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Golf Aniversario

El Real Club de Las Palmas cumple 125 años de actividad

Un total de veintiún presidentes gestionaron el ir y venir de la existencia deportiva y social del club decano de España estos años

El Real Club de Las Palmas cumple 125 años de actividad

El hoy Real Club de Golf de Las Palmas cuenta en su haber histórico con un total de 21 presidentes a lo largo y ancho de sus 125 años de existencia. Este es un dato revelador de los buenos derroteros de su trayectoria. Una historia que hoy, precisamente -ni antes ni después- va a entrar en un nuevo periplo de vida deportiva y social. Para entenderlo, hay que recurrir en primer lugar al pasado y evocar que, como cabeza visible de la entidad, figuró, en 1891, el nombre de Richard R. Blandy, como impulsor y valedor de una sociedad que nació y se desarrolló -como tantas y tantas cosas en esta tierra- gracias a las personas procedentes del Reino Unido que por entonces estaban asentados en Gran Canaria.

Desde aquellos tiempos a esta parte, muchas cosas se han escrito -y muchas quedan pendientes de revelarse- acerca de la historia real de este club que al día de la fecha exhibe su condición de ser el más antiguo de todos los existentes en territorio español. Para llegar a ello, vale la penar recordar que esta entidad nació tras las reuniones que los representantes de diversas entidades llevaron a cabo con tal fin, en el Club Británico -instalado por entonces en la calle Pérez Galdós- y en los salones del Hotel Santa Catalina, inaugurado por aquellos años.

Para su consecución, tuvo Mr. Blandy desde sus dos periodos presidenciales (1891-1892 y 1894-1896) la positiva idea de reagrupar a todas las fuerzas vivas de su país con actividad en nuestra isla, fueran sus cabezas visibles jugadores o no de golf. Y por esa misma razón pudo funcionar el Las Palmas Golf Club -así se le denominaba hasta los primeros años de la década de los cuarenta- sobreviviendo a años tan difíciles como las dos guerras mundiales y las primeras décadas del franquismo. Cierto es que sus presidentes y directivos supieron atajar los deseos de algunos de hacerlo desparecer, pero también lo fue que su masa social tenía las ideas claras respecto al buen quehacer deportivo de aquellos personajes a los que la historia actual debe recompensarlos como se merecieron y merecen.

Mandatarios británicos

Dicho esto, el periodo 1891 a 1940 estuvo marcado en sus comienzos -como no podía ser de otra forma- por los mandatarios británicos Briand Melland (1894-1896), Roberto Cadell (1896-1897), Peter Swaston (1897-1902) y E. Forwood. Entre ellos existieron casos de ejemplaridad a favor del club como fueron -además de Mr. Blandy- los de Wallace Cragg (1903-1916), G. A. Pagan (1916-1927) y Carlos Mauricio Blandy (1927-1940), que con dinero salido de sus propias arcas sirvieron para mantener a la entidad.

Y justo aquel año de 1940, la institución pasó a ser presidida por Laureano de Armas Gourié, primer canario al frente de los destinos del club, quien además cedió terrenos para la ampliación del recorrido instalado en el Lomo del Polvo, en el hoy barrio de Escaleritas.

A partir de aquí y con la salida de Armas Gourié, rigió los destinos institucionales otro hombre de bien como Sidney Head (1941-1944), una de las figuras relevantes de la comunidad británica. Sin embargo, su mandato acabó con la venida del régimen africanista y, con la ley de asociaciones de la época, el gobernador civil le obligó a claudicar de su cargo.

Desde 1944 y hasta la llegada más tarde de Diego Cambreleng Mesa al frente del club, se abrió un periodo de resistencia frente al poder político establecido, en el que figuraron nombres como los de Rafael Cabrera Suárez (1944-1947), Alfonso Caballero de Rodas (1947-1949) y Eufemiano Fuentes Díaz (1949-1953). Pero lo cierto fue que todo cambió a partir de entonces.

Con Matías Vega Guerra en el poder y tras un toma y daca en las negociaciones, marcadas por las pérdidas en la entrada del turismo inglés -aficionado, como era desde tiempos inmemoriales, a jugar al golf- obligó a la entidad cabildicia a negociar una salida del Lomo del Polvo y una posterior entrada en el campo a construir -como así fue- en el recorrido de Bandama.

Logrado esto, las presidencias de la centenaria entidad fueron, tras la fase de Diego Cambreleng (1953-1974), para Pedro Hernández del Castillo (1974-1978), Carlos Alonso Lamberti (1978-1991), Salvador Cuyás Jorge (1992-2001 y 2008-2016), Francisco de Bethencourt Manrique de Lara (2001-2008) y Salvador Cuyás Morales (2016).

En esas últimas décadas lo cierto fue y es que el Real Club de Golf entró en una nueva dinámica de expansión competitiva hacia los torneos nacionales e internacionales. De modo que sus mandatarios conseguían un año tras otro, además de notables mejoras para el campo y la casa-club, que los más destacados jugadores de Bandama inscribieran sus nombres como ganadores en eventos de relevancia tanto en el capítulo de las citas de amateurs como profesionales.

Además de eso, la entidad decana, por si fuera poco, hizo posible que sus actuaciones fueran más allá del propio club. De hecho, muchos de sus jugadores y antiguos caddies formados en su seno, cumplen al día de hoy diversos cometidos -y a todos los niveles laborales y deportivos- en prácticamente todos los clubes de Canarias. Valga el dato.

En definitiva, podemos afirmar que el Real Club de Golf de Las Palmas -además de ser una de las mejores referencias deportivas de esta tierra-, con el paso de los años logró convertir unos terrenos baldíos en un paraje único para goce de propios y extraños. Dicho con otras palabras, la apuesta del Cabildo con la entidad mereció en su día la pena -y debe seguir mereciéndola- en pos de sus cuentas de resultados. Y, si no, ahí quedan, como muestra, esos 125 años de buen quehacer en favor de nuestra Gran Canaria.

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