El derbi canario, tras 61 años de intensa rivalidad -el primer duelo se disputó en 1953-, ha dejado por el camino grandes historias que han dado forma a la leyenda de la Unión Deportiva Las Palmas y del Club Deportivo Tenerife. Victorias épicas que valieron un ascenso a Primera División -como la amarilla en Santa Cruz en 1954-, triunfos en territorio comanche que condenaron al rival -como el blanquiazul en 2002 que mandó a ambos conjunto a Segunda División-, goles en el descuento que se celebraron como un título -el de Marcos Márquez para dar el empate a la UD en 2008- o exhibiciones particulares de futbolistas como Koke Contreras, Narciso, Turu Flores, Ayoze Pérez, Iriome o David Amaral han marcado un pulso que, además, trasciende más allá del fútbol. Y en ese terreno, lejos del césped, algunos han destacado por encima del resto por bocazas.

Declaraciones polémicas o salidas de tono han marcado, a lo largo de la historia de los derbis canarios, a varios presidentes, entrenadores y futbolistas. Tanto por el desafortunado carácter de sus palabras como por el efecto bumerán que provocaron: al final, sus manifestaciones, se volvieron siempre en contra de sus intereses y de sus propios equipos. La lista es extensa y variopinta. Javier Pérez, Miguel Concepción, Juan Carlos Socorro, Rubén Castro, Juanele, Sergio Lobera o Valdano forman parte de una lista que, durante las últimas décadas, ha añadido más picante a los duelos entre la UD Las Palmas y el CD Tenerife.

El 20-0 de Javier Pérez

El CD Tenerife, en 1997, estaba en la cresta de la ola. En primavera, con Jupp Heynckes al mando, se había colado hasta las semifinales de la Copa de la UEFA tras dejar por el camino a históricos europeos como el Feyenoord o la Lazio. Allí, en la antesala de la gran final, el conjunto chicharrero cayó ante el Schalke 04 -que luego se proclamaría campeón continental frente al Inter de Milán-. Después de aquella hazaña, Heynckes emigró al banquillo del Real Madrid para ganar la séptima Copa de Europa y Javier Pérez, el ambicioso presidente blanquiazul, redobló la apuesta para celebrar a lo grande el 75 aniversario del CD Tenerife.

Víctor Fernández, que antes había ganado una Copa del Rey y una Recopa con el Real Zaragoza, fue el elegido para el cargo de entrenador dentro del nuevo proyecto blanquiazul. Y para reforzar una plantilla que llevaba un lustro instalada entre los mejores de Primera División -con jugadores como Ojeda, Jokanovic, Julio Llorente, Antonio Mata, Alexis Suárez, Toni Robaina, Juanele o Kodro-, el CD Tenerife, a golpe de talonario, incorporó a futbolistas como Roy Makaay, Domingos -por su fichaje se pagaron al Oporto mil millones de pesetas-, Slovak, André Luiz o Vierklau.

La campaña para la venta de abonos de la entidad blanquiazul, para ese curso, advertía a sus aficionados que llegaba "el mejor Tenerife de la historia". Y, en ese escenario, el sorteo de la Copa del Rey emparejó al equipo chicharrero con la UD Las Palmas, que militaba en Segunda División y que iba camino de completar una década completa fuera de Primera División. Tanta diferencia debió envalentonar a Javier Pérez -entonces presidente del CD Tenerife y fallecido en 2004-, que al conocer el cruce con el representativo grancanario no ocultó un deseo. "Si me preguntan por cuánto quiero ganar, yo lo tengo claro: por 20-0", apuntó el mandatario.

Lo que se manifestó como un deseo se convirtió, al recorrer los kilómetros de distancia que separan Tenerife de Gran Canaria, en una afirmación y las palabras de Javier Pérez mutaron en un estímulo para la plantilla de la UD Las Palmas -entrenada por Mariano García Remón y con jugadores como Turu Flores, Herrera, Manuel Pablo, Paqui, Víctor, Samways, Óscar Celada, Paquito, Walter Pico, Cicovic, Orlando Suárez o Agostinho- y para la afición amarilla.

