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Cine | Entrevista a Miguel Ángel Solá

"Volví a la roca en la que casi muero y le di las gracias por no ser tan rocosa"

"De este personaje aprendí que si te dicen que te vas a morir en cinco minutos es que aún estás vivo", reconoce el actor

"Volví a la roca en la que casi muero y le di las gracias por no ser tan rocosa"

El último traje es una coproducción entre España, Argentina y Polonia. ¿Siente por su recorrido profesional que su vida ha sido una suerte de coproducción entre España y Argentina?

Bueno. También he hecho bastantes películas en Francia y Italia. También en Puerto Rico y Estados Unidos. Pero sí, la mayoría de las cosas las he hecho entre España y Argentina. En mi país, unas 40 películas y en España, calculo diez.

¿Es el que más películas ha rodado en una familia con nueve generaciones dedicadas a la interpretación?

Supongo que sí. Comprobable a través de fotos, soy la sexta generación que se dedica a esto. Pero después hay otras tres generaciones previas que pertenecen al mito familiar, en el que yo creo absolutamente. Y estamos muy orgullosos de ello. No sé si es una cuestión de genética, que también, porque hay muchos grandes actores que han hecho maravillas y no tienen ningún antecedente familiar.

En esta ocasión comparte protagonismo con Ángela Molina. Entre los dos pueden sumar más de 150 películas. ¿Cómo está siendo el trabajo con ella?

Hemos hecho muchas películas, pero somos presente. Ángela Molina es una gran actriz. Es hermosa y deliciosa. Es una actriz bárbara. Es dúctil. Además, es todo terreno porque aguanta carros y carretas y una toma más, y otra y después otra más. Ayer hicimos, no sé, como 150 tomas y ella está todo el tiempo presente, todo el tiempo dúctil, y con una sutileza tremenda. Es una hermosa actriz y, además, es una hermosa mujer. Ha hecho de todo y todo bien. Así que...

Los actores veteranos, especialmente las actrices, se quejan de que no se escriben papeles para ellos con historias potentes, con amores y pasiones de cierta madurez. ¿Qué representa esta película en este sentido?

De vez en cuando suceden milagritos y se acuerdan de las personas mayores de edad que hemos pasado los 50. Y se nos ofrecen personajes muy bonitos que tienen una historia compleja y que tiene que ver con el amor. En este caso, más con el tiempo. Es el huir hacia adelante de un hombre al que le queda muy poco por futuro y que no solo lo va a buscar sino que se enfrenta a él. Porque el presente le es triste y peligroso. Él sabe que de ese presente no va a salir vivo y prefiere inventarse una nueva historia dentro de su historia. Sin querer se va llenando de aventura y de todo lo contrario de lo que él cree o creía que es la vida.

¿Qué ha aprendido o está aprendiendo de este personaje?

Yo no puedo aprender mucho de este personaje porque lo que habla lo conozco bien. He hecho de parte de mi vida una constante asistencia a las minorías perseguidas, a la gente marginada, torturada o perseguida. Entonces, lo que aprendo con este personaje es que si te dicen que te vas a morir dentro de cinco minutos, significa que no estas muerto y que todavía te quedan cinco minutos más por vivir. Y que siempre es preferible elegir cómo y no que elijan por vos cómo tenés que vivir esos últimos minutos.

En 2006 sufrió un accidente en Las Canteras. Estuvo un mes ingresado en el Negrín tras ser rescatado por unos bañistas tras golpearse con una roca. Incluso se temió por una lesión medular. ¿Qué sensaciones guarda de todo lo sucedido entonces?

Bueno, ya volví y nadé hasta aquella roca con la que me golpeé fuerte. La toqué y le dije: "Gracias por no ser tan rocosa". Y después nada. He vuelto y me he encontrado con Marieta, que es la gerente del hotel donde me alojé y que me sigue cuidando. Me deja cosas muy ricas para que coma o un frasco gigante de limonada. Y, poco a poco, me voy reencontrando con la gente que me ayudó. Me falta Martín, que fue el que me sacó del agua. No lo he podido ver todavía. Él fue el que me salvó la vida. No hemos coincidido por tiempos de filmación y los de su trabajo. Pero siempre me voy a encontrar con esa gente que me ayudó. Quería ver también a Gonzalo Ubani, el director del Cuyás, pero no está en la Isla. Siempre es un placer estar con él y con su familia. Quería encontrarme con él, pero tampoco coincidimos. Él llega cuando me voy para seguir rodando en Madrid. Después, guardo un recuerdo permanente de la gente del Hospital Negrín, de los médicos, de las enfermeras y de toda esa gente que me ayudó a levantarme y curarme.

Mucha gente recuerda la emoción de esa carta que publicó en agradecimiento.

Bueno, como dijo Federico García Lorca: "Amor con amor se paga". Si te tratan bien, tú tratas bien y si te tratan mal... O no, simplemente te vas. Pero, ante tanto cariño explícito como recibí yo... Es muy difícil de entender lo que significa. Una persona que es desconocida en un lugar en el que me conocen unos pocos por mi tarea como actor... Pero que se fueran sumando tanta cantidad de personas en el día a día de ese proceso de recuperarme, que fue dolorosísimo, intenso, jorobado. Hasta el día de hoy me ha dejado signos en el cuerpo, que son duros. Pues verme amparado por tanta gente que venía a darme cariño sin conocerme y que me cuidaba sin conocerme...

Veo que no le ha cogido manía a esta tierra.

No. Tampoco me cogieron manía a mí, con lo que pasó. ¡Para nada! ¡Por dios! Aquí la gente es macanuda. Es maravillosa.

Canarias está apostando por atraer rodajes a través de incentivos fiscales. ¿Debe ir acompañado por una apuesta paralela por el profesional local?

Yo me alegro de esta apuesta canaria. Pero no me atrevo a responder porque ahí se tejen muchos intereses que no conozco. Aquí hay mucha gente válida. Eso está claro. Está el caso de Gerardo Herrero, que es un tipo excepcional. Es el único productor español que ha trazado constantes vínculos con América. Constantes. Sin parar. Hay otros que lo han hecho pero en menor proporción. Y que esté Gerardo aquí es una oportunidad para que le pregunten a él. Se deberían apoyar en él para saber cómo debe hacerse este proceso, porque él ya sabe cómo debe hacerse. Conoce el camino. Lo que está claro es que, después, las películas locales o propias lo tienen muy difícil al tener que luchar contra industrias que lo acaparan todo. Es muy difícil despegar. Porque puedes hacer películas y después verte que no tienes dónde exhibirlas. Los exhibidores y distribuidores responden ante las grandes multinacionales. El único que se resistía y se plantó fue González Macho (Alta Films y Cines Renoir). La clave es que aquí aún no existe una ley protectora como sí existe en Francia, porque ellos no se rinden. Casi todos los países están rendidos a lo que dice el imperio del cine, que es norteamericano. Hacen muy buenas películas y también basura. Pero bueno, ya lo dijeron hace diez años cuando se reunieron con los exhibidores europeos: "Las películas las hacemos nosotros y ustedes se limitan a ver nuestras películas". Y, desde luego, no hay derecho.

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