La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

16º Festival de Cine Protagonistas y ciclos

"La frontera entre el cine documental y el de ficción es cada vez más estrecha"

"La selección de este festival es fantástica. Hasta la película que más podemos criticar tiene cosas buenas", asegura Jane Weiner, cineasta y presidenta del jurado oficial del festival

La directora en la plaza Hurtado de Mendoza de Las Palmas de Gran Canaria. TONI HERNÁNDEZ

En 1972, Leacock puso en sus manos una cámara Súper-8 y le dijo: "si quieres convertirte en cineasta, sal a la calle y filma". ¿Qué supuso para usted?

Mucho. Un cineasta de verdad es el que está en la calle, rueda y edita su material. Esa fue una de las enseñanzas de Ricky (Leacock). Todo joven que quiera aprender esta profesión tiene que tener esta actitud. Llega un punto en que pensar o darle vueltas a un proyecto es perder el tiempo.

¿Fue un punto de inflexión?

No del todo. Yo crecí en una familia de fotógrafos y cineastas por lo que conocía este mundo. Lo que ocurre es que en aquella época, por machismo y porque las cámaras de 16 milímetros eran inmensas y muy pesadas, mis profesores me dijeron que si quería trabajar en el cine debía pasarme al montaje. La actitud de Ricky fue completamente diferente. Él fabricó un equipo pequeño. Me dio una Súper-8 modificada, que acabó siendo una versión reducida de una 16 milímetros. La idea era que jóvenes estudiantes pudiéramos hacer películas con un equipo de calidad, de tener tamaño y más barato.

¿Fue su profesor y maestro?

Fue un mentor. Yo estudié en otra universidad, pero me invitó a un taller del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y me animó a usar su cámara durante el verano. Los cuatro años siguientes forme parte de un grupo de alumnos que estábamos ahí sin estar matriculados. Yo aprendí de él filmando, desde la práctica.

Más allá de los aspectos técnicos, ¿qué considera que fue su enseñanza de mayor valor?

En aquella época los documentales tendían a ser películas muy guionizadas. Después añadían la locución, la música e imágenes relacionadas. Leacock mostraba el mundo de la manera en que yo quería verlo. Él rodaba el presente en el momento en que ocurría, sin apenas guión. La clave no solo era ser esa mosca en la pared que observa la realidad, sino en intervenir sin pretender ser el protagonista de la escena. Había que ser discreto, pero estar dentro de la acción. Fue revolucionario. De ahí la frase "la sensación de estar ahí", que incluyó en el título de su autobiografía.

Leacock se crió en Gran Canaria, ¿pero, realmente se sentía ligado a esta tierra?

Sí. Él estaba muy apegado a Canarias. Sus primeros recuerdos y su infancia estuvo aquí. Mencionaba mucho a la señora canaria que le cuidó de niño. Su padre (John M. Leacock) administró una empresa platanera (anteriormente conocida como Compañía Azucarera de Gran Canaria y con terrenos en Guía), su primer idioma fue el español y sus primeras sensaciones fueron las de un niño que se crió libre entre plataneras. Su primera película fue Canarys, Island Banana, de diez minutos, y la rodó con tres de sus amigos a la edad de 13 o 14 años, porque no encontró mejor manera para explicar a sus compañeros en el internado de Londres cómo era su vida en la isla. Se le ocurrió coger una cámara, influenciado por el documental soviético llamado Turksib (1929) y se dio cuenta de que podía hacerlo.

¿Solía regresar a las islas?

Sí. Lo hizo cada verano hasta que cumplió 17 años. Después, estalló la Guerra Civil y su familia fue retenida por Franco. Tuvo que intervenir un tío suyo que vivía en Madeira y que negoció su liberación. Después, tras pasar por Inglaterra, se asentaron en Nueva Jersey (Estados Unidos) antes de que Ricky entrara en Harvard y trabajara con Flaherty. Tras la guerra, su familia regresó. Ricky vino muchas veces y así fue como pude estar aquí en las navidades de 1972.

A Leacock se le considera uno de los padres del Cinema Verité o Cinema VeritéDirect Cinema

En los 70 su nombre estaba en todos los libros de cine. No era por el Cinema Verité, que era un concepto reciente, sino porque fue camarógrafo de Robert Flaherty, padre del documental, en el rodaje de Louisiana Story y porque trabajó en el desarrollo de un equipo más manejable. Hasta los años 80 fue una figura significativa, pero después abandonó el grupo por la docencia. Le dijeron que estaba loco, pero a Ricky le interesaba enseñar y crear un nuevo formato. Su nombre no ocupa el lugar que merece, por eso, he hecho esta película. Fue un ingeniero clave y logró que rodar fuera una opción accesible.

¿Percibe muchas influencias de su trabajo en el cine actual?

Creo que su influencia es inmensa, pero es compartida con su grupo y también con las dos generaciones de estudiantes a los que enseñó. Él incorporó sus experimentos con Flaherty y ayudó a crear un estilo que proponía una manera distinta de observar la realidad, pero el Cinema verité fue el trabajo común de cinco o seis personas. Pese a que nunca les gustó ese término, crearon una estética.

¿Ha influido en la revolución digital actual?

Sí y no. Por un lado está el tiempo. Antes todo debía hacerse rápido por los costes. Era intuitivo. Además, ellos hacían la película en la sala montaje. Ahora los productores necesitan tener el guión antes. No se puede ir con una idea para después construir la película en el montaje. Ellos preferían que la historia surgiera a partir de los protagonistas en su propia realidad. Esto es difícil y requiere talento. Pero, su influencia es evidente.

¿Tiene este festival el espíritu del cine de Richard Leacock?

Absolutamente. Es un festival para el cine. Hay una combinación, que no una separación, entre el cine ficción y el cine documental, porque la palabra clave es cine. Se trata de contar historias y de una manera cinematográfica particular. Ahí está el arte verdadero y yo lo valoro mucho. Por ahora he visto películas muy distintas e interesante: algunas de ficción y otras documentales. La clave es el cine.

¿Dónde está hoy la barrera que separa el cine de ficción del género documental?

La frontera entre el cine documental y el de ficción es cada vez más estrecha. Lo es cuando son personas muy creativas las que lo realizan. Una de mis peores experiencias consiste en acudir a festivales donde se muestran documentales con un criterio informativo y sesgado. Me parece una forma de propaganda que no es cine. Es algo diferente. Yo considero que el cine documental puede ser cualquier cosa, como por ejemplo, un simple paseo por un bosque.

¿Qué le parece el nivel?

Fantástico. Incluso en las películas que podemos criticar u observar problemas técnicos o una manipulación cinematográfica, hay cosas muy buenas. La selección es realmente fantástica. Por eso, me gustaría que viniera mucha gente. Así entenderán de lo que hablo.

Este festival se precia de indagar en las nuevas narrativas. ¿A dónde cree que se dirige el cine?

Es difícil. Por eso prefiero parafrasear a Ricky. Ahora todo el mundo tiene acceso a un cámara, pero él decía que el invento del lápiz no trajo nuevos Shakespeares. El talento es la clave y lo singular acaba por revelarse. Además, decía que toda persona tiene, al menos, una buena película en su interior. Así que nunca desalentó a nadie.

Compartir el artículo

stats