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Arrecife La capital concluye sus fiestas patronales

La bendición del obispo de Arrecife

Cientos de fieles arropan a San Ginés en su día grande en misa y en la procesión por la ciudad

Autoridades y feligreses, ayer, durante la misa en la parroquia de San Ginés. ADRIEL PERDOMO

La tranquilidad de las calles del centro de Arrecife, como si de un domingo se tratara, contrastaba en la mañana de ayer con el bullicio de fieles y curiosos que esperaban en la Plaza de Las Palmas la salida de San Ginés del interior del templo en su día grande.

María Toledo y Benjamín García, vecinos de Playa Honda, trataban de refugiarse del calor del mediodía bajo las hojas de una de las palmeras de la plaza, cuya sombra también compartían Pepito Rodríguez y su mujer, Ana María de la Cruz, quienes prefirieron "esperar al fresco al santo porque en la iglesia no se puede respirar de tanta gente que hay".

En uno de los laterales de Las Palmas, en el interior de la biblioteca católica, los músicos de la banda terminaban de afinar sus instrumentos para acompañar con su repertorio de marchas la procesión. Faltaba cerca de una hora para la salida de la imagen y efectivos de la Policía Local y Protección Civil de Arrecife aguardaban en la calle para guiar el trono y parar el tráfico donde hiciera falta.

Los políticos más rezagados o sin ganas de entrar a misa, o ambas cosas a la vez, iban llegando y formaban corrillos para matar el tiempo. También los hubos puntuales, como el alcalde de Arrecife, José Montelongo, y los concejales Zebensuí Rodríguez, Rafael Juan González, Samuel Martín y Tomás Fajardo, la consejera de Turismo, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, María Teresa Lorenzo, y la presidenta del Parlamento regional, Carolina Darias.

Desde el exterior se escuchaban las voces de la Coral de Arrecife y los acordes del acompañamiento musical del repertorio de la misa canaria cantada de Luis Prieto.

Agustín Lasso, párroco de La Vega, Titerroy y La Graciosa, y en el nuevo curso, del municipio de Tías, presidió la misa en honor a San Ginés. Lo sustituirá Manuel Arencibia Rivero. El cura de Tías, Ricardo Miranda, presente ayer también en San Ginés, irá a Agaete, en Gran Canaria.

Lasso puso de ejemplo la vida de este santo, antes obispo, procedente de la localidad francesa de Clermont Ferrand y que "entregó su vida a los necesitados, los huérfanos, los peregrinos, las familias o los enfermos".

"San Ginés fue obispo por obligación", recordó Lasso, "después de que el pueblo le encomendara en dos ocasiones tal cometido porque se mostraba reticente. El pueblo confió en él y a pesar de la resistencia de su corazón no lo defraudó". Invitó a los feligreses, "como hizo Jesús, a salir de nosotros mismos y sin dejar de mirar atrás para no olvidar de dónde venimos, mirar también hacia adelante llenos de esperanza e ilusión, a pesar del miedo y la incertidumbre que a veces nos acompañan".

El cura animó además a los presentes "a ponerse en el camino y salir al encuentro de los otros y ayudarlos. Los marginarán, los dejarán solos y, si no, repasen la vida de todos los santos y no escapa ni uno", advirtió Lasso, "pero las cosas pueden ser diferentes y un testimonio de ello es Jesucristo".

Faltaban diez minutos para la una de la tarde, casi hora y media después del inicio de la misa, cuando la imagen apareció en la puerta derecha del templo preparado para iniciar el recorrido. En ese momento, un repique de campanas anunció su presencia.

A diferencia del año pasado, a San Ginés no le llegó esta vez la brisa del mar. Las obras de remodelación de la avenida marítima obligaron a variar el itinerario y tomar la calle Canalejas desde Coronel Bens hasta La Plazuela, después de haber pasado por la Plaza de Las Palmas, Aquilino Fernández, Nicolás Martín, Manolo Millares (antes José Antonio), para regresar a su iglesia por Academia una hora después de haber iniciado la marcha, en torno a las dos de la tarde.

Algunas vecinos, para evitar el calor, prefirieron quedarse en su casa y ver a San Ginés desde su balcón o a través de la ventana. "La bendición de San Ginés es igual en la altura que en la tierra", afirmó la vecina Tinita Díaz.

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