Todo sucedió un jueves de agosto. Jorge se dirigía a la cumbre antes de amanecer con su grupo de podencos cuando a la altura de Pino Santo Alto frenó bruscamente su ranchera para solventar una 'disputa' entre sus perros. Volvió la tranquilidad, pero al llegar a la Degollada Becerra saltaron los alarmas. Otros cazadores advirtieron que llevaba la puerta de atrás de su vehículo abierta. Faltaban dos perros.
En un principio pensó que habían saltado en la misma cumbre, en la zona de caza, pero en vista que no aparecían sobre la marcha regresó por donde había subido con la esperanza de encontrarlos por la carretera. No hubo suerte y justo en Pino Santo Alto centró su búsqueda. El potente vozarrón Jorge se oyó por toda la zona y después de pocos minutos apareció uno de los perros. Sólo faltaba 'Dianita', pero no había rastro de ella por los alrededores.
El cazador satauteño regresó a la cumbre con la convicción de que se encontraba allí y que iba aparecer mientras cazaba. Jorge ya no estaba centrado en la jornada de caza, preguntaba y preguntaba sin éxito, y la llamaba una y otra vez. Había otros perros extraviados y ninguno coincidía con las características del suyo.
Los siguientes días los dedicó a su búsqueda, incluso de noche. Había vecinos de la zona que decían haberla visto por un sitio, por otro, pero 'Dianita' casi es dada por perdida hasta que recibió una llamada que le devolvió la alegría. Alguien de la zona de La Solana la recogió con la intención de quedársela hasta que la llevó al veterinario de San Mateo, que comprobó que tenía el microchip obligatorio y que su desaparición había sido denunciada. Jorge Elías tuvo mucha suerte al poder recuperar a su podenco y 'Dianita' volvió a salir al campo al siguiente domingo. Otros cazadores no corren con tanta fortuna y otros porque los abandonan, una historia triste que por desgracia no es nueva, aunque este hecho hoy en día ya está considerado un delito.
