Ya sea por su guerra contra el Real Madrid en las redes sociales y en cualquier foro en un país bastante merengón, o bien por las demostraciones públicas de pertenencia a la nación catalana en un momento reivindicativo de los derechos de Cataluña a ser independiente, cada aparición de Gerard Piqué con la Roja era una de las notas periodísticas más destacadas. No había lugar del país en que jugara España FC donde el futbolista del Barcelona no escuchara pitidos discordantes por su presencia en protesta por su presunta falta de compromiso con los colores.
Ayer, todos esos silbidos se convirtieron en aplausos y parabienes. Lo que son las cosas, el central tuvo que acudir al rescate de España para conseguir el gol que le dio la victoria en su debut en la Eurocopa de Francia frente a una débil República Checa.
La cabeza de Gerard Piqué resultó salvadora cuando parecía, después de la casi hora y media de acoso y derribo a la meta de Peter Cech, que el 0-0, injusto, campearía en el marcador y, a buen seguro, ya se habrían derramado ríos de tinta sobre el papel de la Roja en su estreno, sino hubiese sido por el juego, que fue de notable alto, por su falta de acierto o por cualquier otra cosa.
Y es que por miles de veces que ha repetido el catalán su compromiso cada vez que se enfunda la casaca de España, muy pocos se lo tomaban en serio. El jugador del Barça espera que, a partir de ahora, no se le considere un proscrito en el que es su país, por el momento, pues ya veremos más adelante si prosperan las ambiciones de Cataluña de ser considerada nación independiente. Y es que hasta Milan, el hijo de Gerard con Shakira, imitó a su padre ayer en Toulouse y lucía orgulloso los colores de España. El pequeño, con una corta edad, también se había visto salpicado por las críticas de los detractores del futbolista al aparecer junto a él en manifestaciones afines a los separatistas catalanes. El orgulloso papá fue el encargado de dar a conocer ante los medios de comunicación esa fiebre por la Roja que se vive en casa.
El debut de España, amén del gol victorioso de Gerard Piqué, también dejó otras cosas curiosas. Por ejemplo, el rol de Iker Casillas una vez que el seleccionador Vicente del Bosque tomó la decisión de dar la alternativa en la portería a De Gea, a pesar de la que le está cayendo por los asuntos turbios y momentos en los que tiene el apoyo de su novia eurovisiva Edurne -¡¡¡¡Vamos David, Vamos España!!!!, dixit en Twitter-. El portero ahora del Oporto portugués tomó el papel protagonista desde el banquillo, donde siguió ejerciendo de capitán.
¿Realidad o pose? Iker vivió con intensidad el duelo contra la República Checa. Saliendo de la bancada cada vez que a España se le escapaba una y otra oportunidad de perforar la meta de Peter Cech, parecía un hincha enfervorizado, como si un título estuviera en juego. Sin duda, un comportamiento muy distinto al que tenía en su etapa más negra en el Real Madrid y se acurrucaba impasible en la segunda fila del banquillo del Bernabéu cuando José Mourinho le declaró, veladamente, persona non grata en el club de sus amores.
El laureado y casi sempiterno guardameta de la selección, sabedor de que iba a jugar un papel secundario en esta Eurocopa, declaró que viaja a Francia a sumar, jugase o no ante el empuje de su compañero De Gea, que por cierto ayer demostró que para nada es supersticioso vistiendo de amarillo y luciendo en su camiseta el dorsal 13.
¿Se acaba así el culebrón del portero titular en España para el resto del torneo? Veremos. El Nabo de Oro, o sea Vicente del Bosque, por lo pronto siguió sin otorgar tras el choque el papel estelar bajo los palos al guardavallas del Manchester United: "Acabamos de terminar el partido y no es momento de hablar de quién va a jugar en el próximo partido. Yo creo que es sano el debate en el fútbol, si no es sobre el portero será sobre otro asunto", explicó el técnico.
"Nueva España, viejo Iniesta" podría ser otro de los titulares del encuentro España-República Checa. La Roja, tras el varapalo de Brasil, apareció renovada en la Eurocopa, con la irrupción en el campo de Morata, Aduriz o Nolito, pero lo mejor es que se vio la mejor versión del veterano jugador del FC Barcelona. Lució la frescura, el toque y la visión de juego de su mejor etapa como profesional del fútbol.
