Entregado, con la bandera blanca por delante. Así acabó el partido el Herbalife Gran Canaria que salió de Fontes do Sar como el resto de equipos que habían pasado por allí antes: sin nada una victoria que llevarse a la boca. Y es que el cuadro de Luis Casimiro, atascado durante todo el partido, sin referencias en su juego y endeble bajo su aro, vio como el Rio Natura Monbus Obradoiro arrasó con él. El conjunto gallego castigó a un Granca flojo que volvió a pecar en exceso y que sigue sin mostrarse firme lejos de Siete Palmas en la Liga Endesa -solo ha ganado un encuentro lejos del Arena en lo que va de temporada-. El resultado, un contundente 79-65 que saca los colores al Herbalife.

Y es que el Granca, asfixiado frente a un correoso y trabajador Obradoiro, nunca encontró el rumbo. Acabó el partido con 20 pérdidas -que se tradujeron en 19 puntos en contra-, concedió 14 rebotes ofensivos -que pasaron a ser 11 puntos por segunda oportunidad- y dejó su casillero a favor con 65 puntos, lejos de su capacidad anotadora. Un drama que se convirtió en la tercera derrota del Gran Canaria en la ACB.

El aviso en Santiago estaba sobre la mesa. El Obradoiro llegaba con el viento de cola. En su mejor arranque histórico en ACB -con el mismo balance que el Herbalife, 5-2- y con Fontes do Sar inaccesible -tres victorias en tres partidos-, la enmienda que tenía el Granca por delante en Santiago no parecía a priori sencilla. El conjunto de Moncho Fernández empezó duro, sin dejarse intimidar por el ritmo que quería imponer el Herbalife Gran Canaria, el que le gusta, con transiciones rápidas y sin tantos ataque estáticos.

El tímido intercambio de golpes inicial se transformaba en poco caudal ofensivo (5-7, min. 4). Sin demasiados alardes ofensivos, el Granca tuvo que enfangarse entre los centímetros de Artem Pustovyi y la intensidad defensiva propuesta por el cuadro gallego. Un nivel en su cancha que impedía a los de Luis Casimito jugar con comodidad. Los claretianos se mimetizaron con el ambiente y solo en la línea de tiros libres podían empezar a labrar sus ventajas (5-10, min. 5).

Pozas levantó a Fontes do Sar con un triple desde la frontal que encontró rápido la contestación de Oriol Paulí (8-13, min. 6). El triple levantó al Obradoiro, pero también al propio Pepe Pozas que empezó a campar con cierta autoridad en su pista. Fue el menudo base el que empató el partido con un tiro libre -fruto de una antideportiva de Anzejs Pasecniks, fallón durante todo el primer cuarto- y una buena bandeja (13-13, min. 7).

No conseguía el Herbalife sentirse a gusto, fresco de ideas, ante un Obradoiro pegajoso. Una actitud que el Granca también adoptó en su zona (15-17, min. 8). El partido, lento y pesado, lejos de lo que le gusta al equipo amarillo, se fue al término del primer cuarto con un 17-20 en el mercador gracias a la mano de Albert Oliver.

El Obradoiro tenía claro el plan: con la camisa abierta no iba a ganar al Herbalife. Su camino era defender porque salir ante el Granca en busca de un partido a noventa puntos -casi los que promedia el Granca en esta temporada- era un asunto inviable. DJ Seeley clavó el tercer triple de los tres que había intentado el Granca para poner la máxima diferencia del partido entre los dos equipos hasta el momento (17-23, min. 11). Una renta que Marcus Eriksson, con otro tiro de tres puntos, amplió (17-26, min. 12).

El halo que rondaba al Granca desde el 6,75 no se esfumó. De nuevo el tirador sueco amplió la ventaja de los amarillos con otro triple. El 17-29 había abierto un trecho de 12 puntos en un santiamén, agarrado a ese 5/5 en tiros de tres del Granca. Moncho Fernández paró el partido y mandó a los suyos al banco en busca de una reacción.

Un cambio de dinámica que llegó. El Obradoiro, con David Navarro tocado por la inspiración. Entre el escolta, Pustovyi y la dirección de Sábat, el cuadro gallego endosó un parcial de 10-0 que dejó al Granca grogui. Casimiro tomó el mismo camino que Fernández: tiempo muerto y rebuscar en la pizarra.

Marcus Eriksson -lo suyo es lo de ir de tres en tres- espabiló al Granca con un 2+1 (27-32, min. 16). Pero aquello no tenía pinta de ser suficiente para intimidar a un Obradoiro, batallador, al alza. Matt Thomas, inadvertido hasta el momento gracias al esfuerzo de Paulí, salió a escena. El norteamericano, sentó al '21' amarillo y su mirilla no falló: 32-32.

No se había visto nunca detrás en el marcador el Herbalife hasta que Thomas sacó su fusil de nuevo. Primero, para colar una bandeja fácil tras pérdida del Granca; después, para colar otra más (36-33, min. 22). Al Herbalife se le estaba atragantando el partido demasiado ante un Obradoiro envalentonado. Se remangó y encontró un parcial de 2-9, con Eulis Báez determinante (39-42, min.24).

Un cachetón que no intimidó en exceso al Obradoiro. Los de Fernández siguieron para devolver el golpe -con un parcial de 8-2, 47-44, min. 26) haciendo del Granca un equipo totalmente desdibujado sobre el parqué, que solo funcionaba a arreones, lastrado en ataque y defensa. David Navarro, con un triple, y Artem Pustovyi, pintándole la cara a Anzejs Pasecniks, hicieron sonar los indicadores de peligro en el panel de control de Casimiro: su equipo perdía por seis puntos (52-46).

El Granca consiguió reducir esa diferencia un punto antes de entrar en los últimos diez minutos de partido. Porque el último periodo se abrió con un 54-49. Delante, un equipo con más orden y las ideas asentadas -el Obradoiro movía y movía el balón-, ante un Herbalife desconectado, sin criterio en la dirección y agobiado por el cronómetro.

De entrada, Thomas y Navarro se encargaron de endosarle al Granca un parcial de 6-2 que levantaba un muro de nueve puntos (60-51), once después de que Thomas hiciera más sangre con otra canasta más (62-51, min. 34). El Herbalife seguía sin encontrar el camino cuando el reloj más apretaba. Entró en los últimos cinco minutos once puntos abajo y no levantó la cabeza. Perdido entre pérdida y pérdida, no encontraba la manera de mirar al aro con convencimiento.

Incapaces de cambiar el rumbo del partido, el Granca se entregó. Pustovyi era el rey de Fontes do Sar con Matt Thomas y David Navarro de escuderos. Nadie le tosía al ucraniano en su zona y, en pleno auge, terminó por acabar con un Herbalife triste, con Marcus Eriksson fuera de circulación y que salió de Santiago con los dos pies por delante, inerte ante un Obradoiro crecido. Al final, el 79-65 se encendió en el pabellón gallego para darle un sopapo a un Granca al que aún le queda mucho que demostrar.