"Llevamos tres semanas organizando la carreta, lo que hace que nos unamos más los vecinos en estos días de fiestas de San Miguel". Así lo expresó José Díaz, vecino de Los Llanetes, barrio cercano a La Barrera de Valsequillo. "La ofrenda hace que el barrio esté más unido", añadió Librada Calderín Marrero ayer al inicio de la ofrenda romería del patrón de Valsequillo.

"Este encuentro permite sacar y mantener nuestras tradiciones canarias en el barrio", apuntó José Díaz. Este barrio, de cien habitantes, diseñó su carreta con una pesa. "Se trata de partir el higo para completar el kilo", destacó la vecina de Los Llanetes. Para Miguel Martel, "es bueno recordar una antigua tradición de partir el higo para el kilo de la gente que bajaba a Telde o Las Palmas, que, como le parecía poco lo que el vendedor ponía, lo partía para darle exactitud a la pesa". "Para nosotros lo mejor de la fiesta de San Miguel es la romería", destacó también Miguel Hernández.

Los vecinos de Los Llanetes piden a San Miguel que haga que el grupo de gobierno les "arregle la carretera, que es lo peor que tenemos". "Deseamos también que nos ayude con lluvia para nuestros campos y con trabajo para todo el mundo para poder comer", apuntó José Díaz.

Al igual que Los Llanetes, cuya carroza estuvo animada por la parranda Buchito de Café de la capital, los otros 12 barrios y tres grupos más de Valsequillo, acompañados por otros 17 grupos folclóricos, participaron en la romería ofrenda con sus respectivas carretas cargadas de frutas variadas y productos no perecederos que ofrecieron al patrón San Miguel Arcángel.

La comitiva de la romería se inició a las 19.45 horas, justo cuando acabó la misa y sacaron a San Miguel a la puerta del templo de Valsequillo. Su párroco, Jorge Hernández Duarte, valoró "mucho la solidaridad y generosidad de los vecinos con sus ofrendas, porque nos ayuda al grupo de Cáritas a atender las 20 familias que pasan muchas necesidades en esta crisis". "Las aportaciones también dan para Cáritas Diocesana", dijo.

Hervidero de gente

Desde las siete de la tarde, el pueblo de Valsequillo se convirtió en un hervidero de romeros y carretas durante las algo más de tres horas que duró la romería ofrenda en honor a San Miguel Arcángel. "La participación ha sido similar a la de años pasados, aunque se ha notado la crisis tanto en el diseño de las carretas como en las ofrendas", manifestó Francisco Galván, uno de los organizadores de las fiestas en los últimos diez años.

La buena temperatura de Valsequillo hizo que los más de 5.000 romeros de todos los barrios disfrutaran de un clima festivo, gracias a la animación de las parrandas y grupos folclóricos.