La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Club LA PROVINCIA Nuevo plan urbanístico de San Bartolomé de Tirajana

Los expertos piden que se preserve el suelo turístico del Sur por su gran valor

Viéitez y León explican que el apartamento genera renta y empleo pero si se usa como residencia no P Morales apuesta por ambos usos sin olvidar el negocio

Guillermo Morales, Eduardo Cáceres, Javier Durán, Antonio González y Carmelo León ANDRÉS CRUZ

La coexistencia del uso turístico y el residencial en el Sur de Gran Canaria es posible, pero los expertos en economía, advierten que hay que tener mucho cuidado con esta tendencia porque el suelo turístico es el mejor recurso que tiene San Bartolomé de Tirajana, y también Mogán, ya que es lo que genera renta y empleo. "El mejor recurso del turismo que es el suelo no se puede dejar en manos de los residentes" sentenció el economista, ya jubilado, y exconsejero de Política Territorial Antonio González Viéitez, en un debate que tuvo lugar anoche en el Club LA PROVINCIA sobre el conflicto social que ha suscitado la tramitación del Plan General de San Bartolomé de Tirajana, que ahora está pendiente de que Gesplan resuelva las más de 6.000 alegaciones presentadas por los ciudadanos. También el catedrático de Economía Aplicada, Carmelo León, coincidió con Viéitez en resaltar que el suelo destinado al negocio turístico genera más renta, que el que se usa para alojar residentes, y que esos ingresos los pierde toda la sociedad de una isla o región.

La segunda mesa técnica, que sobre este debate se celebra en este foro, y que estuvo moderada por el director del Club LA PROVINCIA, Javier Durán, giró ayer sobre 'Lo turístico y residencial en la ciudad del turismo', y contó con la participación Eduardo Cáceres, arquitecto y catedrático emérito de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPG) Guillermo Morales, catedrático de la Universidad Carlos III de Madrid de Análisis Geográfico; Carmelo de León, catedrático de Economía Aplicada de la ULPGC, y especialista en Medio Ambiente, y el también economista Antonio González Viéitez.

Empobrecimiento

Viéitez, que recalcó que esta tendencia de la residencialización lleva al "empobrecimiento de la economía", incluso planteó la necesidad de crear una comisión que lidere la reconversión sectorial que reclama el Sur, y en la que propietarios de los apartamentos, Cabildo grancanario, Ayuntamiento-en este caso de San Bartolomé de Tirajana- y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria busquen soluciones de futuro para cada complejo. "Que lo viejo no se caiga a cachos y que se apropie de ese bien quien no debe", sentenció este economista, al tiempo que advirtió que si "no se interviene el proceso de tierra quemada va a continuar, y los buitres van a comprar esos apartamentos a precio ridículo".

Destacó Viéitez que si en los 80 y 90 el debate turístico giró en torno a si dejar construir más camas poner freno con una moratoria al crecimiento de la oferta, en este momento el conflicto, que es consecuencia del modelo turístico de la Isla, se centra en qué hacer con lo construido: destinarlo sólo al turista o también al residente. En este sentido, comentó que el escaso mantenimiento de esos apartamentos, y su degradación ha hecho bajar los precios y que entre el residente a vivir.

Concluyó el exconsejero de Política Territorial haciendo una llamada para que se rompa "el círculo infernal" de ocupación del apartamento turístico, si bien reconoció que a los comuneros les falta además, de gestión, capital para afrontar las reformas y mantener en el mercado el apartamento, por lo que apostó por implicar en las inversiones a los turoperadores.

Por su parte, el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Carmelo León, destacó que si bien las normativas urbanísticas plantean que hay que separar lo turístico de lo residencial, la realidad es que el desarrollo turístico demanda hoy día nuevos productos que hacen compatible ambos usos. Con todo, dejó claro que la residencialización de los complejos "no es lo más eficiente desde el punto de vista económico por el valor que aporta el negocio turístico frente al uso residencial, y sobre todo por el valor ambiental que tiene el suelo destinado al turismo".

Pese a esto, Carmelo León consideró que "no se puede dar marcha atrás, y lo que se debe hacer es articular mecanismos para que los establecimientos destinados a uso residencial tengan la misma calidad que los turísticos". Si bien apuntó que el mercado reclama la compatibilidad del uso turístico y residencial, recalcó que hay que regular ambos usos, y exigir que "el apartamento destinado a uso residencial esté al mismo nivel de calidad que el turístico".

