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Santa Lucía Investigación sobre la desaparición de Yeremi

Antonio Ojeda acusó a su vecino 'el Tani' de la muerte de Yeremi Vargas

El preso con el que compartió celda afirma que 'el Rubio' le contó que "el chiquillo no sufrió, ya llegó muerto" tras ingerir un narcótico

Antonio Ojeda acusó a su vecino 'el Tani' de la muerte de Yeremi Vargas

Antonio Ojeda, acusado del secuestro del pequeño Yeremi Vargas en Vecindario el 10 de marzo de 2007, negó ante quien fuera en su día su compañero de celda, José R. O. B., ser culpable del caso, aunque durante sus conversaciones en prisión le desveló una serie de detalles sobre el mismo que fueron investigados por la Guardia Civil como parte de las pesquisas que sirvieron para proceder a su imputación, según consta en el informe que elaboró la Unidad Central Operativa (UCO) del Instituto Armado, al que ha tenido acceso este periódico.

José R. O. B. y Ojeda se habían conocido durante el verano del año 2015 en una de las tres prisiones ubicadas en la localidad gaditana de El Puerto de Santa María, donde ambos se encontraban recluidos, y volvieron a coincidir algo después en otro centro penitenciario, la cárcel algecireña de Botafuego, también en la provincia de Cádiz. Fue entonces cuando, según relató el compañero de celda a la Guardia Civil, los dos entablaron cierto grado de confianza que les llevó a hablar con franqueza sobre los motivos que les habían llevado a prisión.

Ojeda, conocido también como Juan el Rubio, le explicó que se encontraba preso a la espera de juicio, acusado como presunto autor de una agresión sexual a un menor -la vista de este caso, ocurrido en 2012 también en Vecindario, se celebrará en la Audiencia Provincial de Las Palmas antes de que finalice este año- aunque le aseguró que "sólo era testigo de esos hechos, añadiendo que el autor de los mismos sería un tercer individuo, vecino suyo, al que identificó como Tani", según recogió en su atestado la Guardia Civil.

Durante aquella conversación, Ojeda no sólo reconoció ser testigo del caso por el que será juzgado próximamente, sino también de la desaparición de Yeremi. El Rubio le contó a José R. O. B. que el último día que se supo algo sobre el pequeño de Vecindario, él se encontraba en las inmediaciones del lugar del suceso y vio "cómo una mujer de pelo moreno tiraba del brazo del niño, el cual estaba llorando, introduciéndole en el interior de un vehículo Seat Toledo de color blanco" que estaba siendo conducido por un hombre.

Ésta no era la primera ocasión en la que Ojeda mencionaba esta versión de los hechos. Ya en septiembre de 2007, durante su primera comparecencia voluntaria en el puesto de la Benemérita de Vecindario para hablar sobre la desaparición de Yeremi, relató a los agentes que le tomaron declaración haber visto cómo una mujer morena introducía a un niño de siete u ocho años que él identificó "sin ningún género de dudas" como el pequeño Vargas en un Seat Toledo blanco que aseguró haber vuelto a ver días después en una recuperadora de metales ubicada en el cercano polígono industrial de Arinaga. Sin embargo, la Guardia Civil descartó por completo esta línea de investigación, considerándola totalmente falsa y "carente de cualquier tipo de credibilidad", tras comprobar que era imposible que el conductor de ese vehículo hubiera podido estar en Vecindario la mañana en la que se perdió el rastro de Yeremi.

Para llegar a esa conclusión, los agentes habían tirado del hilo del Seat Toledo blanco y descubrieron que el automóvil pertenecía al Ministerio de Defensa y que su conductor era un trabajador civil de este departamento del Gobierno central. En junio de este año, los agentes procedieron a una toma de manifestación de este testigo, quien reconoció haber usado el vehículo en 2007 para sus desplazamientos laborales, entre los que solían incluirse visitas para depositar materiales sobrantes de su centro de trabajo a la misma recuperadora de metales a la que acudía Ojeda, pero sólo de lunes a viernes, mientras que Yeremi desapareció un sábado. Este trabajador del Ministerio de Defensa también afirmó que no tenía más conocimiento de Ojeda que el resultante de verlo en los medios de comunicación "como la persona que está siendo investigada por al desaparición del menor", según recoge el atestado de la Guardia Civil.

Confesión espontánea

Además de contarle a su compañero de celda la versión de la desaparición que incluía a la mujer morena y el Seat Toledo blanco, el Rubio recuperó el nombre de su vecino el Tani para desarrollar una nueva explicación sobre lo ocurrido con Yeremi que también transmitió a José R. O. B. durante una de las conversaciones que mantuvieron en prisión. De acuerdo con lo que este reo le contó a la Guardia Civil sobre sus diálogos con Ojeda, éste volvió a mencionar el caso de Yeremi al regresar a la celda "muy abatido" tras una comparecencia que tuvo en relación con el caso por el que será juzgado a finales de este año y señaló a su vecino el Tani como culpable.

