¿Cuál es el contenido de su libro 'Nuevas cartas al viento'?
Es una recopilación de los comentarios que durante varios años he escrito para LA PROVINCIA. Procuro no salirme de la actualidad ni de la vida real de la gente. En sus 400 páginas puedes encontrar los sentimientos que voy teniendo ante acontecimientos y anécdotas.
¿Con qué fin lo ha escrito?
La idea de dar una mayor difusión a los escritos que publico cada quince días estaba en mi mente. Pero no me atrevía a meterme en la aventura de revisar textos, buscar fotos, etc. hasta que una persona de una de las parroquias en las que estuve, en Telde, se ofreció a hacer el trabajo que ha sido muy laborioso.
¿Por qué se titula 'Nuevas cartas al viento'?
Cuando el obispo Ramón Echarren me sacó de Lanzarote me costó muchísimo salir aunque hice todo lo posible para que me dejaran allí. Y cuando faltaba un mes para dejar Tías, cada día fui escribiendo cartas de desahogo que no enviaba a nadie. Y empecé a llamarle así con el deseo de que algún día pudieran leerla aquellos a los que se las dediqué. El viento se ha encargado de hacer el trabajo.
¿Su beneficio a quiénes va?
Lógicamente no busco ningún beneficio particular. Y hasta tengo un poco de vergüenza de salir a la calle con un nuevo libro. Los beneficios van a ser íntegramente para un proyecto social con jóvenes. Con los grupos de la parroquia, especialmente con Cáritas y Talitha (tienda de Comercio Justo), estamos concretando los detalles.
¿Qué acogida tuvo su primer libro Cartas al viento?
Muy buena. Es así porque se hicieron dos ediciones y de esto hace aproximadamente 20 años. Son libros que no son para leer de un tirón. Más bien para leer saltando páginas y mientras se miran las fotos, porque igual que en el primer Cartas al viento, cada artículo del libro incluye una foto. Pueden haber más de 300 fotografías sobre todo de gente de Tamaraceite, Agüimes e Ingenio.
Nació en Ingenio, ha sido párroco de Vecindario, de Arinaga y del Cruce desde 2008 y ahora también vicario de Ingenio. ¿Qué destaca del Sureste?
Sí, hago constantes referencias a estos lugares, aunque a veces sin nombrar el pueblo. Como nací y vivo en el Sureste bebo en estas fuentes. La parroquia da muchas posibilidades y estos municipios también. Hay mucha actividad social y resulta muy agradable vivir aquí. Por supuesto, aprovecho muchas veces para destacar las bondades de estos pueblos, que son muchas.
Usted es cura acompañante de Cáritas. ¿Cómo ve la situación social de la comarca?
Hay mucha gente implicada en el desarrollo de estas comunidades. Valoro lo que hacen los ayuntamientos y las parroquias. Es muy buena cosa que hay coordinación de Cáritas con los servicios sociales municipales. Intentamos que los problemas no se enquisten. Ahora mismo estamos trabajando la posibilidad de crear una especie de economato para los usuarios.
¿Los grupos cristianos hacen las labores que deben hacer las instituciones?
En algunas cosas sí. Pero nosotros podemos complementar lo que se hace desde los ayuntamientos y el Cabildo. La Iglesia no puede limitarse a la liturgia y la catequesis. Nuestra labor, como hizo Jesús de Nazaret, es estar atentos y cercanos a los más pobres de nuestras comunidades. Llegamos hasta donde llegan nuestras posibilidades, conscientes de que las instituciones están obligadas a buscar soluciones justas. Pero, también nosotros.
¿Qué piensa de la idea del Papa de crear una comisión para estudiar que las mujeres puedan ser diaconisas, bautizar y casar?
En el Cruce de Arinaga las campanas repicaron cuando el Papa dijo que iba a dar ese primer paso para defender el papel de la mujer en la Iglesia que no es sólo que puedan bautizar y casar. Las decisiones no deben ser de sólo hombres cuando es la mujer la que más presencia tiene en los templos.
¿A qué se debe que la Iglesia esté compuesta la mayoría por mujeres y esté dirigida por hombres?
La Iglesia es una institución muy antigua, muy grande y muy prudente. También muy machista. Y mover la maquinaria del cambio es muy costoso. Yo creo que hay bastante que cambiar y mejorar en esta Iglesia tan querida. Tenemos la suerte de tener un papa que se arriesga y que está dando pasitos muy importantes.
¿Llegará el día en que las mujeres sean también sacerdotes?
Yo lo deseo. Pero advierto que, como adivino, no doy una. Cuando me ordené de cura lo quise predecir y me equivoqué totalmente. Pero mi respuesta a tu pregunta la encontrarás en el libro Nuevas cartas al viento, en la página 107, con el título La niña que quería ser cura.
