A problemas urgentes, medidas drásticas. La mala dinámica del equipo amarillo, tras cinco partidos sin saborear la victoria y después de dos derrotas preocupantes de manera consecutiva, encendieron las alarmas en el Gran Canaria. Desterrados del liderato desde hace quince días, Paco Herrera se había mostrado reacio a modificar el sistema que hasta entonces le había funcionado a la UD. Un dibujo que se había difuminado poco a poco desde unos meses antes. Herrera cambió cromos, muchas veces condicionado por las bajas, pero apenas se vieron cambios notorios en el posicionanmiento de los futbolsitas en el césped, hasta ayer.
Un cambio que llega quizás por el rival que tenía enfrente, la Ponferradina, o por la necesidad imperiosa que el equipo tenía por volver a ganar y dejar atrás las malas sensaciones que desprendía, aturdido en una esquina del ring y maltratado por los puños de sus rivales. Tras el final de otro asalto donde la Unión Deportiva acabó en la lona de Los Pajaritos, en Soria, Paco Herrera ha encontrado en este cambio táctico una bolsa de hielo que sirve para bajar la inflamación, de momento, que golpe tras golpe ha salido en la identidad en el juego de su equipo.
Por ello, no se guardó nada para empezar. Otra vez con Ortuño, confirmado como titular desde el viernes por el entrenador en sala de prensa, la UD Las Palmas salió en busca de la victoria con una variación táctica en su ordenamiento sobre el césped del Estadio de Gran Canaria.
Tres al ataque
A la dupla que conformaron en Soria Ortuño y Araujo se le unió Nauzet Alemán, fuera de la convocatoria la semana pasada por lesión. Su entrada provocó un cambio de esquema con respecto a las últimas jornadas. Herrera ideó un 4-3-3 para ir de manera descarada a por el partido. La referencia, el ancla que fija la posición en ataque del esquema que planteó ayer Paco Herrera, es de nuevo Alfredo Ortuño. El yeclano se ha adueñado de ese puesto en el once titular de la UD. En el costado izquierdo se colocó Sergio Araujo, más alejado del área, como un extremo puro, pero con las variantes de alguien que ha vivido siempre rondando los últimos metros de la portería del rival. Por el otro lado, Nauzet Alemán. En su posición natural, el de Las Mesas aporta la calidad para encontrar espacios y combinar.
Un hueco se quedaba en el centro del campo, tres hombres para controlar el juego y otorgarle equilibrio al corazón del equipo. En el centro, Javi Castellano, imprescindible en los dos últimos años, motor de esta UD. Como interiores, de escoltas del gemelo, Hernán Santana y Emmanuel Culio. Herrera no se lo pensó tampoco con el argentino. Tras salir de un esguince de rodilla, el 19 volvió al césped sin pasar por un acondicionamiento previo. Del sanatorio, directo al campo. Puro carácter.
Sobre este cambio táctico se cimentó la victoria de la UD Las Palmas. Tres hombres para mantener el centro del campo y tres hombres para pisar área continuamente.
Con el cambio de táctica llegaron nuevas variantes también para atacar. La mutación del equipo pasó por intentar ser más directos, sin tanto manoseo del balón en la medular. Desde el inicio del partido, la UD mostró sus otras formas de atacar. La referencia de Ortuño en ataque desahogó al equipo cuando se complicaba la salida clara del balón desde atrás. Porque Ortuño pelea todo. Se desfonda en favor de sus compañeros que recibían su entrega en forma de buenos balones. Sobre todo Araujo y Nauzet, libres de fajarse con los centrales rivales. De su pelea y del error de Alan Baró nació el primer gol de Araujo. Su trabajo se vio recompensado en forma de gol para cerrar el partido de manera definitiva con el 4-2.
El remedio funcionó y la UD puede seguir peleando. Un remiendo que puede ser definitivo en los próximos combates amarillos.