Aquella eliminatoria, disputada a doble partido, se resolvió con la clasificación de la UD Las Palmas a la tercera ronda de la Copa del Rey, tras ganar (3-2) en el Estadio Insular -con dos goles del Turu Flores y otro de Merino- y empatar (2-2) en el Heliodoro (2-2) -con tantos de Socorro y Turu Flores-, y quedó marcada por el 20-0 de Javier Pérez que, semanas después -sólo dos jornadas más de Liga-, despidió a Víctor Fernández como entrenador. Aquel Tenerife, señalado como el mejor de la historia antes del derbi canario, aseguró la permanencia en Primera División de manera agónica -en las últimas jornadas- y tras contar con cuatro técnicos -el propio Fernández, Robi, Artur Jorge y Juanma Lillo-.

La portada de Juanele

El 29 de octubre de 1997, tras el partido de ida disputado en el Estadio Insular y resuelto con un empate (2-2), el CD Tenerife y la UD Las Palmas se jugaron el pase a la tercera ronda de la Copa del Rey en el Heliodoro Rodríguez López. Por entonces, y pese a disfrutar de la mejor etapa en la historia de la entidad, el equipo blanquiazul acumulaba casi diez años sin ganar a su eterno rival -incluida otra ronda de la competición del KO que superó con éxito la UD cuando vagaba por Segunda B-. Y, en ese contexto, había ganas por hincarle el diente al representativo grancanario.

El día de autos, Juanele -uno de los jugadores de referencia de aquel CD Tenerife- apareció en la portada de Marca -en su edición para Canarias- con un peluche de Piolín en sus manos y con actitud de comerse al personaje de la Warner Bros -un canario tan amarillo como la camiseta de la Unión Deportiva-. A la imagen le acompañaba un claro mensaje del futbolista canario: "Nos los vamos a comer", afirmaba optimista el jugador que, como el resto de sus compañeros y de la afición chicharrera, chocó con la realidad pocas horas después. Las Palmas empató en el Heliodoro y dejó en la cuneta al Tete.

El desprecio de Valdano

El entrenador argentino, ídolo en Tenerife tras llevar al equipo blanquiazul a Europa, estaba sin equipo en 1997 cuando la UD Las Palmas -en Segunda División- asaltó el Heliodoro Rodríguez López en una eliminatoria de la Copa del Rey que encumbró al Turu Flores y que se resolvió en dos intensos partidos: 3-2 ganó en el Estadio Insular el equipo amarillo, que semanas después resistió en Santa Cruz con un heroico empate (2-2).

A diferencia del resto de casos, la salida de tono de Valdano llegó después del partido y fue la afición del representativo grancanario el objetivo de sus dardos. "Los festejos de Las Palmas son de equipo pequeño", subrayó el técnico de Santa Fe en unas declaraciones a Diario de Avisos. El asunto no se quedó ahí, ya que incluso llegó a asegurar que "la Unión Deportiva se siente inferior" porque "el Tenerife le ha robado un lugar en la historia".

Las palabras de Valdano, casualidad o no, llegaron justo diez meses después de que una victoria de la UD Las Palmas, en Copa del Rey, ante el Valencia y en otra celebrada tanda de penaltis, provocara su destitución como entrenador del conjunto che. En la misma eliminatoria, tras el partido de ida, fue Ángel Cappa -su ayudante en el Tenerife y en el Real Madrid- el que cayó: fue despedido como técnico de la Unión Deportiva.

Socorro: "Matar al Tenerife"

El 5 de mayo de 2002 el Estadio Insular acogió el derbi canario más sobrecogedor. Por primera vez en la historia, la UD Las Palmas y el CD Tenerife coincidían en Primera División. Y ese día, en la penúltima jornada del curso, ambos equipos se jugaban la permanencia en la categoría. El escenario, para el conjunto amarillo, era ventajoso: ejercía como local y un triunfo casi le aseguraba la continuidad en la élite; para el cuadro chicharrero salvarse era casi una misión imposible: debía ganar y esperar una carambola de resultados ajenos para llegar a la última semana de competición con opciones.

La dinámica de ambos equipos era lúgubre. La Unión Deportiva, tras firmar una primera vuelta notable -cerró la primera vuelta en la undécima posición, a sólo seis puntos de distancia del FC Barcelona-, estaba en caída libre -sólo sumó 10 de los últimos 30 puntos en juego-, pero aún dependía de sí misma para evitar la catástrofe. Y, en medio de un ambiente enrarecido tras desaprovechar numerosas oportunidad para sellar la permanencia, Juan Carlos Socorro intentó alentar a la afición amarilla.

