Un canario universal. El lanzaroteño Francisco Fernández de Bethencourt (Arrecife, 1850- Madrid ,1916) está considerado como el padre de la geneaología moderna al renovar la ciencia genealógica en España y constituirse en referente internacional por su sistemática enciclopédica. Coincidiendo con el centenario de su nacimiento se ha promovido el Año Genealógico Francisco Fernández de Bethencourt (1850-1916) con el que se pretende dar a conocer la figura de un conejero que perteneció tanto a la Real Academia Española de la Lengua como a la Real Academia de la Historia.
"Francisco Fernández de Bethencourt fue un erudito canario con proyección universal: periodista, escritor, historiador, político, genealogista y heraldista", resalta Eugenio Egea Molina, uno de los coordinadores de los distintos actos del centenario.
Fernández de Bethencourt nació en Arrecife el 27 de julio de 1850 y al igual que los lanzaroteños nacidos en la capital de la isla en esa época se bautizó en la parroquia de San Ginés. Sus padres fueron Francisco Ramón Martínez Delgado, un capitán de la marina natural de Santa Cruz de Tenerife aunque oriundo de Sevilla y la lanzaroteña, natural de Tinajo, María de la Concepción de Béthencourt-Ayala y Mujica.
Aunque se trasladó a Gran Canaria a realizar estudios ecleciásticos pronto dejó el seminario para iniciar la carrera de Derecho en La Laguna en Tenerife. Fue en esta isla donde también ejerció como periodista creando el periódico La Lealtad. Fue precisamente en Tenerife donde comienzan sus investigaciones genealógicas.
Entre sus obras más destacadas dentro de la genealogía se encuentran el Diccionario histórico, biográfico, genealógico y heráldico de la Provincia, Anales de la Nobleza de España, Les Ordres de Chevalerie en Espagne, La Genealogía y la Heráldica en la Historia (discurso de entrada en la Real Academia de Historia de España en 1900), La Corona y la nobleza de España y la Historia Genealógica y Heráldica de la Monarquía Española, Casa Real y Grandes de España.
Con 28 años, publicó el primer tomo de Blasón y Nobiliario de Canarias, al que siguieron seis más, entre 1878 y 1886. Posteriormente, revisado y actualizado por una junta de especialistas coordinados por el profesor Juan Régulo, en los años 50 del pasado siglo, pasando a denominarse Nobiliario de Canarias, publicado en cuatro tomos.
Según los promotores del centenario "si bien puede entenderse, a tenor de su obra, que centró su interés en la aristocracia, sin embargo, marcó el camino de una escuela de investigación, introduciendo el método de la escuela francesa de Borel, que ha desembocado en la genealogía como estudio de la familia", destacan.
El conjunto de su bibliografía le abrió las puertas de la Real Academia de Historia el 29 de junio de 1900 y la de la Real Academia Española de la Lengua en 1914. ; aunque, mucho antes, su inquietud intelectual, lo había hecho merecedor del nombramiento como socio de número de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife en 1870. Durante su estancia en Madrid, ciudad en la que falleció, se codeó con la corte de Alfonso XIII, hasta el punto que fue Gentilhombre de Cámara con ejercicio del Rey Alfonso XIII.
