El centro de interpretación de la Reserva Especial de las Dunas de Maspalomas, ubicado desde hace más de una década tras el hotel Riu Palace, al final de la Avenida Tirajana de Playa del Inglés, carece de paneles de señalización en su entorno que adviertan a los transeúntes de su existencia. Las puertas de sus instalaciones, con escaso material científico, hasta hace cuatro meses permanecían abiertas al público solo en horario de mañana. Para una mayor proyección del enclave, la Federación de Ecologistas en Acción de Canarias Ben Magec pide su emplazamiento al interior del Faro de Maspalomas, donde el Cabildo proyecta abrir un museo etnográfico.
El centro de interpretación de la Reserva Natural de las Dunas constituye un edificio desconocido no solo para muchos vecinos de la Isla sino para los visitantes de la zona Sur. Pocos son los turistas que tras cruzar el pasadizo del Hotel Riu caen en la cuenta que en el lateral derecho del enclave se erige la infraestructura de San Bartolomé de Tirajana encargada de ofrecer información sobre los valores ambientales del espacio protegido. Al menos con esa función se creó hace ya dos décadas de la mano del Cabildo, ente encargado de la protección de la reserva. Sin embargo, la falta de señalización provoca que el centro pase desapercibido entre los turistas. El año pasado, sin ir más lejos, las instalaciones funcionaron a medio gas debido a las obras de construcción del mirador, que allí ejecutó el Consorcio para la Rehabilitación Turística del Sur. Un año y tres meses después de culminase el proyecto, la plazoleta cuenta con unas vistas panorámicas de ensueño pero con una cartelería oxidada y olvidada en una esquina del edificio. Los rótulos, que anuncian las especies vegetales que florecen en las dunas, no han recuperado desde entonces el lugar que les corresponde.
Más que un centro de interpretación, que divulgue la necesidad de protección y puesta en valor de un espacio tan singular en la Isla como es la reserva, joya de la corona para el sector turístico, el edificio funciona como un mero "punto de información". El personal del patronato no cuenta con los medios y ni con la formación específica que requiere este tipo de servicios. El centro "no dispone de folletos" con los que el visitante pueda apreciar el valor del patrimonio sobre natural el que se encuentra. Y, lo que es aún más importante, la ausencia de este material deja al libre albedrío el comportamiento de los bañistas por la zona. "Cuando se trata de un paraje especialmente frágil", que pierde cerca de 40.000 metros cúbicos de arena al año. Asimismo, los paneles que cuelgan de sus paredes se limitan a enumerar de forma esquemática las especies que habitan en la Charca y en el palmeral así como los factores que moldean el paisaje dunar. Sin el contenido científico "que merece el enclave".
Según el representante de Ben Magec, Víctor Macías, el centro además debería contar con un programa de visitas guiadas por los senderos autorizados de la reserva que llegue no solo a los colegios sino a otros colectivos, ya sean vecinales o culturales, de la Isla. "En ocasiones muchos visitantes han solicitado este servicio más bien como un favor", cuando tendría que ser una actividad más dentro de la misión del centro.
Macías propone reubicar dichas instalaciones dentro del Faro de Maspalomas, epicentro del Sur, ya que así sería "imposible" que pasara desapercibido por los visitantes. La iniciativa formaría parte del museo etnográfico que planea el gobierno insular abrir en la torreta para el próximo año. El portavoz recuerda, además, la necesidad de incluir en las campañas de sensibilización sobre la conservación de las Dunas a las empresas y los colectivos sociales de la Isla y apuesta por exhibir este material divulgativo en el parque Tony Gallardo, ubicado dentro de la reserva. "Más que una cafetería este enclave debe disponer de un espacio dedicado exclusivamente a este tipo de cometidos", recordó Macías.
