Gran Canaria se convierte un día más en la protagonista de este final de julio con la activación del aviso amarillo en su mitad sur, única zona del mapa del archipiélago que queda marcada por temperaturas en torno a los 34 grados centígrados, lo que combinado por los elevados índices de humedad incrementará una sensación de bochorno que afectó ayer a prácticamente todas las islas.

La Agencia Estatal de Meteorología espera para hoy unos cielos poco nubosos o despejados, que se irán cubriendo en las partes más bajas de la cornisa norte, lo que implica unas temperaturas en descenso que se notará más en medianías y cumbres, un refresco que llega de la mano de unos vientos procedentes del norte que pueden llegar a soplar con fuerza en las cotas de mayor altura.

Sin embargo los cauces de barrancos, y partes menos ventiladas de la mitad sur no notarán este refresco, según la Aemet, que establece el citado aviso amarillo para las horas centrales, vigente desde el mediodía de hoy hasta las seis de la tarde.

Un lento baño maría que ayer volvió a copar las máximas del Archipiélago canario, con permiso de Tasarte, en La Aldea de San Nicolás, donde el mercurio subió hasta los 38,4 grados centígrados, ya que en Lomos de Pedro Alfonso, se marcaron los 38,1 a las tres y media de la tarde, todo ello aliñado con una nubosidad cargada de humedad, con especial incidencia en la capital de la isla y todo el norte insular, donde incluso hubo amago de precipitaciones -como el medio litro por metro cuadrado que cayó en Güímar-, pero que en Gran Canaria no llegaron a cuajar.

Para mañana jueves "no se descarta alguna lluvia débil y ocasional en el norte de las islas de mayor relieve, principalmente durante la primera mitad del día", según la Aemet, con unas temperaturas que continuarán descendiendo, de manera más evidente en medianías y zonas altas y con un viento de componente norte con más intensidad al principio del día.