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La Audiencia juzga a tres directivos de la granja de cochinos de Goroy

Como responsables de un presunto delito contra el medio ambiente por los vertidos de purines

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas juzga mañana a tres administradores de la Compañía Canaria de Productos Agropecuarios (Ciaprocan) como responsables de un presunto delito contra el medio ambiente por los vertidos de purines procedentes de una explotación de cochinos, ubicado en el barranco de Goroy.

El fiscal solicita cinco años de cárcel para los administradores de la explotación S. M. G., H.E.S. y J. A. G. G. por un delito contra el medio ambiente, así como inhabilitación para el ejercicio de la profesión relacionada con la explotación de instalaciones ganaderas durante cuatro años, abono de las costas y multa de 30 meses, con cuota diaria de quince euros.

Por contra, el representante del Ministerio Fiscal interesa el sobreseimiento de los imputados J.J. R. P., Gustavo M.B.R, E. G. G. y A. R. P. al considerar que no existen elementos suficientes para continuar sosteniendo la acusación que pesaba sobre los mismos.

Los tres acusados fueron los máximos responsables de la gestión de la empresa en el periodo comprendido entre los años 2001 y 2007, fecha donde se realizaron los vertidos "sin obtener la preceptiva autorización, como tampoco la autorización de planta de producción industrial de agua o estación de depuración de aguas residuales en la explotación", asegura el fiscal en su escrito de conclusiones provisionales.

El 15 de noviembre de 2004 una patrulla del Seprona constató la emisión de un vertido de purines procedente de las instalaciones de la granja de cochinos en Goroy. El Consejo Insular de Aguas de Fuerteventura (CIAF) incoó el correspondiente expediente sancionador y requiera a la entidad Ciaprocan a que procediese a la inmediata paralización de los vertidos.

Sin embargo, en 2005, los inspectores del CIAF detectaron que los purines seguían manteniéndose en unas charcas, mientras que en 2008 se vuelve a repetir la historia y, además, el vertido de purines discurren por el cauce del barranco llegando a escasos metros de una vivienda y tierras de cultivo.

El fiscal considera que la empresa continuo realizando los vertidos, incluso a través de una conducción oculta y procedente de las balsas acumuladoras de las balsas acumuladoras de purines "carentes de impermeabilización, provocando conscientemente un grave riesgo de contaminación de los recursos hídricos, representando un alto riesgo para la salud de las personas que residen en sus cercanías".

Otra de las denuncias, esta vez por un vecino, contra la empresa que explota la granja de cochinos se localiza en la continuidad del vertido de purines por aspersión durante varias horas del día sobre una ladera en las cercanías de la explotación ganadera.

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