La elección de las ocho zonas aptas para los campos de golf se decidió tras someter toda la superficie de la Isla a siete filtros ambientales, territoriales y sectoriales, que finalmente dejaron fuera las propuestas de La Aldea, Arucas, Las Palmas de Gran Canaria, Telde o Agüimes. El primer filtro fue el de la aptitud topográfica, que excluyó todas aquellas áreas con una pendiente media del terreno superior al 20%. Eso eliminó a los dos tercios de la Isla.

El segundo criterio fue el de los espacios, casi coincidente con el anterior. El tercer filtro fue la zonificación establecida en el Plan Insular de Ordenación (PIO), que ya delimitó la isla a las zonas costeras y algunas de medianías. La superficie mínima de 50 hectáreas fue la cuarta criba, que ya no fu superada por La Aldea.

El quinto, la estructura de actividades económicas y agrícolas, cercenó las posibilidades de municipios como Arucas o Valsequillo. La climatología fue el sexto filtro, que excluyó todas las zonas no aptas por el viento, en concreto las costas de Telde y Santa Lucía. Por último, se tuvo en cuenta la accesibilidad, eliminando las zonas que no tienen infraestructura viaria.

Prioridades

Una vez delimitado el territorio, los técnicos del Cabildo incorporaron otras variables, como apostar por una oferta de campos de golf de 18 hoyos y una superficie de 50 hectáreas, pues ejercen una mayor atracción entre los turistas y practicantes de este deporte.

El modelo a desarrollar contempla tres modalidades: el desarrollo del turismo con un microdestino de golf con estructura de resort; el equipamiento turístico complementario a la oferta alojativa existente; y la promoción del golf para la población residente fuera de las zonas turísticas.