Noche con aires canarios en los Goya gracias a Ana Wagener, mejor actriz de reparto por La voz dormida; Carmen Agredano, compositora de Nanas de la hierbabuena, mejor canción original de la misma película; y Andrés Santana, productor de Blackthorne. Éste último dedicó el premio a su madre. Un clásico. Además, el western del grancanario Mateo Gil se fue a casa con cuatro de los once premios a los que optaba. No habrá paz para los malvados, de Enrique Urbizu, fue la gran ganadora.

La andaluza afincada en Gran Canaria Carmen Agredano dio la primera alegría a las Islas. Algo de su cariño mandó "a mi gente de Canarias". Wagener, que no es primeriza en las nominaciones lo tuvo claro "a las personas que tienen la valentía de recuperar memorias perdidas", en homenaje a la trama de La voz dormida. Las películas del gran Andrés Santana, de Las Lagunetas, tienen a sus espaldas, nada menos que 21 premios Goya, 25 desde anoche.

Elena Anaya, que ganó el galardón a la mejor actriz por La piel que habito, emocionó a la platea con sus hermosas palabras a Pedro Almodóvar y a su padre "que estará viéndome con unos prismáticos desde algún sitio". Se cumplieron los pronósticos con José Coronado, que agradeció al capitán del barco, Enrique Urbizu, el bombón de personaje de No habrá paz para los malvados.

El arranque de la Gala, con muy buenas intenciones, se convirtió en una especie de musical un poquito desafinado a cargo de la presentadora Eva Hache. "No sé si voy a poder", cantaba, arropada por un grupo de actores entre los que destacaban Victoria Abril y Belén Rueda. Luego, en la platea, el número tomó cuerpo y hasta Almodóvar se arrancó con una estrofa. Muy Hollywood.

No hubo nadie en la sala que pudiese evitar echar una lagrimita cuando Silvia Abascal salió al escenario del brazo de Miguel Ángel Silvestre y confesó que "es muy importante para mí estar aquí y miraos a los ojos", tras recuperarse de un ictus.

En el capítulo de actores, Lluís Homar abrió la noche con su Goya al mejor actor de reparto por Eva. Estaba cantado, todos le adoran y nunca había sido nominado. La cinta tendría muchas alegrías durante la noche, sobre todo por la estatuilla a la mejor dirección novel para Kike Maíllo, que la armó en el escenario dedicando el premio a su Yayo, "que se fue a Barcelona a buscarse la vida desde Andalucía"... y continuó "mira Yayo, y ahora hacemos películas de robots, a este país no lo conoce ni la madre que lo parió".

"Al final ha sido verdad, me he ganado un Goya", gritó María León, tras subir corriendo a darle un beso a su hermano Paco León. Dedicatoria emocionante de la mejor actriz revelación a "Pepita Patiño, que tiene 88 años y está en Córdoba, ejemplo de las mujeres que han aprendido a perdonar pero no olvidan", en referencia a las represaliadas de la Guerra Civil, que recrea en La voz dormida.

Asombrados se debieron quedar Almodóvar, Zambrano y Bollaín cuando le dieron el Goya al mejor guión adaptado a Arrugas, una cinta de animación sobre el alzhéimer que ha cautivado a la crítica, por encima de sus películas.

Isabel Coixet, ganadora del Goya al mejor documental por Escuchando al juez Garzón defendió al protagonista de su cinta y dijo: "me hubiera gustado no tener que hacer esta película".

Un crack Santiago Segura, falsamente molesto porque no hubo ni una nominación a su enésimo Torrente, y eso que "poner a Kiko Rivera a trabajar ya tiene su propio mérito".