Miguel Ángel Ramírez, presidente de la UD Las Palmas, acusó ayer a Manuel García Navarro, exmandatario de la entidad amarilla en dos etapas (desde 1999 a 2001 y de 2004 a 2005), de haber efectuado un fichaje fantasma por un valor de seis millones de euros para el club amarillo hace diez años.

"Durante su gestión él contrató a un jugador que jamás militó en la UD por 1.000 millones de pesetas. El futbolista se llamaba Derima y no vino al club", denunció ayer Ramírez.

La acusación de Ramírez llega tras fracturarse el pacto de caballeros con García Navarro que se había cerrado hace dos semanas y que significaba la paz entre el presidente y el accionista. Un acuerdo que establecía que la UD Las Palmas abonaría 1,2 millones de euros al exmandatario, y que además figura como acreedor, para cerrar la deuda y dar carpetazo al proceso concursal que se inició en 2004.

La semilla del último divorcio radica en la presentación de García Navarro, el último presidente que llevó a la UD a Primera, de dos demandas judiciales en su conflicto con el club y con el propio Ramírez.

Según el presidente amarillo, García Navarro se comprometió a dar "un paso hacia la paz" y retirar ambas demandas. "Me ha vuelto a engañar y solo quiere hacer daño. Pero si me quiere denunciar que lo haga, no tengo ningún problema porque tengo datos sobre otras operaciones. No tengo nada que temer y jamás me retractaré de lo que he dicho porque yo sí tengo pruebas de todo lo que expreso", argumentó el presidente amarillo en la Cadena Ser.

Minuto de gloria

García Navarro reitera que no acepta "imposiciones de nadie" y que cuenta con predisposición para firmar la paz. "No se trata de dinero, sino de aclarar los puntos. Sigo dispuesto a sentarme y a dialogar", puntualiza.

Para Ramírez, el comportamiento de García Navarro obedece únicamente a su interés por salir en los medios de comunicación. "Ya tiene lo que pretendía, que es figurar en prensa y en televisión. Adora su minuto de gloria, pero mi máxima es no judicializar a este club. La UD es una entidad muy seria y merece un respeto. Pero, eso sí, si nos atacan tendremos que defendernos aunque no sea mi intención", finaliza Ramírez en dicha emisora.

Del pacto a la guerra. Ramírez y García Navarro vuelven a la gresca. Es la crónica del divorcio eterno. Despierta el tornado y sigue el culebrón. Continuará...