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La vivienda vacacional encarece los alquileres y desplaza la oferta al interior

En Adeje, donde se concentra buena parte del arrendamiento para el turismo, la subida es del 48%

La vivienda vacacional encarece los alquileres y desplaza la oferta al interior

La irrupción del negocio de la vivienda vacacional está introduciendo cambios en el sector del alquiler de casas. Arrendar un inmueble se encarece en los lugares en que tiene mayor incidencia esta actividad económica de nuevo cuño, con subidas de precios de hasta el 48%, como ocurre en Adeje. Además, empuja a la oferta de alquiler residencial que existe en las áreas de costa hacia el interior de las ciudades.

"El alquiler vacacional no es el único responsable del encarecimiento", apunta el secretario de la Asociación Empresarial Canaria de Gestores Inmobiliarios (Acegi), José Saavedra. Del alza, que sitúa entre el 5% y el 10% en el último año en Las Palmas de Gran Canaria, también tiene culpa la propia dinámica económica. "Todavía existe rigor en la concesión de préstamos hipotecarios, con lo que son muchos quienes alquilan", relata. La presión de la demanda es, por tanto, uno de los factores.

A él se unen las buenas noticias económicas que llegan "a quienes tienen una vivienda para alquilar". Escuchar que la economía va mejor les empuja "a subir los precios". En pocos casos encuentran un arrendatario dispuesto a pagar el que inicialmente colocan, porque "sigue habiendo una tasa de paro superior el 20% y los salarios no se han incrementado", explica el secretario de Acegi, pero al final se quedan más altos que los actuales.

Al cóctel se une la pujanza del alquiler de viviendas turísticas. La rentabilidad que ofrece este negocio es más o menos elevada en función de lo atractivo que resulte el inmueble que se oferta, tanto por su ubicación como por el estado de conservación. La marcha de un inquilino o la finalización del contrato son momentos en los que el propietario sopesa la posibilidad de dedicar la casa al negocio turístico. No son pocos los que dan el paso, con lo que la oferta para el alquiler tradicional se recorta y eso también tira de los precios hacia arriba.

Ese paso a otro tipo de arrendamiento se concentra con mayor vigor en la zona costera de los lugares en los que está permitida esta actividad económica -las normas canarias la prohíben en los núcleos eminentemente turísticos-, con lo que merma en ellas las posibilidad de alquilar una casa para vivir. "Se está desplazando la oferta residencial a la zona alta de la ciudad", detalla Saavedra, quien descarta hasta el momento sucesos que sí se han vivido ya en Madrid o Barcelona con presiones a los inquilinos de un edificio para que lo abandonen y poder así destinarlo a residencia turística.

Más caro en la costa

Ese cambio de lugar de la oferta se observa en que el mayor aumento de los precios dentro de Las Palmas de Gran Canaria se da en la zona Isleta-Puerto-Canteras. Según el portal especializado en el sector inmobiliario Fotocasa, desde julio de 2015 hasta el pasado mes de marzo, morar en una vivienda de 60 metros cuadrados en esa zona se ha encarecido en unos 33 euros mensuales, hasta situarse en el entorno de los 547. El crecimiento de los precios no es sustancial, cosa que sí ocurre en municipios del sur de Tenerife como Adeje o Arona.

El estudio El alquiler vacacional en Canarias: demanda, canal y oferta, elaborado por el Gobierno de Canarias cifra en 28.188 el número de activos en este segmento del mercado. Son datos de diciembre de 2015 que, a buen seguro, han crecido en los últimos quince meses. El 22,34% de las 545.393 camas destinadas a l alojamiento de los visitantes provienen del alquiler turístico.

Tenerife es la isla en la que existe una mayor concentración de la oferta en este segmento, un 40% del total del Archipiélago, y dentro de ella Adeje (12.855) y Arona (9.906) acaparan casi la mitad de las camas (46,69%). Siempre según los datos de Fotocasa, en ellos sí que se ha producido un incremento de precios notable.

En mayo de 2015, el metro cuadrado destinado al alquiler en Arona se situaba en los 7,05 euros por metro cuadrado, cantidad que se elevaba hasta los 10,49 euros al finalizar el mes pasado. Traducido a una vivienda de 60 metros cuadrados, significa que en casi dos años se han pasado a pagar 206,4 euros más al mes o, en términos relativos, que el coste del alquiler se ha encarecido un 48%.

Tal incremento resta importancia al que se ha producido en Adeje, donde en el mismo periodo de tiempo el metro cuadrado ha pasado de los 7,86 euros a los 10,22. Los potenciales inquilinos de esa misma casa tipo de 60 metros cuadrados pagan ahora 141,6 euros más que entonces, un 30% más.

Son distorsiones generadas por la entrada en el mercado de un nuevo elemento que, por otra parte, ha llegado para quedarse, a tenor de la pujanza que ha cobrado en todos los rincones del mundo en un corto periodo de tiempo. La Asociación Canaria del Alquiler Vacacional (Ascav) ha batallado por la legalización del sector y fue crítica con las restricciones normativas que incluyó el marco normativo aprobado por el anterior Gobierno de Canarias.

El presidente del Ejecutivo actual, Fernando Clavijo, se comprometió a revisarlo, si bien hay puntos en los que nunca va a ser posible el acuerdo. La patronal turística tinerfeña Ashotel se ha mostrado muy crítica con esta nueva modalidad de alojamiento y ha confesado su temor a que el crecimiento atente contra el principal motor de la economía canaria, mientras que los propietarios de viviendas destinadas al alquiler vacacional rechazan que no se les permita operar en los enclaves turísticos.

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