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Entrevista

"Todos aspiramos a ser inmortales; es lo único que merece la pena"

"A los once años conseguí por fin que me expulsaran del conservatorio al declararme en huelga", afirma el músico, escritor y presentador de televisión Ramón Gener

El músico y escritor Ramón Gener, ante un piano. LP / DLP

Apasionado. Ramón Gener no concibe que exista nadie capaz de vivir sin la música, sin la literatura o sin la pintura. Con ese convencimiento y una asombrosa capacidad comunicativa, fue capaz de enseñar a amar la ópera a miles de personas de todo el mundo con su programa This is Opera y prepara un nuevo espacio basado también en la música. Habla sobre su último libro, El amor te hará inmortal, que dedicó a su padre, fallecido de alzhéimer en 2013.

La música y la escritura, ¿le valieron como una suerte de terapia tras la muerte de su padre?

Realmente me puse a escribir sin saber muy bien lo que iba a hacer y me di cuenta de que escribía sobre la muerte de mi padre. Me sirvió para ordenar los sentimientos que todos tenemos cuando perdemos a alguien; no hablo de la muerte de mi padre porque fuera más importante que otros, sino porque los sentimientos ante la muerte de un ser querido son parecidos para todos.

¿Qué peso tuvieron sus padres a la hora de despertar en usted esa pasión por la música?

Mi padre ninguno. Él era un empresario, un hombre hecho a sí mismo, muy práctico y poco dado a temas artísticos. La que llevaba el peso era y es mi madre. Ella fue la encargada de llevarnos a mí y a mis hermanas, en cuanto cumplimos los seis años, al conservatorio porque ella estaba muy frustrada por no haber tenido la educación musical que habría querido y se empeñó en que todos sus hijos la tuvieran.

¿Le parece buena idea lo que hizo su madre o lo que hacen muchos padres de ser ellos los que decidan apuntar a sus hi-jos a música sin contar con su opinión?

Me declaro absolutamente incompetente para responder porque no tengo la menor idea. Cada niño es un mundo. Mis hermanas y yo, por ejemplo, reaccionamos cada uno de manera diferente a los mismos estímulos y al cabo de los años la relación que cada uno tiene con la música es totalmente distinta. No hay una norma general que aplicar; cada niño, cada conservatorio y cada profesor de música es un mundo.

Es curioso porque tengo entendido que a usted no le gus- taba nada eso de ir a clases de música.

A los 11 años conseguí por fin que me expulsaran del conservatorio. Me declaré en huelga y me negué a tocar hasta que llamaron a mis padres para que me sacaran de allí y fue uno de los días más felices de mi vida. Pero, fíjate qué cosas, con 18 años retomé mis estudios hasta llegar a dedicarme a esto. Mis hermanas en cambio, que se entregaron por completo a sus clases, actualmente no tienen ninguna relación con la música. Al final el que tiene que llegar a la música llega y el que no, por mucho que insistas, no lo hará.

Su libro puede ayudar a que personas que lean esas historias de grandes compositores se animen a escuchar su música.

Eso me pasa constantemente; cada día recibo montones de mensajes que me cuentan que estaban leyendo y se fueron a You Tube para escuchar su música.

O lo contrario, vemos un cuadro o escuchamos una música maravillosa y queremos indagar sobre su autor.

Eso es lo que me pasa a mí y por eso hago este trabajo. Necesito conocer siempre a la persona que hay detrás de una música, cuadro o libro; tengo una curiosidad enfermiza.

¿Esa pasión la siente también por compositores contemporáneos?

Sí, con toda la música porque considero que no es ni buena ni mala porque sea de antes o de ahora. Detesto la etiqueta de música clásica y creo que le hacemos un flaco favor al llamarla así, ya que no se corresponde con la realidad. En cada época hay compositores maravillosos y otros nefastos.

¿Todos aspiramos a ser inmortales?

Es lo único que merece la pena. Los griegos ya decían que nos morimos cuando nadie más nos recuerda. No sabemos quiénes eran nuestros bisabuelos y a mí eso me hace rebelarme; me encantaría que nadie pudiera morir y el libro es justamente para mantener un pequeño trocito de memoria.

¿Qué supuso el programa 'This is Opera' en su carrera?

Me permitió pasar del nivel local en Cataluña al nivel global. This is Opera se ha visto en 52 países y se siguen añadiendo otros a la lista. Pasé a recibir llamadas de Croacia, China, México, Colombia, Argentina, Australia... me permitió estar en el salón de mucha gente de todo el mundo.

¿Tuvo libertad total a la hora de decidir el formato?

Sí, total. Yo siempre tuve la inquietud de hacer un programa que se suponía que era de ópera en el que pudiéramos explicar las cosas a personas que nunca fueron a un teatro pero también a los aficionados.

¿Y para cuándo el próximo programa de televisión?

Estamos empezando con un nuevo espacio que tiene mucha música pero no solo es eso; hablaremos también de literatura, pintura, escultura... Va a a ser un programa muy mío porque, de nuevo, lo voy a presentar, dirigir y escribiré los guiones. Esperamos que a finales de año o principios de 2018 se pueda ver, aunque en España aún no sabemos en qué cadena.

¿Está convencido de que un programa cultural puede ser exitoso en España?

Para mí es tan natural e imprescindible vivir con estas cosas que me parece impensable que alguien pueda vivir sin ellas. No me cabe en la cabeza que pueda haber gente a la que no le interese la cultura.

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