La línea de 6,75 metros parecía que ayer se alejaba cada vez más del Granca. O mejor dicho sus efectivos se alejaban de su habitual rendimiento en ella, pero su mente y su muñeca dieron un giro en un final de combate contra el CAI Zaragoza, no recomendable para cardíacos y salvaron el perímetro. Todo lo que el cuadro claretiano no labró en el transcurso del encuentro, lo enmendó con actitud y acierto en los últimos compases y en una prórroga de infarto. Para llegar a ese 91-79 definitivo y al 34% en tiro exterior (10 de 29 triples), el Herbalife Gran Canaria sufrió e hizo sufrir a la marea amarilla. Las cifras claman una mejoría urgente en las próximas citas del calendario. En los primeros tres minutos el conjunto isleño sumó tres de cinco triples -dos de Sasu Salin y uno de Pablo Aguilar-, sin embargo, en los 17 minutos siguientes los pupilos de Aíto sólo convirtieron un lanzamiento de tres puntos de nueve intentos, y lo hicieron gracias a Aguilar, que ponía las tablas en el electrónico del Gran Canaria Arena al descanso (33-33). Hasta la fecha, jugadores que solían contribuir al club de la Vega de San José desde el perímetro, se encontraron ayer incómodos y no atinaron como se esperaba: Brad Newley (1/5), Alber Oliver (1/4) y Kevin Pangos (1/4).
En cambio, a otros hombres del plantel amarillo les sonrió la suerte un poco más desde el exterior, como a Salin (50%), Báez (67%) y Aguilar (40%). En el tercer periodo siguió la mala racha y la sequía de tiros de tres puntos: fallaron seis de seis. El cuadro claretiano iba a remolque e intentaba aguantar el arreón mañico, comandado por su excapitán, Tomás Bellas, en el que los hombres de Joaquín Ruiz Lorente le endosaron 15-21 de parcial. Además el porcentaje de triples del CAI entonces era superior (35%) al isleño (21%).
Habría que esperar hasta el minuto 32 para ver de nuevo al Granca fulminar la línea de 6,75 metros, de la mano del ala-pívot dominicano Eulis Báez (53-56) y el inicio de la remontada. Por su parte, la mano de Salin permaneció varios grados bajo de cero desde el primer cuarto en esa distancia. Pero llegó el minuto 37 y el escolta finés también sumó fuerzas con un tiro de tres puntos.
Todo el equipo remaba en la misma dirección, sin embargo, el triple que abrió la puerta del quinto triunfo amarillo en el presente curso residió en la mano de Oliver. A falta de un minuto para el pitido final la diferencia de cinco puntos con el conjunto zaragozano era casi irreversible (69-74). Pese a ello, los 6.736 aficionados que presenciaron el choque tenían sus ojos puestos en la pista del inexpugnable fortín de Siete Palmas, pero también su fe en el Granca. Fue entonces cuando el base catalán del combinado claretiano no se lo pensó dos veces. Miró al aro desde el lado derecho de la cancha y ejecutó un triple limpio -el único en su cuenta- que hacía soñar con la prórroga (72-74). Instantes después un palmeo milagroso de Omic la hizo realidad.
En los cinco minutos de tiempo extra y para apuntalar la victoria, Pangos y Báez entraron en otra dimensión, tanto en el exterior como sobre la pintura. Newley también despertó de su letargo y se apuntó en la lista claretiana de anotadores desde el perímetro para cerrar la disputa. El Granca gozó de 75% de efectividad en la prórroga (tres de cuatro triples), pero sigue extrañando a un especialista: Kyle Kuric.
