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La carretera más canaria de Senegal

Una treintena de trabajadores isleños de la empresa Isolux Corsán lleva dos años en la región de Casamance rehabilitando el trazado entre Ziguinchor y Kolda

Paco Trujillo, Francisco Santiago, Norberto García, Carlos Javier Hernández, Francisco Javier Díaz e Ibrahim González, en la carretera que están construyendo en Kolda. J.M.

"Echamos de menos la comida de cuchara", dice Francisco Santiago, "un día hicimos un caldo de papas y casi nos comemos el caldero". Paco Trujillo, sentado a su lado, asiente con la cabeza. "Cada vez que vuelvo de Gran Canaria me traigo aceitunas de Agüimes, papas para arrugar, queso del Castillo del Romeral", añade. La humedad, el calor, los mosquitos y sobre todo la distancia que les separa de sus familias es lo peor que llevan. Pero en Kolda, al menos, tienen trabajo. Forman parte del personal que la empresa Isolux Corsán tiene desplazado a Senegal para construir la carretera que une a Ziguinchor y Kolda, en el sur del país. En total son unos sesenta trabajadores, de los que treinta son canarios. Su presencia se deja notar.

Después de un día de calor sofocante con temperaturas por encima de los cuarenta grados, el frescor debajo de uno de los árboles del Restaurante Le Couloir de Kolda parece el mejor lugar para una animada tertulia. Paco Trujillo, Ibrahim González y Raúl Bermúdez charlan animadamente. Paco es de Agüimes, Ibrahim y Raúl de Telde. "La relación con la población local es buena. La gente nos respeta y nosotros respetamos a todo el mundo, tenemos un trato afable y cordial con ellos", asegura Trujillo, jefe de Producción. Para una ciudad de provincias como Kolda el desembarco de Isolux Corsán ha supuesto un auténtico revulsivo. No es sólo la carretera nueva, que contribuirá a mejorar sus conexiones, sino todo lo demás: generación de empleo (350 trabajadores locales directos, más subcontratas), restaurantes, actividad comercial, alquiler de casas, transportes?

Las obras comenzaron en abril de 2013 y es muy posible que estén terminadas este año. Se trata del ensanche, mejora y adecuación de 194,5 kilómetros de la carretera RN6, que discurre entre Kolda y Ziguinchor al sur del río Casamance, con un presupuesto de 111 millones de euros. Una obra de envergadura y muy necesaria para unir a esta región castigada por un conflicto independentista que dura ya 33 años, pero también por el olvido secular de la capital. Estamos en el granero de Senegal, de aquí procede buena parte de la producción local de maní, arroz, cebollas o mangos que se consume en el país. Es una tierra rica, de agua abundante, pero su separación geográfica del resto del país (otro estado, Gambia, divide a Senegal en dos mitades) y las malas infraestructuras la han mantenido relativamente aislada.

Hace años, Isolux tenía una delegación en Canarias. Sin embargo, la crisis económica que ha golpeado fuerte en el sector de la construcción provocó el cierre de dicha delegación, cuyos trabajadores quedaron adscritos a la delegación de Sevilla, que es la que se encarga de las obras en África occidental. De no ser por este proyecto es posible que muchos de ellos estuvieran hoy en el paro. Y lo saben. Carlos Javier Hernández Lorenzo, encargado de obras y saneamiento es de San Miguel de Abona (Tenerife) y lleva 22 meses en Senegal. "Estoy aquí por mis hijos, hay que ir allí donde está la faena", dice. Tiene dos, uno de catorce años y otro de cinco. "El pequeño está jugando al fútbol y no he podido ver ni un solo partido", dice con un punto de tristeza. Norberto García, jefe de producción natural de Tamaraceite, también tiene dos hijos, el más chico de dos años. "Gracias al Skype", añade.

En las oficinas de la empresa a la salida de la ciudad, rodeados del bullicio normal que conlleva toda obra de esta dimensión, Francisco Santiago lleva las cuentas y todo lo que tiene que ver con la administración. "Todos los días hay un problema nuevo, a veces te dan ganas de hacer la maleta, pero tiras para adelante. Nos ayudamos los unos a los otros, somos compañeros de trabajo, pero también amigos que nos apoyamos en los días de bajona. Esto es un poco rollo Gran Hermano, todo el día juntos", asegura. Y es que la logística es complicada. Hay materiales, áridos o cemento, que es necesario ir a buscar a 700 kilómetros de distancia. Si se rompe una máquina la reparación puede tardar una semana. Y luego hay un problema de ritmos. "Aquí son un poquito calmosos", añade Trujillo, "hay algo urgente y lo pides para ya y tardan una hora. Te tienes que acostumbrar".

La obra se divide en dos lotes. El primero, de 116 kilómetros, entre Ziguinchor y Tanaf; el segundo, de 72, entre Tanaf y Kolda. Este último va más avanzado, es más corto y presenta menos complicaciones técnicas. Además, el proyecto incluía la construcción del nuevo puente de Kolda, que ya está terminado y entregado. Hace un mes fue inaugurado por el presidente de Senegal, Macky Sall, en persona. "Estamos muy orgullosos del nuevo puente", asegura Cheikh Omar Seydi, un periodista local, "era una obra muy necesaria, igual que la carretera".

Los empleados de Isolux, que se reparten entre Ziguinchor, una decena, y Kolda, 21, permanecen durante seis meses en la obra y luego paran quince días que aprovechan para regresar a Canarias. Normalmente lo hacen con la compañía aérea Binter a través de Banjul, la capital de Gambia, con la que existe una conexión. La mayoría son de Gran Canaria, pero hay también de otras islas como Tenerife o La Palma. Trabajan de lunes a sábado. "Las condiciones son duras, sobre todo por el calor", explica Trujillo.

Cada sábado llega a Kolda un camión procedente de Ziguinchor, a unos 200 kilómetros, cargado con la compra de la semana. Muchas botellas de agua, productos de limpieza, comida congelada. De todo. En cada casa viven cuatro o cinco personas. Tienen cocineras contratadas a las que han enseñado a hacer tortilla española o arroz a la cubana. "Vamos escapando con ellas", dicen. Otras mujeres se encargan de la limpieza y de lavar y planchar la ropa. "Para mi es un reto profesional, esta obra te permite además aprender otra cultura y otra lengua. Cuando llegué no sabía ni papa de francés, ahora me defiendo. Esto te da un plus profesional", añade Trujillo.

Francisco Javier Díaz Jiménez, jefe de la planta de hormigón, aldeano de pro, y Francisco Santiago han montado una pequeña huerta en el patio de una de las casas. Allí se entretienen con el millo, las lechugas, las coles y las zanahorias. "Mis padres siempre tuvieron finca en La Aldea y yo crecí con esto, para mi es lo normal", asegura Díaz. Además, algo tienen que hacer aparte de trabajar. Unos van a jugar al baloncesto, otros hacen bicicleta o corren o van a pegarse un chapuzón a la piscina de hotel Firdou.

El mecánico Ibrahim González recibe en su teléfono móvil unas fotos de la cabalgata de Carnaval que se está celebrando esa tarde en su Telde natal. Y se esfuerza en reconocer las calles, las casas y la gente. También está deseando volver a la mínima ocasión. De momento, aquí es donde está el trabajo. Para eso han venido.

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