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Guía

Los mayordomos de la Virgen

La Fiesta de Las Marías tiene su origen en 1811, cuando unos campesinos pidieron acabar con la plaga de langostas y la sequía

Nicasio Guerra, mayordomo de la Fiesta de Las Marías, prepara el interior de la iglesia de Guía. JOSÉ PÉREZ CURBELO

Guía celebró ayer la Fiesta de Las Marías, un día que no sería posible sin el trabajo de los mayordomos. Una de las fiestas "más hermosas y profundamente populares" de la isla de Gran Canaria, la Rama de Las Marías, tiene su origen en una promesa que hicieron a la Virgen los campesinos de las medianías de Guía, afectados en 1811 por una terrible plaga de langosta que devoraba sus cultivos, una larga sequía y la fiebre amarilla. Desde entonces se viene celebrando de modo ininterrumpido.

En la actualidad la fiesta se celebra durante el tercer fin de semana de septiembre. El sábado por la tarde fue la Bajada de la Rama, desde el lugar donde se hizo el Voto de Vergara (la Montaña de Vergara) hasta el pórtico de la iglesia de Santa María de Guía. Por la noche, la jornada concluyó en la plaza Grande con la celebración del Festival Folclórico de Música Canaria. Ayer a mediodía se celebró la Procesión de la Virgen tras la función religiosa y, a continuación, la popular Romería de Las Marías.

Todo ello no sería posible sin la incansable labor de los mayordomos de Las Marías, que desde comienzos de año organizan las fiestas con "más arraigo" del municipio. Luis Miguel Arencibia es el presidente de los mayordomos desde hace treinta años. "Y ya antes también forme parte durante otros diez", señaló.

Los mayordomos de Las Marías se encargan de preparar las fiestas, organizarlas, programarlas y administrarlas. "El 70 por ciento de los ingresos se consiguen a través de una rifa que los mayordomos vamos casa por casa, barranco por barranco y vereda por vereda, vendiendo los números con los que financiamos los actos", detalló Arencibia. Dos meses antes comienzan a vender los boletos a la vez que reparten el programa de las fiestas. Y así llevan 206 años. "Es un trabajo arduo, pero todos lo hacemos por la Virgen", aseguró.

Los mayordomos desarrollan su labor desinteresadamente, y en muchas ocasiones este "título" pasa de generación en generación, teniendo como única premisa el cumplimiento de la promesa y del respeto en todo momento a las tradiciones, y a la recuperación del acervo histórico, en la realización del voto hecho por los antepasados, y velan además porque esta tradición se mantenga fiel a sus orígenes.

Todo se remonta a 1811, cuando los campesinos de Guía, Gáldar y Moya realizaron la promesa a la Virgen en la Montaña de Vergara. "La labor de los mayordomos se ha ido pasando de generación en generación", desveló. En la familia de Arencibia su padre y su abuelo fueron mayordomos. Las camareras se encargan de cuidar a la Virgen y los mayordomos de las fiestas.

En Guía son 21 mayordomos, uno por cada barrio, que se encarga de que el resto de residentes formen parte de las fiestas. "A mí me gusta pensar que somos 14.000 mayordomos, porque los guienses son muy devotos", afirmó. El día de Las Marías está señalado en rojo en el calendario de los mayordomos. "Ese día cuidamos la fiesta con lupa, si hay alguien que no viene bien ataviado no se le deja pasar", declaró. Hoy, los aledaños de la iglesia están decorados por los 21 mayordomos que trabajan para que las fiestas no pierdan la tradición. "En los alrededores de la iglesia no se permite que venga nadie que no esté bien vestido, los vaqueros están prohibidos", aseguró.

Y es que el sábado no sonó ninguna banda municipal en las fiestas. "Se viene caminando desde la Montaña de Vergara hasta delante de la Virgen con ramas, bombos, caracolas, bucios y cajas de guerra", señaló. En 1811 había un batallón de infantería asentado en Guía que acompañaba a la Virgen, por eso aún suenan las cajas de guerra en las fiestas actuales. "Se trabaja para que ningún elemento se pierda en el tiempo", desvela Arencibia, que fue nombrado hijo predilecto del municipio por su trabajo en las Fiestas de Las Marías.

Augusto Álamo es de los pocos mayordomos que no heredó el oficio. "Soy el primero de mi familia", señaló. No es el único, pero ser mayordomo de Las Marías implica un sacrificio y un amor por las fiestas que pocos pueden profesar. "En Guía hay mucha devoción", asegura, "yo comencé sugiriendo y acabé embarcado", añadió. De eso hace ya 18 años. "Te ayuda a vivir las fiestas con más fervor", aseguró.

Este año han querido rendir un sentido homenaje a José González, quien fuera mayordomo durante 40 años y que falleció el año pasado. "Era de la vieja guardia", describe Álamo, recordando que fue de los pocos que quedan que iban de barranco en barranco para que nadie se perdiera el programa de las fiestas. "De los más dedicados, hizo de todo por esta fiesta", señala Arencibia.

El pasado fin de semana, como todos los años, los mayordomos lanzaron los voladores a las 8.00 horas para recordar al municipio el día grande. "Es una tradición más, así se anuncia en cada barrio las fiestas", detalló Arencibia, que veló por la Fiesta de Las Marías.

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