Para los devotos, el Cristo de Telde es la imagen que mayor devoción despierta tras la Virgen del Pino. De esa creencia pueden dar fe las más de 2.000 personas que cada año se dan cita en la basílica de San Juan para asistir a los actos de la bajada y subida de esta imagen, moldeada con pasta de millo en el siglo XVI por los indios tarascos del Estado mexicano de Michoacán.

Fiel al calendario, el Cristo será trasladado en la noche del sábado (20 horas) desde su altar mayor hasta el 'tronomóvil' construido hace nueve años para su peregrinaje. Tras la misa arrancará el clásico besapié. Este año la celebración viene con dos novedades: una, el hecho de que la plaza siga en obras y ello dificulte en parte el desarrollo de los actos. Otra, la gripe A y las medidas que se están tomando de forma preventiva. El párroco Francisco Quintana anunciaba ayer que no pedirá a los feligreses que no besen la cruz de plata del Cristo, "lo sugeriremos, pero no lo prohibiré". En esa línea, la de la sugerencia, también se mueve Sanidad.

El sacerdote Julio Roldán lee esta noche (20 horas) el pregón tras la clásica misa. Por lo demás, el Ayuntamiento volverá a colocar mañana sábado pantallas gigantes y cientos de sillas en el exterior del templo para que nadie se pierda detalle del emotivo descenso.