Gran Canaria quedó ayer abastecida para toda una semana de plaquetas, plasma y glóbulos rojos tras la 'protesta benéfica' de 120 bomberos del Consorcio Insular de Emergencias en Triana, que consistió en dar la sangre por la Isla, según explicaban en la 51 jornada de huelga contra un decreto que les está aguando.

Tras toda una mañana bombeando desde las venas a las habituales bolsas de 455 centímetros cúbicos se lograron unos 40 litros de sangre, glóbulo más, glóbulo menos, "de muy alta calidad", al entender de Eliberto Favelo, allí con su casco y linterna, justo antes de subirse al fotingo extractor del Gobierno de Canarias, aparcado sobre el pavimento de la gran arteria comercial capitalina.

Tras él, y a muy pocos metros, yacía el bombero Jorge, a secas, recuperándose de un potente vahído que le quitó la color. Varios de sus compañeros, acreditados y profesionales expertos en devolver ánimos, atendían al muchacho con la tensión al borde del cero absoluto, y le aplicaban diversas técnicas, como el tradicional abanamiento de toda la vida, para recuperar al efectivo para el futuro de la emergencia canaria.

"Ya les he dicho yo que no se pongan al sol ni antes ni después de donar, pero nada", explicaba una de las enfermeras que se dedicaban a hacer zumo de bombero, mientras miraba de soslayo al protagonista del jamacuco, cada vez más amarillo. "Y agua, que tomen mucha agua. Que se hidraten". Con todo, Eliberto Favelo no se inmutaba, apostado también bajo la solajera en el quicio del zaguán del coche, porque se trata este de un furgón con tresillos dentro, para ingresar en el vehículo remangándose la camisa: Eliberto iba a darlo todo por el Consorcio.

El responsable de Promoción del Instituto Canario de Hemodonación en Las Palmas, Guillermo Betancourt, que fue el que calculó la citada autonomía sanguínea de la isla tras medir como habían quedado los depósitos, se declaraba más que satisfecho y es que rara vez una protesta laboral garantiza la salud del resto de la población, al menos durante siete días.

Con esta se suma una variante más al extenso catálogo de ocurrencias reivindicativas de los bomberos, que tras estas siete semanas han logrado hacerse con un catálogo inédito. Vuvuzelas conectadas a botellas de aire comprimido, 'antorchas' de humo, carritos con baterías que dan macho a sirenas..., todo para tupir oídos allí por dónde pasan. La próxima semana esperan firmar la paz. En caso contrario sacarán un nuevo arsenal de 'destrucción' masiva que no se arregla ni con Taponoto.