En ese momento, el Rubio manifestó espontáneamente que "el chiquillo no sufrió, el chiquillo ya llegó muerto", según recoge la Guardia Civil de modo literal en su atestado. De acuerdo con el informe de la UCO, Ojeda le contó a su compañero de celda que su vecino habría puesto "algún tipo de disolvente, droga o sustancia con el fin de dormir al menor, lo que habría provocado su muerte".

Ojeda continuó desgranando detalles sobre las circunstancias de la presunta muerte de Yeremi a su compañero de celda, así como sobre lo que habría ocurrido después de ese fallecimiento por ingestión de algún narcótico o estupefaciente. José R. O. B. explicó a los miembros del equipo de investigación que trabajan en el caso que había visto el cuerpo sin vida del menor en el interior del vehículo de el Tani, aunque en este caso no especificó marca, modelo o color del automóvil.

Lo que sí detalló fue el proceso de incineración que, siempre de acuerdo con su versión, llevó a cabo el Tani para hacer desaparecer el cuerpo sin vida de Yeremi. Fue, según relató José R. O. B. y recogió la Guardia Civil, utilizando al efecto presuntamente "maderas y un colchón".

En su relato de los hechos, Ojeda reconoció haber participado, al menos de modo secundario, en los momentos posteriores a la muerte de Yeremi. Lo hizo, según él mismo desveló a su compañero de celda, después de que el Tani le hubiera pedido "unas bolsas de plástico para introducir los restos del menor tras su incineración". El Rubio habría accedido, facilitándole una bolsa "que previamente tuvo que vaciar pues contenía herramientas tales como una radial, y la cual se encontraría previamente rota por la parte de su cremallera", de acuerdo con el documento del Instituto Armado.

Todo esto ocurrió en un remoto vertedero ubicado en un barranco, según publicó ayer el periódico La Razón. Ojeda había mencionado este emplazamiento como un lugar idóneo para deshacerse de un cadáver en una conversación mantenida con anterioridad con su compañero de celda, cuando éste, sospechando sobre el grado real de implicación de el Rubio en la desaparición de Yeremi Vargas, le preguntó "cómo podría deshacerse de un cuerpo en Gran Canaria". El acusado le indicó que había un vertedero cercano a su casa en el que él mismo había arrojado los cadáveres de algunos animales sin que nadie se percatara. Ojeda conocía bien el terreno, ya que había "accedido de forma habitual durante un tiempo indefinido en busca de chatarra", tarea con la que solía recibir algunos ingresos.

El grado de detalle con el que Ojeda había relatado a su compañero de celda los hechos presuntamente acaecidos hizo que la Guardia Civil rastreara la pista de el Tani. Tras averiguar su filiación, los agentes comprobaron que esta persona poseía una coartada para el día de la desaparición de Yeremi, ya que durante esa jornada se encontraba fuera de Vecindario o Santa Lucía de Tirajana, porque estuvo trabajando durante todo el día en el Sur de la Isla.

El atestado de la UCO recoge con sumo detalle cada una de los indicios que llevaron a la Guardia Civil a interrogar a Antonio Ojeda en prisión por la desaparición de Yeremi antes de que éste solicitara su regreso a la cárcel grancanaria de Juan Grande para ser juzgado por el otro caso que tiene pendiente, traslado que fue ejecutado a finales del pasado mes de junio.

Aunque según José R. O. B. Ojeda le desveló todos los elementos que están incluidos en el informe policial, el acusado nunca ha reconocido ante los agentes de la Guardia Civil que le han interrogado en todo este tiempo tener algún tipo de vinculación con el caso. Así ocurrió, por ejemplo, durante esa primera comparecencia en la prisión de Algeciras, cuando también afirmó desconocer quién se había podido llevar a Yeremi mientras jugaba en un descampado cercano a su casa.

Plena capacidad

Desde entonces, las fuerzas de seguridad retomaron la búsqueda del niño en los pozos y galerías cercanos al lugar donde Ojeda vivía en 2007, mientras la investigación en su contra avanzaba de forma paralela en el terreno judicial. Tras su llegada a Gran Canaria, el Rubio fue sometido a un examen forense previo a su declaración ante el magistrado Mariano López Molina, titular del juzgado que se encarga de la desaparición del pequeño. Los especialistas del Instituto de Medicina Legal certificaron su plena capacidad mental para enfrentarse a las acusaciones que pesa en su contra.

Ojeda compareció en la sede judicial de Maspalomas para declarar sobre el caso por primera vez el 13 de julio. Entonces, en medio de un gran revuelo mediático, se negó a contestar a las preguntas formuladas por la Fiscalía y la acusación particular, ejercida por la familia de Yeremi. Tan sólo accedió a responder a las cuestiones del abogado asignado a su defensa por el turno de oficio, ante el que negó tener alguna relación con la desaparición del pequeño.

Tras su comparecencia, el magistrado no decretó nuevas medidas cautelares en su contra, ya que la Fiscalía no lo consideró necesario al encontrarse ya en prisión preventiva a la espera de la celebración del juicio por el otro caso.

Desde entonces, varios testigos más han comparecido ante el juez López en relación con el caso. Uno de ellos fue el propio José R. O. B., quien prestó declaración a través de videoconferencia, tal y como explicó el delegado del Gobierno en Canarias, Enrique Hernández Bento.

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