Las casualidades pocas veces existen. Que el Rocasa Gran Canaria lograse levantar la Supercopa 2017 no forma parte de esa sucesión accidental de acontecimientos a lo largo del tiempo. Porque la época dorada del club de Las Remudas se empezó a otear desde 2013, cuando el Rocasa alcanzó por primera vez una final de la Copa de la Reina y alcanzó la tercera posición de la División de Honor Femenina.
El Rocasa, hasta entonces, vivió de lo que tenía. La crisis económica le golpeó antes y cerró el grifo de los fichajes. Intentó sobrevivir con aquello que tenía en casa, ir puliendo el talento que llegaba al Antonio Moreno, repatriar a alguna de las suyas y reforzarse con lo justo para competir. Y cuando las fuerzas se igualaron, el Rocasa explotó.
Mientras equipos como el Itxako, el Mar Alicante, Elda o Mar Valencia desaparecieron o perdieron su puesto en la primera línea del balonmano nacional, el Remudas logró sobrevivir. Entre la fidelidad de su patrocinador principal y las ayudas institucionales -sobre todo la del Cabildo de Gran Canaria- el Rocasa conseguía subsistir dando paso a la gente de la casa.
Una tendencia que quiere mantener un año más. Porque aunque este año han llegado tres fichajes con un pasaporte sin nacionalidad española -la argentina María Pizzo, la eslovena Slavica Schuster y la brasileña Rafhaela Priolli-, la columna vertebral del equipo sigue teniendo el sello del Antonio Moreno de Las Remudas. Tiddara Trojaola, María González, Mela Falcón o la repatriada Haridian Rodríguez -jugó el pasado año en el Mecalia Atlético Guardés con el que conquistó la Liga Loterías- siguen clavadas en el Rocasa.
Y es que esa fórmula es la que mejor le ha ido al Rocasa. Con el poderío local llegaron los primeros títulos. El curso 2013-2014 se abrió con un fichaje de lujo para el Rocasa, de esos que marcan diferencias. Silvia Navarro firmó con el conjunto grancanario para dar un salto de calidad a la portería de Telde. El primer año, el título se resistió. Sin embargo, una campaña más tarde, en la temporada 2014-2015 el Rocasa besó la gloria. Porque en Castellón y frente al Bera Bera, el 'archienemigo' del Rocasa en estos años, el club de Telde tocó el cielo con su primera Copa de la Reina. Un título que abrió un camino de triunfos que continuó por Europa. La Challenge Cup, conquistada entre Estambul y Telde, dio otro galón más al Rocasa al convertirse en el primer equipo canario del balonmano en levantar una competición continental.
Porriño fue el testigo de la tercera machada del Rocasa: su segunda Copa de la Reina. La aparición estelar de Dara Hernández, producto de la casa, cambió el rumbo de un título que caminaba a Donosti. Un síntoma de que el Rocasa también tiene futuro.
La muestra más clara la dejó en Vigo el pasado fin de semana con la internacional júnior Sayna Mbengue de titular, relevo natural de la última internacional absoluta que ha dado el club: Almudena Rodríguez, ahora en el CSM Bistrita de Rumanía. El Rocasa intenta regenerarse para seguir sumando más títulos a su palmarés.
Ayer, en la Casa Palacio de Bravo Murillo, sede del Cabildo de Gran Canaria, durante el agasajo de las institución insular, dejó una promesa: volver. El camino empieza el sábado con el inicio de la Liga, el gran reto que le falta.
