Durante muchas semanas la Unión Deportiva pensó que sus errores tendrían revancha en el fin de semana siguiente, vivió como si siempre quedara suficiente tiempo para engancharse a la promoción de ascenso, a ese objetivo que únicamente quedó en las cabezas de los aficionados, pero todo ello se acabó hace un par de sábados. Seis jornadas después de vencer su último partido, frente al Celta de Vigo en el Gran Canaria, al grupo de Juan Manuel se le está haciendo insufriblemente largo este final de campeonato. Incluso el entrenador lo ha admitido. En este tobogán que conduce hacia la tierra de nadie de la clasificación, sin embargo, quedan estaciones más o menos potables como este Mini Estadi, sede del reconstruido Villarreal B, que escapa con la chavalería de la zona oscura.

Esta tarde (17.00 horas, Televisión Canaria), después de tres semanas con ausencia parcial de juego y falta total de resultados, los visitantes no podrán parapetarse en la experiencia ni la actitud defensiva del adversario de turno, como han hecho en más de una ocasión, por lo que tendrán que exponer sus mejores armas (o las que tengan) para poner a salvo, al menos, su propia imagen. La fachada será lo único que le queda por resguardar de este final a la UD, que se ha quedado desnuda de objetivos justo en el momento en el que el calendario invitaba a un escenario de sonrisas. A partir de ahora, esperan horas de rutina y tedio.

La permanencia para Las Palmas no está amarrada al 100% pero existen evidencias suficientes para suponer que con un par de puntos más el equipo no pasará ningún tipo de aprieto en la tabla. Sobre todo, porque el vagón de cola es rematadamente irregular y ninguno de los que están en la frontera de la salvación acaba de encadenar dos o tres partidos que meta el miedo en el cuerpo a los conjuntos de la zona más tibia, como la propia Unión Deportiva.

Semana tranquila

Sin más peleas que salvaguardar el escudo de manchas indignas, la plantilla se ha conjurado en los últimos días al acomodo del vestuario para caminar codo con codo hasta que lleguen las vacaciones de verano. En esta línea, la semana de declaraciones en los jugadores de Las Palmas ha marchado por el previsible canal de la normalidad y la atonía, después del grito hace diez días de Mariano Barbosa, que podría ver desde el banquillo el encuentro de esta tarde, dando paso a la titularidad a Raúl Lizoain, que ya ocupó en este mismo partido en la primera vuelta.

La entrada del canterano al once inicial, si lo estima Juan Manuel como ya ha probado durante la semana, podrá ser la novedad más importante que presente la UD en Villarreal, a donde viaja con ausencias de todo tipo. Vitolo se encuentra castigado por la Federación, tras acumular cinco amonestaciones y otros cinco futbolistas -David García, Roque Mesa, Mauro Quiroga, Javi Guerrero y Aythami- están fuera de concurso debido a distintas lesiones.

Ruymán, tras su sanción, podrá volver al flanco izquierdo de la defensa, que fue ocupado ante el Huesca por Enrique Corrales, quien ha repetido convocatoria una semana después. Mientras, la duda más intensa en el centro del campo se encuentra en el sector derecho donde tienen opciones parecidas los gemelos Suárez. En la punta de ataque, como pocas veces en la temporada, parece claro que Javier Portillo será titular. Sobre todo, porque en el último partido demostró su habilidad como nueve marcando el único gol de un partido que acabó en funeral.