La patronal de hostelería y turismo de Gran Canaria apoya los planes de modernización de los centros comerciales Anexo II y Oasis ante las dificultades para derribar los locales que ocupan el paseo marítimo y trasladar los negocios hacia el interior. No obstante, reclama a los propietarios que copien el modelo de Meloneras para recuperar la imagen de esas dos zonas clave de Playa del Inglés y de Maspalomas.

Como un mal menor, los empresarios respaldan el cambio de rumbo de los nuevos gobernantes del Cabildo de Gran Canaria y del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, que descartan el proyecto inicial de Costas de eliminar esos dos puntos negros mediante el retranqueo de los locales comerciales que invaden la zona de dominio marítimo-terrestre.

Fernando Fraile, presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo (FEHT), dijo ayer que "es preferible un arreglo a que siga igual de mal que ahora". A su juicio, el Anexo II "se puede mejorar con imaginación y algo de dinero, aunque lo ideal sería tirarlo abajo y hacer un centro comercial más alejado de la playa y del paseo marítimo".

"Ante la falta de recursos que tenemos todos, yo estaría de acuerdo en que se reforme, pues hay auténticos especialistas en convertir un edificio viejo en algo digno", señaló Fraile, quien explicó que la mayoría de los propietarios del Anexo II y el Oasis están de acuerdo en la rehabilitación, pero el problema surge porque muchos locales están alquilados o realquilados a pequeños comerciantes que no pueden soportar unas obras de varios meses.

'Puntos negros'

Tanto Fraile como Tom Smulders, número dos de la FEHT y presidente de la Asociación de Empresarios Extrahoteleros, reclamaron a los nuevos gobernantes la eliminación de puntos negros como el tobogán de Playa del Inglés, que calificaron de "vergüenza" e "insulto al sentido común". Aparte de esos puntos negros, Fraile consideró que los botellones de fin de semana en varias zonas de la Playa del Inglés "son ahora el problema número uno del turismo", por lo que reclamó más control de horarios y más seguridad.

Smulders achacó el deterioro de esos enclaves de Playa del Inglés a la "desunión total" de los propietarios y a la falta de entendimiento entre las distintas administraciones, pues el Cabildo, el Ayuntamiento y Costas "han ido cada uno por su lado". Al respecto, subrayó que los comerciantes del Anexo II "deberían copiar el buen ambiente que se respira en el paseo marítimo de Meloneras".

"Esos empresarios", agregó el vicepresidente de la FEHT, "deben reflexionar sobre las razones que llevan a tantos turistas de Playa del Inglés a coger un taxi para irse a Meloneras para pasear y comer allí, donde pagan un poco más de dinero pero lo pasan mejor".