Allí donde corre un poco de brisa campestre en pleno agosto y deja a su paso por el pueblo un aroma a higo de temporada, en Pino Santo Alto, se celebra desde hace 22 años una de las principales exhibiciones ecuestres del Archipiélago. En esta edición participaron casi una veintena de jinetes, de todas las edades y sexo, que a lomos de sus caballos derrocharon elegancia, sensibilidad y, sobre todo, una noble admiración por sus animales. La enfermera Raquel Segura debutó ayer, junto a su compañera Gara Suárez, en la disciplina de monta a la amazona.
No solo Sevilla tiene un color especial. Ayer Pino Santo Alto también pintaba, al más estilo rociero, un cuadro goyesco, con el caballo como elemento central, digno de quitarse el sombrero cordobés.
Un año más y, ya van 22 "que se dice pronto", el pago satauteño congregó a 16 bellezas ecuestres preparadas para exhibir en público sus encantos morfológicos y su obediencia a sus amos.
A cargo de un juez nacional de doma vaquera de Huelva "por eso de que en Andalucía tienen mucho arte y experiencia en este tipo de actividades", los participaron dibujaron sobre tierra círculos, líneas rectas y algún que otro giro geométrico inesperado.
La disciplina quizás más aclamada de la jornada, la doma de alta escuela, tuvo en esta ocasión como protagonistas a un caballo de pura raza española de nombre Buscón III y a una joven jinete, que con solo 12 años tiene claro que lo suyo "es la competición".
Toño Rodríguez fue padre por partida doble en 2003. El 6 de marzo nació su hija Dayanara y el 13, el semental "más honrado y noble" que ha conocido en la vida. "Hemos crecido, jugado y llorado juntos. Para mí es el mejor amigo que tengo y espero poder disfrutarlo muchos años más", confiesa la pequeña jinete bajo la mirada cómplice de su padre.
Ataviada con pompones andaluces, chaleco y botas, Dayanara salió al terreno a galope de su caballo blanco con una sonrisa que no perdió en ningún momento de la muestra. Ni siquiera en aquellos pasos en falso, en los que "no se sabe cómo va a reaccionar el animal", apunta su padre, "pierde el control de la situación".
Algo un poco más inquieta, ya que debutaba en la exhibición como jinete de monta a la amazona, se desenvolvía Raquel Segura a lomos de su Herbstanz, un ejemplar de raza alemana que adquirió en la ciudad de Sevilla. Y es que a sus 41 años de edad, esta enfermera de profesión decidió estrenarse en una disciplina exclusiva de mujeres. Antiguamente las féminas estaban obligadas a montar en bicicleta o a caballo con ambas piernas a un solo lado y, aunque los tiempos han cambiado, hoy en día esta modalidad goza de gran popularidad.
"Hace un año que me decidí junto a mi amiga Gara a aprender esta disciplina. Somos autodidactas, porque nadie nos enseña, pero poco a poco se verá como otras jinetes se animan a intentarlo", asegura la amazona a galope.
El encantador de caballos
Uno de los domadores y profesores de hípica que más furor desató en la jornada fue el vecino de Pino Santo, Aridane Alonso. Y no es para menos porque con solo 25 años su palmarés ya acumula siete medallas de oro en el campeonato de Canarias. Tras debutar con ocho años en una competición en Valle de Los Nueve, Telde, con Faraón, el caballo que le ha dado "todo en esta vida"; y quedarse en los primeros puestos de competiciones a nivel nacional y regional, el joven dedica su vida en cuerpo y alma al adiestramiento de caballos. "Creo que la doma clásica pasa por su mejor momento en el Archipiélago. Sí que es verdad que aún se necesitan más jinetes pero creo que en los campeonatos, Canarias está ganando poco a poco posiciones", explica el joven adiestrador. Las claves para conseguir de estos animales un mayor rendimiento y obediencia, según el experto, no son más que paciencia y respeto. "Son como las personas, con sus días peores y mejores; por lo que se debe evitar llevar al animal al límite y darle un margen de maniobra", desvela el jinete.
Uno de los empleados y alumnos de la escuela de hípica que dirige Aridane en Santa Brígida, Yeray Betancor, participaba por primera vez en la exhibición con la modalidad de doma clásica. Hace dos años este conejero aterrizó en Gran Canaria por motivos de trabajo. Comenzó a montar a caballo por una novia que tuvo, pero a pesar de que aquella relación no prosperó, su afición ecuestre continúa hasta la fecha. "Comencé a montar, me encantó y hace algo más de un año decidí dejar mi trabajo de camarero y dedicarme por completo al cuidado de los caballos en la escuela de Aridane", comenta.
La muestra de Pino Santo, que con cada edición gana adeptos y participantes de islas como Tenerife y Fuerteventura, ha logrado a lo largo de su trayectoria rescatar la importancia de un animal que en tiempos de antaño era el principal medio de transporte de los vecinos de la zona.
"Recuerdo que en los entierros, se cargaba el féretro del fallecido a cuestas hasta el cementerio de Santa Brígida y el resto de los vecinos que acompañaban a los familiares lo hacían a caballo, porque era el animal que se usaba por excelencia en este barrio", señala el presidente de la asociación de vecinos La Caldera, Antonio González, que además de ser un apasionado de los caballos ha sido precursor junto a otros vecinos veteranos de la zona, como Teodoro Torres, de la exhibición ecuestre.
En la actualidad, según señala González, la muestra goza de categoría y popularidad suficiente en el sector ecuestre, tanto en revistas internacionales como nacionales, como para declararla fiesta de interés turístico. "Y ojalá sea así", suspira el vecino.
