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Herbalife Gran Canaria Liga Endesa (31a jornada, la crónica)

El Granca se lleva un susto

El equipo de García Reneses sufre para derrotar al Movistar Estudiantes después de tener una ventaja de 17 puntos (50-33) al inicio de la segunda mitad

Poco después del descanso, en el minuto 24, el Herbalife Gran Canaria se las prometía muy feliz. Ganaba por 17 puntos de ventaja (50-33) a un Movistar Estudiantes con muy mala pinta. No solo dominaba en el marcador el equipo de Aíto García Reneses por una simple cuestión aritmética; a esas alturas del partido mantenía bajo control, sometido, a un rival mortecino. El conjunto claretiano era mejor en todo: en ritmo, por juego, a ganas. Pero de tan sobrado que iba, de tan superior que se sintió, bajó la guardia, se dejó ir y permitió que el cuadro colegial se viniera arriba con Javi Salgado al timón y Juancho Hernangómez en plan Allstar de la NBA. El Estu, a martillazos y con la constancia que suele tener el tipo más plasta de la fiesta, se zampó la desventaja en un cuarto de hora -llegó incluso a mandar en el marcador (72-73, min. 38)- y tuvo la última posesión para forzar la prórroga o llevarse el triunfo, pero Nicolás Laprovittola se hizo un lío con la pelota, consumió el tiempo y permitió que el Granca, con el susto en el cuerpo, sumara su vigésima victoria (82-80) y se asegurara la quinta plaza en la clasificación de la Liga Endesa al finalizar la fase regular del torneo.

El desenlace del duelo fue rocambolesco y su trama, bipolar. Al son de Kevin Pangos, el Granca convirtió el primer cuarto en una prueba de velocidad. Corrió a todo trapo el equipo claretiano y el Movistar Estudiantes, hundido en las profundidades de la clasificación y con la cabeza en otro lugar lejano al parqué, se quedó descolgado en la línea de salida. Cuando el conjunto colegial se enteró de que estaba en un partido ya palmaba por 10 puntos de diferencia (13-3, min. 5), una ventaja que levantó, golpe a golpe con el martillo en la mano, Eulis Báez sobre la zona. El ala-pívot dominicano, en un santiamén, se zampó a Levon Kendall en el reencuentro entre ambos -el caribeño ya había sumado nueve puntos en ese punto del encuentro-.

La diferencia, de fuerzas y en el marcador, era tan nítida que Aíto García Reneses empezó a dosificar al grupo con celeridad. Y lo hizo con sangre joven. Saltaron a la cancha Anzejs Pasecniks y Oriol Paulí, junto a Albert Oliver, Kyle Kuric y Pablo Aguilar, y el juego del Herbalife se mantuvo a años luz de distancia del empeño del Movistar Estudiantes por sobrevivir. Al conjunto amarillo, tan superior, le bastaba con aprovechar los errores ajenos -hasta siete pérdidas de balón del cuadro madrileño en el primer cuarto- o sacar petróleo de su supremacía en la zona -por una simple cuestión de altura- para mantener a raya a un débil rival.

Con 13 puntos de ventaja (24-11) el Granca dio el salto al segundo cuarto y ahí, entre la sensación de estar a otro nivel y considerarse tan fiero, se dejó ir. Un parcial 0-8, con Javi Salgado como punta de lanza, dio una vida extra al Movistar Estudiantes (24-19, min. 13). La amenaza colegial fue un espejismo. García Reneses, alerta por el bajón de los suyos, miró al banquillo, encontró a Xavi Rabaseda, puso en juego al alero catalán y ahí se acabó el motín. El equipo claretiano recuperó el nivel de intensidad necesario para no contagiarse de la pachorra rival y el Estu no volvió a disfrutar de un momento de tregua hasta el final del tercer cuarto.

Si al descanso aún quedaba tela por cortar (39-26, min. 20) fue porque el Herbalife, pese a la renta que disfrutaba, dio fe de un desastre en su juego de perímetro en la primera mitad: sólo anotó uno de los doce triples que lanzó (8%) para dejar con vida a un adversario que, con la amenaza del descenso en los talones, se coló por un hueco para amargarle al cuadro claretiano la plácida mañana de domingo. Fue poco a poco, a base de fe, de orgullo y de las gotas de calidad que el Movistar Estudiantes tiene esparcidas por su plantilla.

Reacción colegial

Con Nacho Martín fuera de circulación por una lesión, Salgado asumió el mando, Laprovittola -desaparecido en los primeros veinte minutos- empezó a carburar y, sobre todo, Juancho Hernangómez se puso a anotar en plan compulsivo para que el Movistar Estudiantes regresara del más allá para darle un señor susto a un Granca que, poco a poco, bloqueado en ataque, sin continuidad ni ritmo ni acierto, se encogió ante el empuje del rival. El equipo amarillo dejó de correr, flaqueó en la defensa, se dejó la intensidad por el camino y se le encogió la muñeca en ataque para despejar el camino al cuadro colegial que, flojo sí, tonto no, aceptó con gusto semejante regalo (72-73, min 38, tras una canasta de Laprovittola).

Salgado se quedó con las manecillas del reloj y le dio el balón a Juancho Hernangómez para plantar al Movistar Estudiantes en el último minuto del partido (79-78) con opciones reales de ganar y agarrarse a la permanencia, pero la remontada del equipo colegial se quedó en amago. Tres tiros libres anotados por Oliver (2) y Pablo Aguilar (1) sacaron al Herbalife Gran Canaria del jardín en el que se perdió por su propia desidia.

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