¿Cómo valora el ESPAL?
Está muy arraigado, después de 26 años, cumple perfectamente los objetivos que se marca. Hubo una participación masiva y tremenda, de alumnos y profesores, cuando fuimos de visita a los institutos. La gente conoce bastante el tema de fronteras, de inmigración, gracias al ESPAL y acciones que se emprenden, aunque parezca mentira en otros sitios de España, desde las instituciones. Santa Lucía es una isla dentro una isla dentro de España. La actividad política está dando resultado.
Quizá influya que Canarias sea escenario de la inmigración.
Claro. Hay alguna serie de circunstancias que hacen que aquí la gente sea mucho más solidaria, más abierta... Hay un interés de verdad por la integración.
¿Qué pretende transmitir con sus exposiciones y charlas?
La actividad de Prodein se desarrolla en distintos ámbitos: judicial, mediático, sensibilización... Y siempre se pretende mostrar a la gente la verdad, que muchas veces los medios de comunicación no pueden por condicionantes políticos o económicos, y desmentir, porque hay muchas informaciones falsas o trastocadas. Las exposiciones son un acercamiento a la realidad de la frontera sur.
¿Y cuál es la realidad?
La principal característica de la frontera es la violencia que se practica, tremenda y desproporcionada, con actos contrarios a toda la legislación. Es una barbaridad lo que está pasando en Grecia y Turquía, pero la relación de España con un país criminal como Marruecos es mucho peor, y lleva 20 años...
¿Por qué?
Hay muchos intereses de todo tipo, políticos y económicos... Marruecos presiona a España para obtener ciertos beneficios y los inmigrantes son la moneda de cambio, pagan el pato. España ha pasado a ser en poco tiempo el primer socio económico de Marruecos, cuando antes no tenía ninguna influencia. Y la experiencia española, con falta de respuesta de la población y de la comunidad internacional, la impunidad de todas la actuaciones criminales en Ceuta y Melilla, un laboratorio y un tubo de ensayo djurante diez años, ahora se extiende a la Unión Europea, con principios sagrados un par de años atrás que se derrumban.
¿Y sirven las fotos?
El impacto fotográfico sirve para algo, incluso para mucho, pero tiene una limitación en el tiempo. Ha habido fotos que han provocado cambios muy importantes en todo el mundo, como la del niño Aylan, que consiguió más que toda la actividad política y las protestas. Se abrió la frontera de Macedonia con Grecia, durante unos cuantos meses, aunque luego se volvió a cerrar. El efecto de la foto fue demoledor, no ha sido eterno, pero queda en la memoria de las personas.
Entre tanto teléfono con cámara, falta fotoperiodismo.
El fotoperiodismo es más necesario que nunca y es más difícil que nunca. Dadas las dificultades económicas, precariedad laboral, y censura de los grandes medios, el fotoperiodismo es un acto de heroicidad y activismo. Decir la verdad y desmentir falsedades es fotoperioidosmo y activismo.
