Con la sensibilidad animalista a flor de piel, especialmente tras la reciente desarticulación de una red que organizaba peleas de perros en Tenerife, las protectoras se lanzan ahora a una campaña para lograr de una vez la prohibición de las peleas de gallos en Canarias. El objetivo: tumbar la ley contradictoria que permite estos espectáculos "crueles" y "salvajes", como los definen los animalistas.

La guerra, que viene de muy atrás, ha regresado y las asociaciones de defensa de los animales prometen una dura batalla para acabar definitivamente con un show que tildan de "anacrónico". La Red Canaria Solidaria Contra la Crueldad Animal ha iniciado una ronda de contactos con diferentes autoridades de la Isla para lograr un objetivo que entre los propios colectivos es un clamor.

Las primeras adhesiones ya han llegado. El Colegio de Veterinarios de la provincia tinerfeña, tras una reciente reunión con responsables de la Red Canaria, ha dado su apoyo decidido a la campaña para acabar con las riñas de gallos. También se ha sumado la alcaldesa de Güímar, Carmen Luisa Castro, del PP, que ha admitido públicamente: "No puedo estar en contra del maltrato animal y permitir que se sigan celebrando riñas de gallos o se mantenga en pésimas condiciones a los perros de caza".

Castro está especialmente sensibilizada con esta causa pues la red de peleas de perros fue desarticulada por la Policía Nacional precisamente en una finca de Güímar. La alcaldesa ha aclarado que esto no quiere decir que estas prácticas ilegales -las de las peleas de perros, pues las de gallos son legales- tengan en Güímar su sede. Ni mucho menos. Ningún municipio de las Islas está a salvo de que unos desaprensivos organicen estos espectáculos entre sus fronteras.

Canarias es una de las dos regiones de Europa, junto a Andalucía, en laque sigue siendo legal la celebración de las peleas de gallos. La Ley autonómica canaria 8/1991, que sentó un precedente en su momento, incluye una gran contradicción: señala claramente que "se prohíbe la utilización de animales en peleas, fiestas, espectáculos y otras actividades que conlleven maltrato, crueldad o sufrimiento", pero hace una única excepción con aquellas peleas de gallos que se circunscriben a los lugares donde hay tradición.

El mismo marco legal precisa que "las administraciones públicas se abstendrán de realizar actos que impliquen el fomento de estas actividades" de peleas de gallos, al mismo tiempo que en los Días de Canarias, que organiza el Gobierno regional cada 30 de mayo, se incluye una riña de gallos en el programa oficial.

Miguel Cabrera Pérez-Camacho, exparlamentario del PP canario, fue quien ya propuso en 1990 la prohibición de esta afición -además de la de los toros, el tiro al pichón o las peleas de perros, que sí terminaron siendo declaradas ilegales. Lo ha vuelto a intentar varias veces pero no ha encontrado nunca apoyo político. "Es que es el espectáculo más salvaje y lamentable que se permite en estos momentos en Canarias. Es lo que más nos acerca al mundo subdesarrollado y al salvajismo", opina Pérez-Camacho.

La excepción en la Ley mencionada se limita a aquellos puntos del Archipiélago donde hay afición a las riñas, donde son tan legales como en la mayor parte de la Península las corridas de toros o los encierros. Los principales bastiones se sitúan en Telde, Arucas (Gran Canaria), Tazacorte, Los Llanos de Aridane (La Palma), Güímar y Santa Cruz (Tenerife). Sólo La Gomera carece de reñideros (como se conoce a los recintos que albergan estas competiciones).

El Gobierno regional creyó, al legalizar la gallística con tantos condicionantes (sólo en lugares con solera, imposibilidad de dar ayudas públicas, prohibición de que accedan menores de 16 años), que iría desapareciendo con el tiempo al sólo encontrar adeptos entre personas mayores. Pero la realidad es que tantos años después va bastante gente joven a los reñideros, las instalaciones (cada una con un aforo nunca superior a 200 plazas) se llenan y se calcula que directamente vinculadas a galleras y asociaciones de toda Canarias hay cerca de 9.000 personas.

Podemos y Sí se puede son las únicas formaciones políticas que han manifestado su oposición absoluta a estos espectáculos y su apoyo a la retirada de esta ley o, en todo caso, a su revisión. Ni CC, ni PSOE, ni PP se han sumado a esta causa, salvo algunos representantes que individualmente, y al margen del partido, han criticado que el Archipiélago siga permitiendo las riñas.

La Red Canaria Solidaria Contra la Crueldad Animal y todas las asociaciones que la apoyan esperan que esta vez sea "la definitiva". Así lo asegura uno de sus portavoces, Abel Román, que considera "increíble" que se sigan permitiendo estos "espectáculos dantescos de sufrimiento y dolor" ante la cada vez mayor sensibilidad animalista de los canarios. "Es el momento de que los políticos den un paso al frente y acaben con esta barbaridad".

Abel Román se pregunta por qué las administraciones y la mayoría de políticos dicen "con la boca chica" que están en contra de las peleas de gallos pero mientras tanto "no hacen nada por prohibirlas en Canarias, de la misma manera que se hace con otras peleas crueles". "La tradición ya no vale como excusa", concluye.

En el otro lado, los aficionados a las peleas de gallos las defienden porque son "una tradición arraigada" en Canarias.