La Provincia - Diario de Las Palmas

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La cría de peces de granja se dispara en la última década

El valor de la producción de la acuicultura del Archipiélago supera el de la pesca extractiva

Jaulas de acuicultura en la costa de Telde. Santi Blanco.

Pese a las medidas que se han tomado a nivel mundial para mejorar el estado de las poblaciones marinas, los recursos pesqueros siguen siendo limitados. No en vano, la actividad extractiva explota el 31,4% de las especies que habitan en el mar de espalda a la sostenibilidad, tal y como refleja el informe sobre el estado mundial de la pesca publicado el pasado ejercicio por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura -FAO, en sus siglas en inglés por Food and Agriculture Organization-. En este contexto, la acuicultura juega un papel relevante, lo que explica, en parte, el crecimiento que este segmento ha experimentado en la última década en el Archipiélago. Si en 2006 la producción fue de 4.364,8 toneladas, diez años después la actividad alcanzó las 9.046,1. O lo que es lo mismo, Canarias duplicó el volumen de cría en ese periodo al registrar un alza del 107,25%.

Las Islas se sitúan entre las principales comunidades productoras del país. Los cultivos de lubinas (Dicentrarchus labrax) y doradas (Sparus aurata) constituyen las especialidades de la región isleña. De la primera especie, se contabilizaron 5.767 toneladas en 2015, según los datos más recientes publicados por la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (Apromar).

Esa cifra representó el 27% de lo producido a nivel nacional, esto es, la segunda tasa más alta del país tras el 28,2% anotado por Murcia. La cría de la dorada en Canarias obtuvo, por su parte, 1.884 toneladas, con las que alcanzó la cuarta cifra más alta de España al representar el 11,6% de la producción total de esta especie. A mayor distancia se sitúa la cría del lenguado (Solea senegalensis), pues solo sumó 29,22 toneladas ese año, el 4,4% de la captura estatal en jaulas.

Tendencia alcista

Aunque las cifras globales muestran la tendencia alcista del sector, la cría de peces de granja en el Archipiélago ha sufrido numerosos vaivenes. No hay más que echar un vistazo a la evolución de las cifras para percatarse de la fragilidad que aún planea sobre el sector. En 2010, por ejemplo, la actividad sufrió una caída del 30,5% en comparación con el ejercicio anterior.

Desde entonces, ha ido recuperando terreno poco a poco, si bien en 2013 volvió a sufrir un ligero retroceso a tenor de los datos publicados por la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Ejecutivo regional. Por provincias, es Las Palmas la que mayor peso tiene en la acuicultura, pues acaparó durante el pasado ejercicio el 70,3% del total con 6.359 toneladas. Santa Cruz de Tenerife registró, por su parte, 3.673 toneladas menos al alcanzar las 2.686 toneladas.

Una situación geográfica estratégica, la limpieza del mar, y un clima benévolo a lo largo de todo el año son los factores que contribuyen, a juicio del empresario belga Marc Indigne, al desarrollo del sector en las Islas. En 2013 comenzó a instalar los tanques en Malfú, en Ingenio, para poner en marcha una compañía pionera en Europa en el cultivo de langostinos.

El año pasado realizó las primeras ventas, y aunque su empresa tiene capacidad para criar 25 toneladas al año, de momento solo produce 800 kilos al mes. Este es un ejemplo de que las jaulas y granjas de las Islas no solo crían peces. La necesidad de diversificar su producción les conducen a apostar por otras especies marinas como los crustáceos o las algas.

Mercado limitado

La limitación del mercado es uno de los principales problemas con los que tropieza los operadores del sector. La imposibilidad de que la demanda de las Islas absorba toda la oferta, empuja a muchas de las empresas a mirar al exterior -principalmente la Península- en buscas de nuevos y mayores canales de distribución. Eso sí, siempre que la compañía tenga la dimensión y recursos necesarios para afrontar la exportación. Fuentes del sector apuntan a que algunas empresas, incluso, están a la espera de que la demanda crezca aún más para abrir sus puertas.

Otra de las claves en la expansión de la actividad es el desarrollo y aprobación del Plan Regional de Ordenación de la Acuicultura (Proac). Los acuicultores ansían que este documento, encallado desde hace años, propicie el escenario administrativo adecuado para la regulación y crecimiento de su actividad. Todo ello, además, mediante el respeto al medio ambiente y con el objetivo de potenciar la riqueza y empleo.

“Esperamos que pronto pueda ser una realidad y podamos darle un marco jurídico estable”, sostiene el director general de Pesca del Gobierno de Canarias, Orlando Umpiérrez, quien descarta ofrecer todavía una fecha concreta para su aprobación.

El alto valor de la acuicultura no solo reside en la protección de las poblaciones marinas que merman con la sobreexplotación pesquera, sino también en el impacto económico que genera. Durante el ejercicio pasado el volumen de pesca fresca capturada en mar abierto alcanzó las 15.452 toneladas con un valor de 34,09 millones de euros. Es decir, 6.406 toneladas más que las capturas procedentes de la acuicultura.

Sin embargo, los peces y crustáceos criados en las granjas del Archipiélago suman un importe mayor: 41,49 millones, 7,4 millones más que en el caso anterior.

El crecimiento del sector se percibe también en el mayor consumo humano de sus productos. Si en 1974 solo el 7% del pescado que se encontraba en los platos a nivel mundial procedían de esta actividad, este porcentaje aumentó hasta el 26% en 1994. Diez años después, ya acaparaba el 39%, según se desprende del estudio de la FAO. En la actualidad, la balanza se encuentra equilibrada, puesto que un 50% del pescado que se ingiere corresponde a la pesca convencional y, la otra mitad, a las granjas de tierra o las jaulas situadas frente a las costas. La tendencia es que la acuicultura termine ganando la partida a las capturas en mar abierto, pues las previsiones para 2025 es que ésta abarque el 57% del consumo total.

En el sector pesquero, las posibilidades de crecimiento y generación de empleo de la actividad extractiva están más estancadas que las de la acuicultura. Este segmento, declarado estratégico por el Ejecutivo regional, ofrece numerosas posibilidades de expansión en el Archipiélago. Umpiérrez destaca que si bien por una parte el sector “ha estado un poco ahogado” por el cierre o retraso de aperturas de algunas instalaciones, “otras están más holgadas”. Éstas, apunta, son las que cuentan con políticas comerciales que le han permitido abrir líneas de venta, tener clientes, y colocar sus productos.

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