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El Rocasa busca la eternidad

Las teldenses disputan hoy (16.00 horas, TVC) la ida de la final de la Challenge Cup contra el Kastamonu turco - Paco Santana tiene a todas disponbles

Toma de contacto con el pabellón, el Haldun Alagas Sport Complex, por parte de las jugadoras del Rocasa.

En 1995, el Cadagua Gáldar puso por primera vez al balonmano de Canarias en la final de un torneo continental, en la hoy extinta City Cup. Una hazaña que no pudo redondear por culpa del Niederwürzbach, su rival en la eliminatoria, que remontó en su feudo los tres goles de renta que consiguió el equipo galdense en el Juan Vega Mateos. Ahora, más de 20 años después, el Rocasa Gran Canaria tiene en sus manos ser el primer equipo del Archipiélago en conseguir grabar su nombre para siempre en la historia del balonmano canario. Para ello tendrá que dar un paso más y tumbar al Kastamonu en la final de la EHF Challenge Cup. Una última ronda de 120 minutos cuya primera entrega será hoy en Estambul (16.00 horas, Televisión Canaria).

Kosovo, Serbia, Polonia y ahora Turquía. Una ristra de kilómetros y de visados en el pasaporte para acabar en la lucha por el título en el Haldun Alagas Sport Complex de Estambul. Desde el jueves partió la expedición liderada por el entrenador Paco Santana hasta la que fuera capital del Imperio Otomano. Una ciudad objeto de deseo durante toda la historia por generales, naciones e imperios, escenario de cientos de batallas donde el Rocasa iniciará su particular asalto en busca de coronarse como reinas de la Challenge Cup. Hasta esta temporada, los octavos de final de la Copa EHF había sido el tope continental del equipo remudero.

Las anfitrionas, fuera de casa

La responsabilidad por el objetivo se mezcla con la ilusión por llegar a una final. Ayer, el equipo de Paco Santana entrenó sobre la pista de la ida de la final con todas sus jugadoras disponibles. Fue el último entrenamiento previo al primer envite contra el Kastamonu, y por la mañana tendrán una sesión de vídeo para encontrar los puntos fuertes y débiles del club otomano que, en parte, también se sentirá fuera de casa. La entidad, natal del norte del país, tuvo que trasladarse hasta el Bósforo para cumplir con los requisitos de infraestructuras que exige la EHF para la celebración de una final.

La única duda con la que cuenta Santana -entre varias comillas- es María González. La tinerfeña reapareció el miércoles para jugar algunos minutos frente al Zuazo después de su doble fractura de metacarpios de una mano. Aún con eso, las sensaciones de la central son buenas. Entre algodones, fruto del cansancio y de los minutos acumulados, están Davinia López -con problemas en la cadera- y María Luján -tocada en el tobillo-, aunque su participación se encuentra fuera de dudas.

La experiencia, clave

El dominio en la pista de las más veteranas en esto del balonmano se antoja como una de las claves. El nivel que puedan mostrar jugadoras como López, Luján o Trojaola será vital para las intenciones de un Rocasa que se siente mejor en pista cuando puede correr. En la portería, la inspiración que tengan los excelso reflejos de Silvia Navarro podrán decantar la final. Un choque cuyo planteamiento ronda lo que es: la primera parte de una eliminatoria que se resolverá el Telde. Llegar a los últimos 60 minutos del próximo sábado en Gran Canaria con opciones de levantar el título cuando se consuman.

Si la ilusión por hacer historia mueve al Rocasa, lo mismo ronda por la cabeza del Kastamonu. El equipo turco también tiene sus vitrinas europeas vacías. Sin embargo, el cuadro de Osman Kalyoncu ha conseguido reunir a un equipo sólido en torno a la figura de tres jugadoras básicas. La central Serpil Iskenderoglu -con experiencia fuera de la liga doméstica-, la lateral internacional croata Maja Koznjak y la extremo nacional Yeliz Yilmaz son los bastiones en ataque del Kastamonu. Junto a ellas, jugadoras montenegrinas, rusas o rumanas dan el salto de calidad a las de Kalyoncu. Un choque de anhelos, ilusiones, fe y ganas que buscan su espacio en la eternidad.

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