P. C.

- ¿Qué opina de la reacción del público, el pasado sábado ante el Elche, en el Gran Canaria? ¿Comparte las críticas?

- A uno siempre le gustaría que le aplaudiesen y no recibir críticas pero hay que acatarlas con profesionalidad. Respeto mucho a la afición de Las Palmas y a todo su entorno. La verdad es que me han tratado muy bien en la Isla y ahora solo espero devolverles esa confianza con grandes partidos en este club.

- ¿Usted considera que abusa del desplazamiento en largo? ¿No hay otra variante?

- Si analiza el partido ante el Elche, se percata de que colocaron a muchos hombres en el centro del campo. Querían robar cuanto antes y salir rápido al ataque. Para mí, lo fácil sería ceder en corto para un compañero del centro del campo y quitarme el problema. Pero él no se podría girar. Siempre me he considerado un jugador efectivo, práctico y productivo. Si tengo que dar un pelotazo por el bien del equipo, no dudaré ni un segundo. Pero eso no quiere decir que no me guste jugar al toque. Adoro el fútbol, es mi pasión. Disfruto conversando sobre este deporte pero tenemos que adaptarnos al juego que cada partido requiere.

- Su compañero de vestuario Mariano Barbosa recordaba en este medio que ya a él le pitaron y que usted debe pasar por una fase de adaptación al fútbol de la Segunda.

- Por supuesto, yo vengo de una competición muy diferente y debo adaptarme cuanto antes a la fórmula de juego de España. De igual manera siempre he encontrado todo el apoyo del mundo en mis compañeros de vestuario. Contamos con un gran grupo.

- ¿Escuchó los murmullos de una parte de la grada?

- Cuando estás en la cancha solo piensas en el devenir del encuentro. Pero algo sí me percaté.

- ¿Le dolieron?

- Para nada. Simplemente es fútbol; hay cosas más dramáticas e importantes en esta vida. Lo tomo como un aprendizaje; como una vía para seguir compitiendo al máximo nivel. Además, en mi país ya he pasado por situaciones similares o peores. Aquí me han tratado muy bien y solo tengo palabras de elogio para los aficionados.