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Opinión

Domingo Ponce y los gloriosos años del fútbol en Firgas

Una formación del Firgas en 1961. LA PROVINCIA / DLP

El 26 de junio de 1964 la prensa deportiva anunciaba, entre la multitud de noticias que el fútbol movía por entonces, la gran expectación creada por el partido a celebrar en el campo teldense de "El Hornillo" entre el equipo de Los Llanos y el Firgas, orgulloso campeón regional de la anterior temporada; y aunque ganó el equipo de la ciudad de los faycanes, la croniquilla advertía que muy contentos no se habían quedado con los resultados y que lo importante era "que al público se deleite con la delantera y si la defensa no rinde a satisfacción no debe importar gran cosa tratándose de partidos amistosos".

Podría parecer hoy en día en la que, pese a mantenerse la afición tanto en Firgas como en los demás pueblos de la isla, el fútbol se ha convertido en un juego entre "galácticos", un negocio casi fuera de nuestro espacio vital; el que una villa como Firgas -pequeña, con múltiples necesidades, con innumerables carencias de infraestructuras de todo tipo que desde los 50 se habían comenzado a suplir por parte de las instancias civiles de la época- pudiese llegarse a la altura a la que hace poco más de medio siglo parece cosa de broma, pero no fue así.

Y no lo fue, por una efervescencia casi superior a la que hoy pudiera verse en la juventud actual. El fútbol llegó a la sociedad grancanaria comenzando el pasasdo siglo y se difundió con una rápidez y una fuerza arrolladora y significó el que muchos jóvenes de entonces practicaran deporte, en unos años que ello no se veía como necesidad. Bastante deporte hacían en las tierras de cultivo y en sus trabajos. En esa efervescencia, cada pueblo tuvo sus adalides, sus grandes personajes que dieron fuerza y empuje a aquellos primeros años. Dejo por ello, para otro artículo, historias del Firguense y el Gonzaga, los campos de fútbol y cómo se unificó voluntades en torno a un solo equipo y nombró aquí a personas como Miguel Rodríguez o Sinforiano Armas; pero, sin menosprecio a nadie. traigo a primera fila, la figura extraordinaria por su labor y entrega de Domingo Ponce Arencibia, al que tan sólo un mes más tarde, el día de San Roque de 1964 ya hacían merecido homenaje los firguenses de entonces; pese a que comenzaba una temporada de bajón frente a las anteriores. Aquel día de San Roque, Ponce afirmaba que "ciertamente, tras lograr la cúspide del campeonato provincial y liga ínterprovincial, nos encontramos en el ejercicio 63-64 como la liguilla interinsular nos depara el polo opuesto. No es vergÜenza para el Firgas, que acaparó varios títulos, quedar en la cola cuando en esto concurren circunstancias que las han tenido los mejores equipos divisionarios. La experiencia es buena consejera y al dictado de lo sucedido, el Firgas vuelve al plano que merece y tiene asignado en la primera categoría regional. Somos aún campeones provinciales y lucharemos para no ser desplazados del trono...."

Según declaraba el propio Ponce años más tarde, llevaba el fútbol en las venas. Afirmaba que ya "jugó de defensa en el Firguense durante las temporadas comprendidas entre los años 37 y 40, estando de vacaciones en sus estudios, ya que los campeonatos entonces se celebraban en verano, cuando era presidente, don Adolfo Arencibia Báez".

Aunque configurado como tal en 1943 no sería hasta la temporada 54-55 participando en el campeonato de clubes adheridos con el Guía, Moya, Agaete y el Teror, cuando empezó su ascenso.. .primero a Tercera y después a Segunda. Y en la temporada 59-60 su ascenso a Primera con Falo, Luis, Valido, Pío, Celis, Totillo, Eduardo, Octavio, Cutillas, Meggido y Del Pino.

Y llegó de la mano de Domingo Ponce; con él, de los siete campeonatos de Primera Regional quedó cinco temporadas consecutivas campeón y la última, la pasada, en segundo lugar con los mismos puntos que el campeón. Campeón ínter-regional y en posesión del Can de Plata concedido por el Excmo. Cabildo Insular por estos cinco títulos de campeón, circunstancia extraordinaria y muy valorada por entonces. Presidente desde 1959 a 1977; también lo sería de la UD Las Palmas entre 1984 y 1988, equipo al que hasta llegó a avalar con 150 millones de pesetas de su propio peculio.

El gran logro del campo "Matías Vega" culminó gran parte de sus aspiraciones, pero él continuó trabajando hasta el final y sus vecinos firguenses supieron reconocérselo en vida. Así, sólo la construcción de los vestuarios en el año 1970 costaron a la Real Federación Española de Fútbol un importe aproximado a las quinientas mil pesetas, aunque el valor total de las mismas ascendió a setecientas mil, diferencia que se sufragó por el Ayuntamiento de Firgas y el propio club.

Firgas, repito, supo agradecérselo, el 24 mayo de 1986, con un partido entre Las Palmas y una selección del norte, el estadio cambiaba su nombre y recibía el de Domingo Ponce que aún mantiene. Jugadores del Firgas, Casablanca y Arucas, sus amigos, vecinos, autoridades le agradecieron así su sincera trayectoria humana y deportiva.

Nacido en Firgas el 18 de septiembre de 1921, comenzó sus primeros estudios en el Colegio de San Ignacio de Loyola y el bachillerato en el Viera y Clavijo. En octubre de 1939 marchó a Madrid, donde realizó si formación como médico. Falleció el 7 de marzo de 1994, dejando de su matrimonio con Marisol Marrero Schamann seis hijos: Marisol, Mari Carmen, Domingo, Juan Ignacio, Pedro y Javier.

Firgas no lo olvidó aún después de su muerte y desde el año 2010 una escultura, realizada por Santiago Vargas. Su viuda, sus hijos, Antonio Cruz, el alcalde Manuel Báez, el cronista oficial Manuel Perdomo, el consejero de la UD Las Palmas Antonio de Armas y el presidente de la Federación, Antonio Suárez se unieron a los hombres y mujeres de la Villa de Firgas en esta perpetuación de su memoria, como sólo saben hacerlo los grandes pueblos.

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