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Juegos Olímpicos

La historia se citó con Thaïs

España ha pasado de plantarle cara a Rusia a no clasificarse para los Juegos

Thaïs Henríquez, con las medallas obtenidas en Pekín 2008 y Londres 2012. YAIZA SOCORRO

Disciplina, pasión y emoción son solo algunos de los calificativos que se le pueden poner a la natación sincronizada, ese deporte que engancha, atrapa y te deja sin palabras a partes iguales. Quizás nunca se valorará tanto como se merece, pero ha llegado a batir récords de audiencia aunque casi nadie conozca ese dato.

La sincronizada se puso de moda en nuestro país tras los Juegos Olímpicos de 2008, cuando el equipo español se subió al podio por primera vez en la historia, alzándose con la medalla de plata tanto en la disciplina de equipo como en el dúo. Y que se ratificó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, donde Ona y Andrea, quedaron en segunda posición y en rutina de equipo se subieron al tercer escalón del podio.

Si hay alguien que puede describir y hacernos sentir la emoción de la época dorada de este deporte es Thaïs Henriquez. Ella, con la experiencia de haber disputado dos Juegos Olímpicos, ha vivido, luchado y sacrificado muchas cosas por su deporte, como ella dice. "Lo siento como parte de mí. Le he dado y me ha dado muchas cosas".

"Las palabras no llegan para describir las emociones y los sentimientos de un deportista en los Juegos", una competición mágica por todo lo que significa, lo que genera y la expectación que conlleva. "Lo que se vive esos días es algo indescriptible", señala Thaïs.

Camino de los Juegos

Pero para llegar a unos Juegos hay un trabajo previo que se realiza en la sombra y que en el caso de la deportista grancanaria dio sus frutos, pero que no siempre es así. "El factor que me hizo dedicarme a la natación sincronizada fueron los resultados de Estados Unidos en Atlanta 96. Yo por esa época casi que estaba aprendiendo a flotar en la piscina y poco más. Ver eso que fue histórico me hizo decir: yo quiero llegar ahí. Fue increíble". La canaria, tras ganar el Campeonato Júnior, consideró que ya había llegado al culmen de su carrera deportiva, sorprende ahora cuando se observa su palmarés.

Tras los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, en los que el equipo de natación sincronizada se quedó a un paso del podio, el gusanillo de la competición regresó a Thaïs. "Viendo lo que habían hecho me puse la meta de llegar al equipo. Decidí que a lo largo de un año me dedicaría única y exclusivamente a prepararme para entrar en el equipo. Si lo conseguía genial, en el caso de que no, no lo podía considerar un fracaso porque a lo largo de ese tiempo había dado lo mejor de mi". Y así fue, el trabajo en la sombra, horas y horas de piscina, dieron sus frutos.

Anna Tarrés, la seleccionadora española, decidió contar con ella para preparar el asalto a las medallas en Pekín 2008. "A esa competición llegamos con un objetivo muy claro, la medalla. Nos habíamos convertido en una potencia mundial, conocíamos nuestros defectos y supimos pulirlos, lo que hizo que nos vieran como una de las favoritas. Para nosotras esto era una presión, pero es algo que acabas entrenand; debes estar preparada y ser fuerte mentalmente". afirma Thaïs Henríquez.

En todos los deportes y en especial la natación conllevan un trabajo de recreación mental muy importante. Todo está medido, pautado y numerado, así que la tranquilidad es un factor esencial en estos casos para no invadir, ni entorpecer, el trabajo de tus compañeras. La presión puede jugar malas pasadas. "Intentábamos no ser conscientes de la trascendencia que tenía la competición. Salías e intentabas focalizarte en ti misma. Era necesario controlar las emociones porque daba igual que estuvieras en Japón, la afición te hacía sentir como en casa. Por tanto, era necesario mantener la calma y tener sangre fría", sentencia Thaïs.

Pero con todos los pasos medidos y el tiempo calculado, la mala suerte hizo que la entrada del conjunto español se retrasara. "En aquella ocasión nos tocaba salir después de Japón. Ya estábamos detrás de la puerta preparadas y no se abría. ¿Qué pasó? Pues una de las chicas de Japón se desmayó al finalizar la rutina y cayó al fondo de la piscina. Tuvieron que entrar las asistencias y sacarla. En aquel momento, yo lo único que pensaba era en que no lo vieran las más jóvenes del equipo", claro ejemplo de que la presión en algunas ocasiones te juega una mala pasada.

Si hay algo especial en los Juegos Olímpicos es la Villa Olímpica, esa pequeña ciudad que comparten los deportistas de todos los países y disciplinas. "Este es un aspecto que supera a todo aquello que te has podido imaginar previamente. Desde que llegas allí pasas a formar parte de una familia, da igual que no conozca al de al lad, ni sepas en que compite. Allí todos nos apoyamos", afirma Thaïs. No debemos olvidar que esas villas son pequeñas ciudades de las que puedes ir descubriendo todos sus rincones. "Los primeros días estás pendiente a todo, investigando cada cosa. No hay palabras para contarlo. Todo el mundo del deporte reunido acaba creando una especie de magia", y esa es la magia de los Juegos Olímpicos.

La revolución de la sincro

España puso la natación sincronizada patas arriba. En Pekín se buscó innovar y se consiguió: llevaron unos bañadores con luces. Un empresa había trabajado a lo largo de todo el año y tras varias pruebas habían confeccionado unos bañadores con unas baterías que se cargaban y encendían una serie de luces. Pero las españolas se toparon con la negativa de los jueces. "Nos pararon un poco los pies. Creo que los jueces ya nos tenían un poco de miedo cada vez que llegábamos con alguna novedad. Nosotras siempre intentábamos arriesgar al máximo, íbamos a todo o nada. Y supimos afrontar los riesgos, pero este caso no nos dejaron".

