El Banco de Inglaterra maniobró ayer para contrarrestar el impacto del brexit (la salida de la UE) y lo hizo rebajando sus tipos de interés por primera vez desde 2009 (hasta el 0,25%) y ampliando las medidas monetarias no convencionales (compras de activos) que ya aplicaba. Algunos indicadores anticipan que el resultado de la consulta está pasando factura al crecimiento británico y se teme una recesión.

El Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra decidió recortar en 25 puntos básicos el tipo de interés de referencia, que se sitúa así en un mínimo histórico del 0,25%. Asimismo, se amplía en 60.000 millones de libras esterlinas (71.500 millones de euros) el programa de compra de activos, que alcanza un volumen de 435.000 millones de libras (518.389 millones de euros) y se destinarán otros 10.000 millones de libras (11.830 millones de euros) a la compra de deuda de empresas. Se establece además un mecanismo extra para facilitar más liquidez a la banca.

El recorte de tipos fue decidido unánimemente por los nueve miembros del comité. Sin embargo, ampliar la compra de activos tuvo votos en contra. Durante la crisis, la política monetaria británica se ha alineado con la de la Reserva Federal de EEUU.

Cuando la recuperación británica ganó solidez, se debatía ya la conveniencia de ir retirando estímulos monetarios. Ahora el brexit obliga a lo contrario. El paso dado reconoce las dificultades que trae la salida de la UE. Varios indicadores apuntan una rápida desaceleración del crecimiento. La cotización de la libra bajó un 1,28% frente al dólar y un 1,06% con el euro; la Bolsa de Londres subió el 1,52%.