Hacer de su afición por la enología su profesión. Esto es lo que ha conseguido Benito Troya con su restaurante Newine, un rincón en el que el vino tiene un protagonismo indiscutible. Diplomado en Dirección y Gestión Hotelera por Hoteles Escuela de Canarias (Hecansa), Troya ha trabajado de gerente en diferentes establecimientos de Gran Canaria y desde hace cinco años imparte cursos relacionados con la hostelería en una academia privada.

"Aunque ahora he vuelto a retomar algo la actividad docente, lo cierto es que en marzo de 2012 finalizaron los cursos de los que me encargaba y me quedé en el paro", explica Troya. Fue entonces cuando sus inquietudes empresariales comenzaron a tomar forma. "Lo de tener mi propio negocio es algo que siempre me ha rondado por la cabeza, hasta tal punto que cuando iba a comer a algún lado me fijaba en cómo podría mejorar ese local su servicio, a pesar de no ser mío", comenta.

Sus conocimientos de sumiller y su pasión por hacer del buen vino un placer asequible le llevaron a crear Newine. "Estuve tanteando el local, organizando la viabilidad del negocio, los gastos que iba a tener que afrontar... y en agosto me lancé a la piscina", relata. El 15 de septiembre del año pasado este gastrobar abrió sus puertas en pleno corazón de Santa Brígida con un objetivo claro: desmitificar el vino. "Hay que olvidarse de que el vino es para elegidos y expertos conocedores, basta con que te guste para que sepas apreciarlo y disfrutarlo", afirma.

Para conseguir este propósito, Troya cuenta con una original máquina que permite al comensal disfrutar de una copa de vino de diferentes y sofisticados caldos sin necesidad de asumir el coste de toda una botella. "Nadie abre en un restaurante una buena botella si no es para venderla entera, porque la calidad del vino se mantiene una vez abierto un día como mucho y si tienes suerte", señala.

Este artilugio, diseñado en Italia de manera personalizada, permite mantener el vino abierto hasta 21 días, mediante un sistema de dosificación y de conservación que mantiene sus propiedades y sabor al completo. "Son vinos que a lo mejor siempre has deseado probar pero la botella puede costar 80 euros. De esta manera una copa puede salir en torno a los cuatro euros".

Troya importó la ocurrencia de incorporar este novedoso servicio a su restaurante tras un viaje por París. "La primera vez que vi esta máquina fue hace tres años en una tienda de vinos de Madrid y pensé que por qué no ponerla en un restaurante, pero supuse que a lo mejor es que no era viable. Sin embargo, en París me encontré con muchos restaurantes que sí la tenían y no solo una. Entonces vi que mi idea sí era posible", relata.

Newine dispone, además de los ocho caldos que ofrece en esta máquina, de más de 70 referencias diferentes en una carta en la que tienen gran presencia los vinos canarios. "Tengo botellas de todas las islas porque considero que los restauradores somos los responsables de promocionarlos. Hay que pelear para que el cliente consuma vino canario, porque es un compromiso que tenemos con nuestro campo", asegura Troya. Para él, los viñedos isleños producen vinos jóvenes, frescos, frutales, a los que "no se les puede pedir cuerpo, volumen o estructura, porque este agua no da esas características". "Hay que vender lo que tenemos y potenciarlo", asegura.

Para acompañar a tanta copa de vino, el restaurante cuenta con elaboradas tapas entre las que se pueden citar las albóndigas de morcilla, los saquitos de chorizo de Teror o el queso herreño con mermelada de calabaza.

Este negocio ofrece al cliente la posibilidad de llevarse a casa una media botella con el vino elegido directamente de la máquina. "Llenas la botella con las copas que crees que te vas a beber, la cierras con la encorchadora y te la llevas", explica Troya. El local también dispone de una pequeña biblioteca que cuenta con libros profesionales y amateurs sobre enología.

Para sacar adelante este proyecto, Benito Troya ha hecho una inversión que oscila entre los 15.000 y los 20.000 euros para la cual ha contado con financiación bancaria. "Si todo sigue al mismo ritmo que hasta ahora, espero comenzar a generar beneficios en dos años, aproximadamente". Con Newine, Troya ha cumplido su deseo de ser empresario y, además, ha generado empleo, al contratar a un cocinero y un camarero.