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El Señorío de Agüimes deja buen sabor en las catas de la Isla

El blanco de la bodega municipal se alza con el segundo premio en Gáldar

El Señorío de Agüimes deja buen sabor en las catas de la Isla

Tan dorado como una alianza, tan brillante como una piedra preciosa? El vino producido en la bodega Señorío de Agüimes es una auténtica joya enológica. Así lo afirman sus cada vez más numerosos aficionados y así lo certificó también el Ayuntamiento de Gáldar la semana pasada en su Noche de vinos y pinchos, durante la que se celebró el Certamen Insular de Vinos de Gran Canaria-Joyas Enológicas. En él, el blanco de Agüimes obtuvo el segundo premio y logró de este modo superar el tercer puesto con el que había regresado a casa el año pasado.

Los 560 kilos de uva blanca que se cosecharon durante la vendimia de 2016 fueron una cantidad exigua -la responsble técnica municipal hablaba en septiembre del año pasado de "un año atípico" por las condiciones climáticas- pero eso no ha impedido elaborar un vino cuya nota de cata incluye ribetes verdosos, aromas de raíz frutal -del membrillo a la piña pasando por el albaricoque- y retrogusto a frutos secos.

La sutil presencia en el vino de todos estos matices fue reconocida por los expertos que el pasado 15 de junio formaron parte del panel que a través de una cata ciega -esto es, sin ningún tipo de etiqueta identificativa que permitiera reconocer las producciones- seleccionó el blanco Señorío de Agüimes con el distintivo de plata.

Más allá de la relevancia que otorgan los premios recibidos a lo largo de los años -ahí están para demostrarlo, por ejemplo, los nueve reconocimientos insulares de la última década ymedia- si hay algo por lo que la bodega agüimense se diferencia del resto de las que hay en la Isla es por su modelo de gestión, vinculado al Ayuntamiento. El Señorío de Agüimes, de titularidad municipal, es un proyecto creado hace 17 años para recuperar una tradición vinatera muy vinculada con el origen del municipio, en el cual se instaló la Iglesia católica -de ahí precisamente es de donde proviene el nombre que se escogió para la bodega- tras la conquista.

Existe constancia documental de que ya desde el siglo XVI la vid ocupaba un lugar destacado en las tierras de cultivo cercanas al casco, tanto en La Viñuela como en Los Cercadillos. Con el paso de los años la parra fue dejando paso a otros cultivos, como los cereales, por lo que el peso de la viticultura decayó hasta prácticamente desaparecer. Hubo que esperar hasta el siglo XXI para que la tradición vinícola volviera a brotar en el municipio. En 2001, un año después de que el Ayuntamiento construyera las instalaciones municipales que hoy albergan la bodega y la almazara, nacía en este lugar el primero de sus vinos, que aquel año logró alzarse con el primer premio al mejor de la añada en la cata del Cabildo de Gran Canaria.

Hoy, dieciséis años después de la puesta en marcha de la iniciativa, los vástagos de las parras se extienden por muchos más puntos que antaño: regresaron a Los Cercadillos, pero también a Los Alberconcillos, donde se concentra la mayor parte de la producción, a La Charca o Corralillos, tal y como detalla la concejala de Desarrollo Rural de Agüimes, Jéssica Santana.

La responsable del ámbito agrario en el municipio valora el ahínco de los 12 viticultores a los que el consistorio les compra la uva a través de la empresa pública Turismo Rural de Agüimes. Aunque todos se esfuerzan por mantener viva la producción sin fijarse en la rentabilidad económica -ausente en este caso- hay uno cuya labor ha recibido un reconocimiento unánime. Se trata de Sebastián Ortega Olivares, quien "a base de quitarle horas al sueño y con ganas de cariño" ha conseguido dar forma al vino del Señorío a lo largo de los últimos años.

Mientras el de 2016 recibe sus premios, los productores trabajan a conciencia para preparar la vendimia de este año, que arrancará durante el verano. A estas alturas las uvas listán, moscatel y malvasía que conformarán el blanco del Señorío de Agüimes de 2017 crecen tranquilamente en la vid esperando que llegue el día en el quela particular alquimia que las convierte en vino haga su magia.

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