La aprobación el pasado viernes del reglamento de la normativa conocida como Ley Sinde por el segundo Consejo de Ministros del Ejecutivo de Rajoy ha provocado una sensación de alivio entre muchos creadores de las Islas, especialmente entre escritores, que sienten que sus obras estarán más protegidas frente a la temida piratería.

La decisión coincide con la polémica, aún viva, que generaron una recientes declaraciones de Lucía Etxebarría, que renuncia a publicar más libros ante la piratería en internet. El asunto, por tanto, ha calado hondo en algunos de los escritores de las islas, que reciben con agrado dicha medida, aunque la mayoría añaden ciertas puntualizaciones.

Alberto Vázquez-Figueroa la define como "maravillosa", y supone que, nada más entrar, "el Gobierno ha hecho una cosa bien, y que por lo menos nos protejan un poco". El autor de Ébano recuerda que "son medidas que el anterior Gobierno no se atrevió a tomar y debió de haber tomado hace mucho tiempo, porque ha perjudicado a escritores, músicos, cineastas" ya que "no se hacen películas porque al día siguiente las están bajando. Y con los libros nos pasa lo mismo". Vázquez-Figueroa recuerda que "las editoriales estaban desesperadas con esta situación, ya que nadie quería publicar nada".

La nueva medida del Ejecutivo de Rajoy tiene que ser, en su opinión, "exacta, rápida y eficaz porque somos el país que más lo permite, los somalíes del mundo en cuanto a piratería, y que un gobierno socialista no lo haya parado me parece muy grave".

Fernando Delgado, por su parte, se alegra "mucho de que se haya enfriado en cierto modo la patata" de la que hablaba el ministro José Ignacio Wert, porque el tema de la piratería "va a seguir siendo una patata caliente, pero celebro que responda a la idea de preservar los derechos de propiedad intelectual que es una buena noticia para todos los creadores".

Carlos Álvarez recibe con cautela la noticia, a la espera de poder leer la ley, pero recuerda que "no es bueno que se haya acostumbrado a que los contenidos de internet sean gratuitos". La Ley Sinde, en su opinión, "es una buena forma de valorar el trabajo intelectual", pero añade que "lo fundamental es partir de la educación del consumo responsable, porque la red va a seguir ahí y va a dar un montón de oportunidades, pero también genera muchos problemas".

Consumo

Para Álvarez lo que no tiene sentido es que se vaya contra los usuarios, aunque sí "contra las páginas organizadas que se lucran con el trabajo de otro". El escritor refuerza que "todo debe partir de la idea de educar en el consumo de los bienes culturales lo máximo posible".

En una línea muy distinta se muestra José Luis Correa que opina que "ponerle puertas al campo es absurdo". Correa señala que aunque "parecía que los escritores estábamos escapando porque se leía menos, resulta que la gente lee, y no va a pagar 18 euros por un libro". Para el autor de Un rastro de sirena, la única opción es "intentar sacar ediciones digitales de las obras, y que la gente las pueda descargar a cambio de un precio lógico para que el escritor pueda ganar, ya que éste se lleva un porcentaje mínimo, de un 8%".

Correa recuerda que un escritor se lleva tan solo un euro y medio por cada libro que vende, por lo que controlar directamente sus ventas le puede beneficiar personalmente.

Finalmente, Antonio Lozano considera que la defensa de los derechos de autor es un elemento fundamental para la capacidad creadora de una sociedad. "Nos encontramos sin embargo en un momento en el que las nuevas tecnologías sitúan al modelo tradicional de protección de aquellos en una encrucijada en la que chocan con el derecho ciudadano al acceso libre a los bienes culturales", señala. Por tanto, ve correcto adecuar los derechos de los creadores a la nueva situación, ya que éstos deben ser una prioridad, "porque una sociedad que no cuida a sus creadores es una sociedad condenada a perder capacidad critica", finaliza.