De otro lado, Guillermo Morales que se mostró a favor de compatibilizar el negocio turístico con los residentes en la ciudad del Sur, matizó que esa cohesión social no puede hacer olvidar que todo lo que es Playa del Inglés, San Agustín, Maspalomas o Meloneras, se planificaron precisamente para el turismo, mientras que otros lugares como El Tablero o San Fernando se dejaron como ciudades dormitorios. Aunque dijo que es posible la coexistencia de ambos usos, este geógrafo , aclaró que "hay subordinar uno al otro, de tal forma, que el residencial no supere el peligroso umbral del 25%" de la oferta de un complejo de apartamentos". A este respecto, se mostró partidario de modificar el sistema de unidad de explotación para que los operadores no se queden con los establecimientos extrahoteleros.

Apostó Morales también por que se mantengan como residencial complejos como Los Molinos, o Hábitat, y todos los que lo han solicitado, que además, se analice la posibilidad de incrementar edificios destinados a oficinas como el Mercurio de Playa del Inglés, que al mismo tiempo, se incorporen aquellos complejos que están en la duda de si destinarlo a residencias o al turismo, y que se atiendan más las particularidades de los establecimientos.

"Hay que olvidarse de la expropiación porque el Ayuntamiento de San Bartolomé no tiene ni un euro reservado a tal efecto" enfatizó este ponente ante un salón lleno, en su mayoría de comuneros, preocupados de cómo se va a resolver en su complejo la apuesta de futuro, es decir, si se explota como turístico o se deja para residentes ya que el Plan General obliga a que se definan ambos usos.

Exceso de normas

Aprovechó Guillermo Morales para denunciar que el exceso de normas urbanísticas que el Gobierno canario y el Cabildo grancanario han aprobado en los últimos veinte años ha contribuido a "enmarañar la gestión de los espacios urbanos turísticos del Sur". En este sentido, se refirió a los cuatro textos normativos que inciden en marcar la diferencia entre lo turístico y residencial como son el Plan Territorial Especial de Ordenación Turística Insular de Gran Canaria (Pteoti), el Plan para la Regeneración de Playa del Inglés, las Directrices de Ordenación del Turismo, y la Ley de Renovación y Modernización Turística de Canarias.

"Un documento de muy difícil lectura, muy alambicado, con llamadas permanentes a normativas territoriales o turísticas propias o de otras administraciones, con información inadecuada a los interesados, con propuestas excesivamente técnicas, con escasa pedagogía para todos los interlocutores, que genera confusión en los plazos de alegaciones, y deja en la indefensión a muchos propietarios inmersos en una casuística compleja de comportamientos vacacionales" así definió Morales el Plan General de San Bartolomé de Tirajana. Pese a eso, defendió la tramitación de este planeamiento puesto que, como precisó, contiene las líneas del desarrollo de los próximos veinte años de uno de los municipios más ricos de Canarias, aunque reclamó un documento "más atento a los problemas estructurales del sector extrahotelero y hotelero, al mantenimiento de una ciudad del turismo singular como Maspalomas Costa Canaria, que se preocupe menos por la asepsia urbanística, y que se vuelque en resolver los problemas que ha abierto en su formulación".

Denunció este geógrafo que no se haya dado la palabra en la tramitación de este planeamiento a los agentes sociales, puesto que podían aportar soluciones globales.

Muy crítico fue Eduardo Cáceres en su exposición, pues se atrevió a decir a los participantes en este debate que "no le interesaba la polémica del turismo como un negocio". El arquitecto, que fue el primero en intervenir, rompió nada más comenzar los esquemas a sus compañeros de mesa, y hasta al propio moderador, que pensaban que si iba a posicionar sobre el tema del debate. Pero, Cáceres, al margen de las apreciaciones del resto de participantes, cuestionó el texto de la Ley de Ordenación del Turismo, cuando señala que su objetivo es salvaguardar el medio ambiente y la forma de vida de la población, insistió en que "no hay que hablar de turismo sostenible sino de turismo responsable".

Pese a su tono de voz fuerte, sus declaraciones arrancaron hasta algunas carcajadas entre el aforo. "La ciudad turística del Sur es una mierda porque se han cargado el paisaje y no ha tenido en cuenta para nada a la población local" sentenció Cáceres.

Tras explicar los orígenes del turismo, que comienza como una conquista social en Francia en 1936 cuando se logran las vacaciones pagadas, y detallar como toda la oferta de balnearios da paso a hoteles y apartamentos a pie de playas para el turismo de masas, este arquitecto dijo que "urbanizar es lo mismo que destrozar" y eso es lo que ha pasado en buena parte del sur de la Isla.

Compartir el artículo

stats