El Melilla ganó por la vía rápida este sábado en Vecindario, donde los locales sólo ofrecieron oposición en el inicio. El 3-2 en la ida hacía pensar en un duelo a cara de perro, pero no fue así.

Se presentaba como decíamos un duelo de anotadores, donde Leandro Martins y Toufik Mahdjoubi estaban obligados a liderar a Vecindario y Melilla, respectivamente, en pos de tres puntos que ambos necesitaban para mirar hacia arriba en la tabla.

Quizá por esto a nadie extrañó el igualado partido que se vio de entrada en Santa Lucía, con constantes empates en el marcador. Ninguna novedad por otra parte si atendemos a lo que han sido los encuentros ligueros del grupo de Sánchez Jover, sobre todo en casa, largos y disputados. No había dueño en la cancha, acercándose el set al final con la emoción creciendo.

Pero llegaron en mejor situación los norteafricanos al momento decisivo (22-24), aprovechando su primera bola de set. Golpe moral para los anfitriones del que no se recuperarían.

Reaccionó en principio el grupo de Paco Sánchez Jover, que empezó mandando en el segundo acto: 5-1. Jugando con garra, arriesgando, las cosas le empezaron a salir a los anfitriones. No obstante, los melillenses no tardaron en devolver la igualdad al choque, repitiéndose lo que había sido la historia de la manga inicial, sin verse un dominador claro de la situación, pero anotándose el set el cuadro visitante ante unos locales erráticos.

Un Vecindario que luchó en la tercera manga para que el Melilla no se volviese a ir pronto en el marcador, pero lo cierto es que lo conseguía a duras penas, pues los norteafricanos estaban muy confiados, con mucha moral. Les salía todo a los visitantes y con otro 17-25 cerraban la contienda en un abrir y cerrar de ojos.