El extremo venezolano salió ante los medios, dos días antes del partido, y cometió un desliz importante. "Saldremos a muerte, a matarlos, porque ya hemos fallado en dos finales y ahora solos vale el triunfo", afirmó Socorro, que por aquel entonces no era un novato en el negocio. El futbolista, poco utilizado aquel curso por Fernando Vázquez -hasta esa cita sólo había participado en tres encuentros de Liga-, fue incluso más allá con sus declaraciones. "Para que ellos nos ganen en nuestro campo", añadió, "tendrían que salir los once jugadores de la Unión Deportiva lesionados, ya que nosotros lo vamos a dar todo para conseguir estos tres puntos".

Pese al eufórico discurso de Socorro, la tarde del 5 de mayo de 2002 el Estadio Insular vivió uno de los capítulos más lúgubre de su historia: el CD Tenerife ganó (0-1) con un gol de Marioni en el minuto 33. Aquel tanto agarrotó a la Unión Deportiva, incapaz de reaccionar ante un golpe que provocó un silencio sepulcral en el viejo campo de Las Alcaravaneras.

Socorro, que salió en la segunda mitad, jugó 13 minutos. Y Las Palmas, que una semana después empató en Anoeta ante la Real Sociedad, descendió a Segunda División de la mano del CD Tenerife. El equipo amarillo, desde entonces, no ha regresado a la élite.

Rubén: "Hundir al Tenerife"

No habían pasado dos años del descenso de UD Las Palmas y CD Tenerife a Segunda División cuando ambos equipos se volvieron a cruzar enredados en otra situación comprometida: evitar la caída total, la Segunda B.

En la jornada 27 del ejercicio 2003-04, el CD Tenerife ocupaba plaza de descenso. A no mucha distancia se encontraba la UD Las Palmas: con sólo cinco puntos más en la clasificación. Sin ser definitivo, el duelo aparecía en el momento oportuno de la campaña para marcar las tendencias de ambos conjuntos.

Y en medio de tanta tensión apareció Rubén Castro para intentar apagar el incendio con gasolina. El delantero de La Isleta, que en ese momento tenía 23 años y era le máximo goleador de la categoría, pecó de atrevido. "Quiero hundir al Tenerife", advirtió y repitió en una rueda de prensa previa al partido en el Heliodoro.

Martín Marrero, entrenador del CD Tenerife en la primavera de 2004, empapeló el vestuario de su equipo con recortes de prensa que recogían las palabras de Rubén Castro. La táctica del veterano técnico funcionó. Tres minutos después del pitido inicial, Rubén Castro ya se dolía en el suelo tras una entrada criminal de Corona. Después de eso, poco se supo del atacante durante un derbi que dominó de principio a fin al conjunto blanquiazul, que se impuso 2-0 -con goles de Raúl Martín y LaPaglia-.

Y ese derbi, como se temía, marcó las trayectoria de ambos equipos: el CD Tenerife, herido, huyó del descenso a Segunda B tras el triunfo; la UD Las Palmas no volvió a levantar cabeza y descendió tras contar con cuatro entrenadores -Juan Manuel Rodríguez, David Vidal, Stambouli y Tino Luis-.

El pasillo de Concepción

El 23 de julio de 2010 se sorteó el calendario de Segunda División. Y ese día el azar quiso que la UD Las Palmas y el CD Tenerife cerraran la temporada 2010-11 en el Estadio de Gran Canaria.

Esa circunstancia animó a Miguel Concepción, presidente de un CD Tenerife que había dejado la Primera División un mes antes, aventurar un pasillo del eterno rival a sus jugadores en territorio comanche para celebrar el supuesto retorno a la élite.

Once meses después, la UD recibió en Siete Palmas a un CD Tenerife que había ya consumado un regreso, pero a Segunda B tras firmar un año para olvidar: antepenúltimo en la clasificación después de tener como inquilinos del banquillo a Gonzalo Arconada, Juan Carlos Mandiá, Antonio Tapia y David Amaral.

El desliz de Lobera

"Si aquí hiciéramos el fútbol que practica el Tenerife, la gente nos silbaría". Con esas palabras, en las que pretendía defender el juego de su equipo, Sergio Lobera encendió el último derbi disputado en el Heliodoro Rodríguez López.

Sus palabras levantaron una polvareda enorme en Tenerife, donde horas después se celebró a lo grande la victoria más contundente del equipo blanquiazul sobre la UD: un 3-0 rotundo.