La innovación y el riesgo era la seña de identidad de las chicas de la sincro, que se mezcla con la ilusión y la ambición en busca de una meta, la perfección. "Sabíamos que era imposible alcanzarla. Pero éramos un grupo de locas que se juntaron, que confiábamos plenamente las unas en las otras y en la capitana del barco. Siempre sabíamos que las cosas iban a salir aunque al principio nos pareciera una locura. Yo di mi vida por este deporte y por quienes me rodeaban, porque sabía que iba a funcionar. La vida es muy valiosa para invertirla en algo en lo que no crees. Y en todos los aspectos te debes rodear de las mejores en cada cosa que desconoces con el objetivo de ser mejor y esquivar los baches", señala Thaïs porque eso fue lo que hicieron las chicas de Anna Tarrés para lograr el éxito.

Los logros de España en este deporte van más allá de los meros resultados y hasta la irrupción del equipo español, Rusia no vio peligrar su dominio. Pero España empezó a pisar fuerte, hasta el punto de que muchos las daban como favoritas al oro. "Más allá de los resultados que logramos, como equipo nos honra que las rusas no vinieran a competir a los Campeonatos de Europa. Nosotras éramos conscientes de que era prácticamente imposible superarlas, pero las obligamos a superarse", señala la canaria al recordar que lograron el respeto de la potencia número 1.

Dice el dicho que lo difícil no es llegar, lo difícil es mantenerse y esta dificultad lo sufre la natación sincronizada española. Después de hacer historia y de plantarle cara a Rusia y a China, se han quedado fuera de los Juegos Olímpicos de Río 2016. En un deporte en el que las milésimas cuentan y que puedes pasar de ser plata a bronce, el conjunto español ha pasado de obtener calificaciones entorno a los 98 puntos a quedarse en 90, es decir, bajando una media de dos puntos por año desde el año 2012 hasta 2016.

La impotencia se refleja en Thaïs cuando habla de este tema. "Es la crónica de una muerte anunciada. Se veía venir. Es una pena la no clasificación de España, me duele como si me hubieran quitado algo que es mío. Tanto mis compañeras como yo luchamos y nos sacrificamos para situar a España en el lugar que merecía y ver ahora lo que han dejado que suceda es muy duro", asegura.

"Construir un castillo de naipes es muy complicado, pero cuando lo has conseguido y sabes puede continuar en pie, porque había equipo. duele en el alma y en el corazón. En esta vida todo sucede por algo. Se hizo un cambio de cuerpo técnico para ir a por el oro y mira donde estamos ahora. Conseguimos hacer vibrar a todo un país y batir récords de audiencia en Londres 2012. Tuvimos la recompensa a todo el esfuerzo que habíamos invertido. Ahora le han robado a las chicas la posibilidad de vivir la experiencia de unos Juegos Olímpicos. Faltó humildad por parte de quienes tiran del equipo hacia todo lo que se había conseguido" sentencia la grancanaria.

Con dolor en su alma y en su corazón por lo que le están haciendo a su deporte, considera que "se merecía ser cuidado por todos aquellos que mandan. "Yo informé personalmente a quienes tenía que hacerlo de lo que estaba ocurriendo. Pasar de ser medalla de bronce a no clasificarse no tiene justificación", asegura. "Cuando hablo con las veteranas y analizamos la situación hemos incluso llorado. Lo más duro es que teníamos equipo para competir en estos Juegos, con las chicas jóvenes y con las que teníamos experiencia podíamos haber hecho un buen papel. Pero se lo cargaron todo. Faltó humildad por parte de los que mandan", dice con rotundidad Thaïs Henríquez.

Las opciones de medalla de España en esta disciplina pasan ahora por el dúo formado por la veterana Gemma Mengual y Ona Carbonell, quien en palabras de la grancanaria "tienen opciones por lo reñido que está todo". La catalana que a sus 39 años, disputará sus cuartos Juegos Olímpicos buscará cosechar su segunda medalla olímpica. "El paso que ha dado no es fácil y la admiro. Es un deporte que requiere mucho sacrificio y fortaleza mental, no es fácil compaginarlo. Y por ello, cuenta con todo mi apoyo". Con Rusia y China como grandes favoritas, y con Ucrania buscando dar la sorpresa, España tendrá opciones.

Y de quien no se olvida Thaïs es de la ex seleccionadora española, Anna Tarrés, quien colocó a España como una de las grandes potencias y ahora busca lo mismo con Ucrania, un equipo que siempre ha estado ahí pero que le faltaba un punto para estar dentro. "Con Anna tendrán el toque que les faltaba. Son un equipo con un potencial enorme y ahora creo que marcaran las diferencias. La seleccionadora tiene mucho carisma y sabrá sacar lo mejor de ellas. Probablemente se conviertan en nuestras sustitutas de Londres y será totalmente merecido. Han luchado mucho".

De las palabras de la nadadora grancanaria se desprende el total compromiso que tenían las chicas con la ex seleccionadora. Es tan importante la tripulación del barco como quien lo dirige. "Nosotras estábamos locas y ella también, nos entendíamos. Se ha hablado mucho del carácter y los métodos de Anna Tarrés, pero mira los resultados. Tenías que saber llevarla y muchas veces lo que te decía te entraba por una oreja y te salía por la otra. Es algo que también se debe aprender y que algunas no entendían", explica la grancanaria.

Ahora desde la barrera y la distancia, Thaïs asegura que espera estos Juegos Olímpicos con emoción. "Ahora tengo ganas de disfrutarlos. Sin la presión y los nervios de la competición".

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