proyecto final de carrera, confía en sacarse pronto la "espinita" de unos estudios inconclusos a causa de la "vorágine del mundo laboral. Espero terminar un plan de empresa como proyecto final, si me dejan y no hay nuevas elecciones, por favor", bromea.
La pasión empresarial de Santana Zarzo antecede a la vocación política por herencia familiar. "Lo llevo en la sangre, crecí en una pequeña librería de mi abuela en La Isleta, echando una mano los veranos, aprendiendo el sa-crificio y a idear nuevas fór-mulas para seguir adelante cada temporada". En su opinión, "entrar en el mundo empresarial es una aventura".
Posteriormente, Ana Santana constituyó su propia empresa, un gabinete psicopedagógico junto a su madre, profesora de educación espacial ya jubilada. Huérfana de padre antes de cumplir los dos años, también "incentivé a una de mis parejas a montar la suya de reformas y construcciones, donde estuve trabajando con él un tiempo como administrativa, pero también pasaba claves y recogía escombros, de todo un poco", recuerda.
El salto del mundo empresarial al político se produjo "por inquietud". No en vano, "el mundo me fascina, ojalá tuviésemos siete vidas para descubrir todo lo que queda por descubrir y la investigación también es fundamental; por ejemplo, como visitadora médica siempre estás estudiando, de patologías o de fármacos, porque tienes que estar al mismo nivel de conocimientos que el médico, lo que te obliga y exige continua actualización", argumenta.
Razonable y coherente
Afiliada después de las elecciones europeas de 2014 a través de Internet, Ana Santana interviene en C's desde la segunda asamblea en Canarias, donde acudió sola y sin conocer más que "un par de personas por las redes sociales". A su juicio, "era una opción política nueva y fresca, la que veía más razonable y coherente, no me vendían humo. Nunca había participado en política, pero dije: 'este es el momento".
Después, "te vas involucrando cada vez más, en un año y pico pasa de todo", resume la candidata a la Carrera de San Jerónimo tras unas elecciones primarias. Sin pronunciarse entre PP, Podemos y PSOE, pese al reciente y fallido pacto de investidura entre Ciudadanos y socialistas, Ana María Santana insiste en que "la unión hace la fuerza. Si queremos ser un gran país, tenemos que estar unidos para defenderlo, con nuestras diferencias e idiosincrasia, porque tenemos una riqueza cultural en cada región maravillosa, de la que hay que estar orgullos, aprovecharla y disfrutarla. La pluralidad que tenemos es magnífica. Cualquier empresa un con buen equipo va para adelante, siempre hay conflictos, pero tiene que primar la voluntad de diálogo por encima de cualquier diferencia".
